1. Un viaje a la oscuridad

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Enero

La vida es tan incierta, el destino a veces es tan generoso y en otras ocasiones es muy cruel.

-Lo siento, no resistió la cirugía -el doctor nos dió esa noticia.

Empecé a escuchar llantos y gritos pero yo no podía moverme, mi cerebro empezó a trabajar como nunca, mil recuerdos me invadían y no me di cuenta que estaba llorando hasta que sentí que alguien limpiaba mi rostro y me abrazó tan fuerte que pude reaccionar.

-No -susurré -¡NO, NO! -grité y empujé a la persona que me estaba abrazando, no me di cuenta que la había lastimado hasta que una enfermera fue hacia ella y pude ver sangre en su codo.

-Melissa, lo siento, discúlpame Mel -era mi mejor amiga de toda la vida.

-No nena, no tienes por qué disculparte -me volvió a abrazar.

-Me quedé sin ella Mel ¿Qué haré? -mi llanto era incesante.

-Lo siento mucho Chris, no voy a decirte que estés tranquila y que ya pasará porque estoy segura que no es fácil, pero estoy aquí nena, para ti.

-Gracias -respondí como pude y luego de un rato caí en cuenta de algo.

-Mel, ¿Qué sabes de la bebé?

-Está en UCIN Chris, el doctor nos dijo que tenía síndrome de SALAM -la miré sin comprender.

-¿Qué es eso?

-Absorbió el líquido amniótico Christina. Tuvo sufrimiento fetal y en el primer hospital no la atendieron porque no tenía seguro y la bebé ya presentaba taquicardia.

-Son unos desgraciados, no puede ser que les importe más eso que la vida de las personas.

-Se hará justicia nena

-No debí dejarla sola, es mi culpa -rompí en llanto

-Chris, no es tu culpa. Lo que pasó aquí también fue negligencia -mi cara de sorpresa fue muy evidente.

-¿Qué quieres decir? -mi poca paciencia y estabilidad ya se acababan -habla Melissa.

-Pues, le hicieron esperar para que sea un parto normal porque ya estaba dilatada pero ella necesitaba en ese momento una cesárea de emergencia.

-¿La mataron? -susurré mientras sollozaba y cerraba mis puños con fuerza.

-La bebé primero tuvo taquicardia, la doctora le hizo pujar por su dilatacion pero una enfermera me dijo que la bebé no estaba encajada y después de cuarenta minutos ambas presentaron bradicardia y otro doctor se tomó el atrevimiento de llevarla a sala de operación para hacerle una cesárea de emergencia.

-¿Sabes el nombre de esa supuesta doctora? -le pregunté con mucha impotencia.

-No nos han querido decir formalmente pero la enfermera me dió el nombre, es Lucia Valverde.

Me levanté enojada y fuí en busca de esa doctora gritando como loca, no me importaba si llamaban a seguridad o despertaba a un paciente o incluso si revivía a alguno que acababa de morir.

-¿Dónde está Lucia Valverde? -le grité a la señorita que estaba atendiendo en recepción -Digame, ¿dónde diablos está esa maldita asesina?

-Señorita por favor, cálmense y haga silencio.

Los de seguridad se acercaron a mi pidiéndome tranquilidad como si fuera fácil, el director del hospital se acercó y me dijo que lamentaba mi pérdida, pero que no hubo negligencia. No podía creerlo, que fácil se lavan las manos y se ayudan entre ellos en cubrir sus errores. El idiota me pidió guardar silencio y mantener la compostura.

Destino o Casualidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora