El crepúsculo se cierne sobre el castillo Dimitrescu, llenando los largos pasillos de sombras y un aire de misterio. Elizabeth sabe que Donna Beneviento está de visita para ver a su hermana, Alcina, y mientras ellas conversan en privado, se encarga de preparar un té especial. Es una costumbre ya establecida que, cuando Donna viene al castillo, ella sea quien le sirva el té, siempre procurando que sea perfecto para Donna.
Con la bandeja en mano, se dirige al salón donde Alcina y Donna se encuentran. Al entrar, las dos hermanas están hablando en voz baja. Alcina, siempre imponente y majestuosa, le lanza una mirada de aprobación antes de excusarse un momento para atender otro asunto, dejándola a solas con Donna.El ambiente cambia cuando Alcina se retira. Donna, siempre tan reservada y callada, se queda sentada en uno de los sillones, sus manos delicadas jugando con los pliegues de su vestido negro. La marioneta Angie reposa en su regazo, como siempre, pero en este momento parece más tranquila, casi desinteresada en lo que sucede.
Con cuidado, Elizabeth se acerca a Donna, con la bandeja en sus manos. Sus ojos, apenas visibles detrás del velo negro, la siguen con una intensidad silenciosa, como si estuviera estudiando cada uno de sus movimientos.
Elizabeth: "Señora Beneviento, le he traído su té favorito. Espero que sea de su agrado."
Coloca la taza frente a ella con una reverencia respetuosa. Donna asiente suavemente, pero no dice nada. La conoce lo suficiente para entender que no se siente cómoda con muchas palabras, y prefieres respetar su silencio. Sin embargo, Elizabeth siente esa mirada persistente desde detrás del velo, como si intentara descifrar algo en ella.
Unos segundos pasan en silencio, y finalmente, decide romper la tensión con algo que ha querido decirle desde hace tiempo, algo que sabe que podría sorprenderla.
Elizabeth: "¿Sabe, Señora Beneviento? Disculpe mi atrevimiento, pero la he visto sin su velo en alguna que otra ocasión... y me parece mucho más hermosa sin él."
Sus palabras flotan en el aire, suaves pero cargadas de sinceridad. Por un momento, Donna se queda completamente inmóvil, como si no supiera cómo reaccionar. Luego, casi imperceptiblemente, Elizabeth ve cómo sus manos se tensan levemente en su regazo, y un leve rubor comienza a colorear sus mejillas bajo el velo.
Donna baja la mirada, evitando la de ella. Aun así, no puede evitar que un pequeño temblor traicione su habitual compostura. Elizabeth siente que la ha tomado completamente por sorpresa, y su reacción es una mezcla de timidez y una extraña sensación de vulnerabilidad que rara vez muestra.
Finalmente, después de lo que parece una eternidad, Donna murmura en voz baja, su tono temblando ligeramente:
Donna: "Gracias... Elizabeth... Eso... significa más de lo que crees."
Su voz, aunque apenas audible, está impregnada de emoción contenida Es evidente que sus palabras la han tocado profundamente, algo que tal vez nunca antes haya experimentado de esta manera. Donna aprieta un poco más su agarre en el velo, como si no estuviera segura de qué hacer a continuación, pero también hay una suave curva en sus labios, una tímida sonrisa que apenas logra vislumbrar Elizabeth.
El silencio que sigue no es incómodo, sino lleno de una nueva conexión entre las dos. Elizabeth sabe que Donna es una persona que no confía fácilmente, pero con ese simple comentario, ha logrado acercarse un poco más a su corazón.
Elizabeth: "Siempre es un placer servirle, Señora Beneviento. Si me necesita para cualquier cosa, estaré aquí."
Ella se inclina respetuosamente antes de retirarse, dejándola con sus pensamientos. A medida que se aleja, siente su mirada seguirla, no con la habitual reserva, sino con una calidez y admiración silenciosa que antes no estaba allí.
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Escenarios RE8
RomanceEste Wattpad no es un fanfic tratará sobre los escenarios de mi Realidad Deseada de Resident Evil 8, me hace simplemente ilusión publicarlo