Tercero

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La tinta negra de los tatuajes contrastaban notablemente contra la nívea piel de Moon Bin, por lo que su novio se detiene a observar después de vestir a su bebé con un enterizo café que le cubría hasta los pies, en la planta de los pies simulaba patitas de oso pardo, en su cabecita la cubría un gorrito con orejitas del mismo animal, todo regalo de la hermana menor del alfa.

Parte de la espalda, el pecho, a lo largo de los hombros hasta sus codos y uno que otro en el estómago, eran los lugares donde la tinta manchaba el cuerpo del alfa.

"Hoy es mi cita" el mayor de la habitación habla pasivo, poniéndose la camiseta negra que se extendía en la cama, minutos antes Dongmin la había puesto ahí para él.

Trajeado como era usual, lo observa desde su lugar, tomando a Kangmin en brazos, acomodándose contra su cuerpo, el bebé se mantiene con los ojos abiertos, succionando de su chupón lila.

"¿No era hasta el fin de semana?"

"Hoy no tengo nada que hacer así que será hoy"

"¿Qué te harán?"

Bin apunta a su espalda, sin decir nada pero Dongmin entiende. Las alas que traía ahí no estaban terminadas por lo que este día sería cuando por fin las acabaran, llevaba meses con ellas incompletas pero con el trabajo y atender a Kangmin el tiempo se vio comprometido.

"¿Aún irás a la oficina para el almuerzo?"

"Sabes que sí, Dongminie" sonríe para tranquilizarlo, había visto sus cejas juntas en preocupación.

Hoy era el primer día que volvería al trabajo después de 3 meses, se sentía foráneo pero estaba entusiasmado. El manejo de la empresa era su vida y el tiempo que estuvo lejos de ella fue extraño, aunque valió la pena. Hasta el momento, no se había perdido nada de su bebé y no pensaba hacerlo, sabe que cada detalle o movimiento nuevo de Kangmin valía la pena ser observado y presenciado.

"No llegues tarde o me enojaré" trata de lucir intimidante pero al ser tan temprano en la mañana un puchero es lo máximo que puede mostrar.

Bin se ríe, tomando su tiempo para besarlo como le gustaba hasta que Kangmin se quejó entre sus cuerpos, siendo aprisionado.

Una vez todos listos, el chofer del presidente le ayuda con las cosas que llevará a la oficina, acomodándose en el maletero del auto mientras él mismo pone a su bebé en la sillita adaptada a su auto empresarial, no fue nada fácil hacerlo pero después de tres horas rascándose la cabeza pudo ponerla y asegurarla como fue debido.

"Si pasa algo me llamas"

"Vas a tener la espalda llena de piquetes de aguja, no creo que vayas a poder hacer mucho por mi" se burla "si lloras me envías fotos, por favor"

Bin gruñe, negando con la cabeza ante las bromas de su novio. Besa sus labios una última vez con el fin de ahora si, despedirse.

Al llegar a la oficina todos lo reciben con una sonrisa en el rostro, felices de ver a su jefe saludable y de vuelta. Las venias son bien recibidas con la sonrisa más diminuta de todas en sus labios. Muchos estiran sus cuellos para poder observar mejor al bebé que descansa entre los brazos del presidente, pero este está muy bien escondido en el cuello de Dongmin, abrumado por tantos olores rodeándolo y no reconocer ninguno. A su espalda camina Hari, cargando la pañalera y el portabebés que pronto sería utilizado.

"¡Dongminie!" el presidente sustituto lo abraza apenas lo ve, evitando ser muy rudo debido al pequeño bebé en los brazos de su jefe "es increíble tenerte otra vez aquí"

"Hola, Jinwoo"

"Perdón por no haber ido antes a conocer a Kangminie pero el trabajo aquí es mucho, no sé cómo lo aguantas"

El bebé del presidente | BinwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora