capitulo 12

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Me desperté a causa de un ruido. Mire toda mi habitación asustada, estaba llena de sudor. Había tenido una pesadilla pero no me acuerdo exactamente de qué se trataba.

Me levanto de la cama y me fijo en el reloj que hay en mi mesita de noche y me doy cuenta de que es la 1 de la mañana.

"eso explica porque aún es de noche"

Voy hacia mi puerta e intento abrirla pero está cerrada con llave.

Se escucha otra vez el ruido pero ahora está más cerca, luego otra vez pero ahora fue como si quisieran tumbar la puerta.

Cojo lo primero que encuentro y me encierro en el baño, intentando recuperar mi respiración, pero cuando alzo la cabeza hay una silueta de una persona.

Intento gritar pero me tapan la boca, cojo mi celular que fue lo primero que encontré y enciendo la linterna, la cual es muy potente, y se la coloco en los ojos.

Inmediatamente me suelta la boca y escucho sus quejidos.

— Joder, Clary me has dejado ciego.

— ¿Edmunt? — pregunte.

— Rayos eso duele, ¿sabes el daño que me causaste?

— Perdón pero pensé que eras otra...cosa.

— Me estás diciendo cosa.

— No, no quise decir eso.

— Pero lo insinuaste, sabes ya no voy a hablarte.

— pero que haces aquí y en mi baño. ¿Cómo entraste?

— Por la ventana. Nadir está vigilando porque no confiábamos en tus padres — dice Edmunt ahora más tranquilo.

— Mm...ok, pero...

— no hay tiempo para peros ¡hay que salir de aquí!

Salimos por la ventana del baño y veo un carro Audi negro aparcado en la calle del frente.

Corremos hacia él y cuando estoy por montarme veo a mis "padres" saliendo de la casa vestidos de negro y con una cara de enojo que casi parecen la del exorcista.

Me monto al auto y por alguna razón el carro no enciende.

— Joder ¿por qué esto siempre pasa en las películas de terror? ¡Edmunt rápido! ¡Vienen hacia acá!

— ¡Ya voy! ¡No ves que no enciende!

Y... Al fin prendió. Edmunt conduce lo más rápido que pudo hacia el castillo.

Cuando entramos en el castillo Dylan se me tiro encima como si su vida dependiera de ello al igual que los otros.

— ¡Estábamos muy preocupados por ti! — gritan casi a la vez y me aprietan a ellos más fuerte.

— Ok, dejen que respire, posiblemente ya la mataron — dijo Nadir que se había quedado apartado del abrazo grupal.

Todos se fueron alejando poco a poco hasta por fin pude respirar.

— Mm... Necesito hablar con Nadir — dije.

— Bueno nosotros como que sobramos aquí — dijo Dylan empujando a todos para que se fueron y guiñando el ojo antes de irse.

Y en 5 segundos ya todos se habían ido.

— ¿Por qué no me dijiste que todavía no habían quitado las cámaras? — digo fingiendo enojo.

— Se...me ol...olvido — dijo rascándose la nuca y mirando hacia otro lado.

Signo número uno de que está mintiendo.

— Quiero la verdad.

— Bien, lo que pasa es que no confiaba en tus padres.

— Vale, no importa.

Inmediatamente alzo su cabeza y me miro con los ojos muy abiertos.

— ¿No estas enojada? — dice Nadir claramente confundido y acercándose quedando a milímetros mío.

— No, me acaban de salvar la vida, no puedo estar enojada — digo sonriendo y acercándome más a él, le beso la mejilla y me quedó viéndolo a los ojos muy de cerca.

Nadir pone su mano en mi mejilla y se acerca más a mí inclinándose para quedar a mi altura...

En eso llegan las gemelas.

— Nadir ¿qué le estás haciendo? — pregunta Fiona.

Y... Nadir se aleja de mí las mira asustado y sale corriendo. No espera... ¿Qué?

Y como por instinto también salgo corriendo en busca de mi habitación.

Entro a una habitación y no me doy cuenta de que es la habitación de Nadir hasta que escucho la regadera del baño.

"Hay no, ¿en que me he metido?"

Corro hacia la puerta y no se abre.

"joder, posiblemente las puertas me odien"

Trato de abrirla con más fuerza pero no sede.

En eso escucho como la puerta del baño se abre y sale Nadir de el.

— ¿Qué haces en mi cuarto? — dijo Nadir saliendo del baño chorreando agua del cabello y una toalla en la cintura, tiene un cuerpo de un dios griego.

— Emm, yo me...estaba buscando mi cuarto, y me equivoque — fijo estoy roja como un tomate, ¿por qué a mí?

— Pero si te hubieras equivocado te hubiera metido a uno de los cuartos del segundo piso, no a mi torre.

— Si y tu ¿qué? No sabía que corrieras para escapar de tus hermanas.

— No me cambies el tema.

— Agh, no importa. Me puedes abrir, la puerta no abre.

Nadir se acerca a la puerta gira el pomo y la puerta se abre como si nada.

— Agh, las puertas si me odian — digo en un susurro para que Nadir no me escuche.

— ¿Como?

Mierda si me escucho.

— No, nada... adiós.

Y salgo de su habitación en busca de la mía y repitiéndome que CASI BESO A Nadir o por Dios y tal vez si quería a hacerlo.

Rayos.

Vida...¿perfecta?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora