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Nicolle

El chico no se había movido de su lugar, al igual que nosotras. Podía sentir a Sam apretando mi muñeca, mientras Eun-Ji temblaba detrás de mí.

Yo estaba en las mismas condiciones que ellas dos. Él estaba aquí. ¿Y si nos mataba? ¿Y si nos llevaba con su líder? ¿Qué nos harían?

—Veo que aún te acuerdas de mí—. Volvió a hablar y yo sabía que esas palabras iban dirigidas a Sam— Me sorprende— Él parecía realmente sorprendido—. Eras muy pequeña.

—No nos lleves con ellos—. Rogó Sam y Leví la miró con un poco de pena, ¿Sería real?

—A ellos no les agradará saber que dejé escapar una joya tan especial como tú—. Dijo— Ya los conoces. Son muy ambiciosos con su trabajo.

—¿Quién es su líder?— pregunté, tratando de mantener mi voz firme.

—Andamos sin rodeo—. Comentó con diversión posando sus ojos en mí. Al hacerlo, pude jurar que estos se abrieron más de lo normal con...¿Sorpresa?—¿Te conozco?— preguntó regresando a su actitud anterior.

—No lo creo—. Respondí y me corrí hacia atrás cuando este se acercó más hacia nosotras.

—Te me pareces a alguien...

—¿Quién los guía?—volví a preguntar.

—¿Quieres saberlo?— preguntó y se acercó por completo hacia nosotras, hasta el punto en que su nariz rozaba la mía— Entonces vas a conocerlos.

Dicho eso, abrió el saco de par en par y nos tapó a las tres. Fueron unos segundos en silencio antes de que los fuertes sonidos generados por la batalla volvieran a escucharse.

Una vez que nos separó, caí hacia atrás, quedando sentada sobre mi trasero y sentí la presencia de mis amigas detrás de mí. Tuve que pestañear varias veces para recuperar la visión, pues no me había dado cuenta de que había tenido los ojos cerrados todo ese tiempo.

—¿Qué es esto?— preguntó una voz burlona y yo subí la vista hacia él.

Su cabello rubio iba recogido en una cola baja con dos flequillos corridos hacia adelante, dejando a la vista un par de cejas claras y ojos azul cielo. Una pequeña barba rubia y labios rojos en forma de corazón. Vestía de negro y llevaba una cantimplora colgando de su pantalón.

Miré detrás de él y mi piel se erizó cuando noté al chico que había irrumpido en el apartamento de Suiza. Vestía de la misma forma que aquella vez, solo que esta vez llevaba una venda cubriendo su cuello. Él no nos prestó mucha atención, hasta que Leví le habló.

—Estas chicas me las encontré ocultas dentro de un agujero en un edificio—. Dijo el espectro con total desinterés, mientras el rubio sonreía divertido, mirando de una a la otra— Entre ellas estaba Sam—. Añadió, tomando a Sam del brazo y obligándola a ponerse de pie. Yo miré a la chica, que se veía muy asustada y luego al chico detrás de ella, quién parecía un poco divertido por la situación. Hasta su sonrisa era tenebrosa— Fue toda una sorpresa—. Comentó con humor.

El chico de la cantimplora hizo un gesto parecido al de la sorpresa al mirar a Sam y luego se acercó a nosotras. Eun-Ji y yo aún nos encontrábamos en el suelo, pero Sam ya estaba de pie siendo agarrada por Leví.

— Sam, Sam, Sam...— pronunció varias veces su nombre— Veo que has crecido bastante. Ya no eres esa pequeña asustadiza. ¿Te acuerdas de mí?- preguntó— Solía llevarte dulces de la cocina para que dejaras de llorar.

—Luka—, respondió Sam con las cejas fruncidas, al igual que su rostro— ¿Por qué hacen esto?

—Sabes como son las cosas, Sam—. Respondió el rubio—Los superiores ordenan y nosotros acatamos sus órdenes.

Aries HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora