Primero

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"Ya lo saben, señor"

Shin Hari le entrega el celular con la nota más reciente a su jefe, Lee Dongmin.

Él lee todo, con las cejas fruncidas, no pudiendo creer el hecho de que apenas han pasado quince minutos ¡quince!, la prensa sí que era rápida.

"Lee Dongmin, presidente de uno de los emporios más importantes de Corea, luego de ciertas especulaciones sobre su verdadera casta, el día de hoy podría ser confirmada debido a ciertas fotos donde se le nota protegiendo su estómago, sin mostrar el rostro. El guapísimo y multimillonario Lee Dongmin cada vez más cerca de confirmarse omega y ¿embarazado?"

El mismísimo Lee Dongmin leyó en voz alta, deslizando la pantalla con su dedo pulgar, observando las fotos que le habían sido tomadas por los reporteros minutos atrás.

La asistente le retira el aparato cuando lo ve temblar como hoja por caer de un árbol en pleno otoño, diciéndole que pronto le traería un té para calmar los nervios.

Lee Dongmin, único heredero y presidente de Lee's Illusion, una empresa que manejaba varios negocios. Pastelerías, un hospital privado, inmobiliaria y seguros de vida, él era dueño de todo eso desde el momento en que fue engendrado. Fue criado y educado para manejar la empresa, cosa que jamás le molestó, le gustaban los negocios, el dinero y tener poder, sabía que con esas tres cosas jamás le faltaría algo.

A la edad de 16 años se presentó como omega, su padre se mantuvo callado y alejado de él por un tiempo, pensando si era buena idea o no el dejarle todo a Dongmin debido a su casta. No sabía si un omega sería capaz de manejar todo por él mismo, tal vez era mejor buscar algún sobrino alfa para aquella tarea, no quería que por alguna equivocación sus décadas de trabajo se fuesen a la basura.

Sin embargo, a través de los años Lee Dongmin le demostró a su padre que nadie más que él era perfecto para el puesto. Muchas ocasiones lo llevó a juntas ejecutivas, además de que en sus tiempos de universidad siempre fue elogiado por su buen desempeño y gusto por los negocios, claro que era perfecto para dirigir tal emporio.

"Nadie puede saberlo, Dongmin, comenzarán a tratarte diferente, es mejor guardarlo si no quieres que pasen sobre ti" su padre le había dicho antes de entregarle la presidencia, cinco años atrás.

Dongmin sabía a qué se refería. Nadie más que sus allegados debía saber que era omega, sino nada lo tomaría en serio.

¿Un omega manejando tan importante empresa? díganle otro chiste a los coreanos, por favor.

Entonces así fue. Muy difícil no se les hizo, debido al porte que Dongmin llevaba, todo indicaba que era un respetable alfa, solo los centímetros de menos que tenía con los demás hacían la diferencia pero a nadie parecía importarle eso. Años y años de usar inhibidores de olor, ocultando su real aroma suave y dulce de omega.

La prensa siempre preguntaba porque tan distinguido alfa no dejaba a la luz su olor, seguro era uno muy rico debido a la buena familia a la cual pertenecía. Prefería evitar la pregunta o decir que era para hacer sentir más cómodos a sus trabajadores omegas y no intimidarlos.

Hasta hace cuatro meses atrás, cuando, lo que parecía ser uno de sus hombres de confianza, había olido su celo, cuando su olor más se hacía fuerte. Este no dudó ni un segundo en ir al periódico más famoso de toda Corea a revelar su descubrimiento por unos cuantos miles de wones. Fue investigado por la gente de Dongmin pronto despedido sin liquidación alguna, además de que se llevó una fuerte demanda por parte de los abogados del omega.

Desde ese entonces la prensa ha estado tras Dongmin y su familia, tratando de sacar información sobre si era en verdad un omega o alfa, cosa que lo tenía cansado, es por eso que decidió tomarse unos cuantos días de descanso y celebrar el cumpleaños de su madre en su ciudad natal, donde ahora sus padres residen, lejos del caos de la gran ciudad.

El bebé del presidente | BinwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora