"Tú y yo nacimos para morir"
Luego de un leve encuentro del príncipe Daemon y Lady Rhea Royce por orden del rey para asegurar su matrimonio, Rhea Royce quedó en cinta de mellizos.
Luego de 9 largas lunas, nacieron los Príncipes Rhaegar y Alyssa II...
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Años 115 d.c.
King's Landing.
Horas después.
La sombra de Caraxes cubría Desembarco mientras seguía su camino hasta la fosa donde esperaban los cuidadragones a la llegada del príncipe Daemon, El dragón seguía su ritmo lento y cauteloso algo que hacía a su jinete sonreír.
Desde el momento que el dragón olfateó a los infantes supo que eran hijos de si jinete, tanto jinete y dragón tenían una relación tan fuerte que él mismo sentimiento que sentía Daemon por proteger a sus hijos lo sentía su dragón.
Al aterrizar con ayuda de Caraxes quien bajó su lomo para que Daemon pudiese bajar fácilmente, el príncipe Daemon bajo con ambos niños en brazos. Quienes habían caídos profundamente dormidos hace ya algunas horas, en la fosa los cuidadragones se llevaron a Caraxes hasta la cueva mientras que el príncipe fue hasta un carruaje que estaba por su espera para llevarlo al castillo.
Subió en él mientras ajustaba a sus hijos en sus brazos. Ninguno de los niños se despertó cuando el carruaje avanzó pero al llegar al castillo la pequeña se removió por una extraña sensación que la invadió.
En la fortaleza roja había un revuelo, era el día de la boda de la delicia del reino. Quien fue casada con su primo, el primogénito de Lord Corlys Velaryon.
Luego de meses en busca de un esposo digno y la sorpresiva propuesta de Daemon a su hermano, el rey decidió casarla inmediatamente con Laenor Velaryon. Siendo para muchos una decisión apresurada pero el rey hizo oídos sordos y frente a los dioses ambos habían sido unidos en matrimonio.
A altas horas de la noche se estaba llevando a cabo el gran banquete en honor a tal unión, el príncipe Daemon se había perdido la ceremonia pero no le interesaba. Sus hijos eran más importantes.
Daemon se bajo del carruaje con los niños y se dispuso a adentrarse por los pasillos oscuros, iluminados únicamente por antorchas.
Su caminar era rápido, tratando de evitar que alguien no deseado pudiese ver a sus hijos. El odio que sentía hacia la familia de la reina consorte era palpable.
Mientras caminaba apresurado no notó que una pequeña figura lo había visto.
El pequeño niño que apenas podía pronuncias algunas palabras y había logrado aprender a andar sin tropezarse lo había visto.
El príncipe Aegon iba en busca de una galleta a la cocina pero su misión se vio interrumpida por la figura de su tío, quien caminaba a presuroso y observaba a todos lados evitando que alguien pudiera verlo. Como si llevase un gran secreto con él, se armó de valor y decidió seguirlo a donde sea que fuese. Pues, lo que más llamó la atención del niño fue las extrañas figuras que cargaba en brazos.
