Marzo, 2004.Katalina caminaba a paso ligero por las calles del barrio de al lado, buscando a la persona que le había encargado maría. En una esquina, cerca de un parque, vio un grupo de chavales de entre 15 y 17 años. Y, entre todos ellos, estaba su cliente. Así que se acercó con seguridad.
-¿Quién de vosotros es Dylan?- preguntó con voz alta y firme.
Un chico alto e imponente dio un paso hacia delante, saliendo de la pelota de humanos que formaba el grupo. Era musculado y apuesto. Sus facciones eran marcadas. Katalina se fijó en su pendiente en la oreja izquierda y la raya en su ceja derecha.
El chico, al verla, se quitó la gorra y se peinó el pelo para atrás, después se la volvió a poner del revés. Su profunda y oscura mirada recorrió el cuerpo de la chica para luego clavarse en sus ojos
Katalina extendió su mano para "estrechársela" y así intercambiar la bolsita de hierbas con el billete de 5 euros. Ella deslizó su mano al bolsillo de su abrigo para guardar el dinero y el chico hizo lo mismo con la bolsita.-Un placer, espero que te guste- dijo Katalina formalmente.
Dylan formó una media sonrisa, volviendo a recorrer el cuerpo de la chica con la mirada.
-¿Ya te vas? Quédate un rato, nena- vaciló.
Katalina volteó la cabeza para que no pudieran ver su gesto y puso una mueca de asco y rodó los ojos. No soportaba a esta clase de tíos. Pero, por muchas ganas que tuviera de responderle mal, debía tratarle bien, pues no quería perder un cliente. Volvió a mirarle y forzó una sonrisa.
-No, gracias.
Ella, sin más, se dio la vuelta y comenzó a caminar, dejándole con la palabra en la boca.

ESTÁS LEYENDO
Gangster love
Teen FictionLa casa de una familia de drillers adinerada pero, sin embargo, humilde, es ocupada por una familia de ladrones con escasos recursos (su sucio dinero se lo gastan, mayoritariamente, en drogas). Bajo las amenazas de esta, a la familia Montoya no le q...