Capítulo seis: el nuevo integrante

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Irene despertó sacudiéndose. Abrió la tapa del ataúd y se incorporó apoyándose contra esta.
Algo la había hecho regresar a la realidad súbitamente, aunque desconocía el porqué.
Caminó lenta y pesadamente por la habitación, sin saber muy bien qué hacer. Todo el mundo dormía a esas horas y aquello no la tranquilizaba, necesitaba hablar con alguien, preguntar lo que fuera...
Dirigió la mirada a los ataúdes que tenía en frente, los de sus compañeras de revuelta, África y Claudia. Ambos llevaban cerrado días.
"no es normal que duerman tanto", pensó. "quizá... No, eso no, somos inmortales".
Suspiró y salió de la habitación buscando a tientas la cocina.
Pensó que la comida quizá podría ayudarla a olvidar esa sensación de angustia.
Palpando encontró finalmente la puerta que buscaba, la abrió y dio la luz.
-¡Javi! ¡Me asustaste! No esperaba verte aquí.- Exclamó dirigiendo una mirada sorprendida a su pareja.
-Tenía ganas de comer alguna cosa. Estoy arto de que nos controlen las raciones de sangre que tomamos al día.- Dijo él dando un largo trago a una jarra de vidrio que tenía entre sus manos.
-Pásala.- Terció ella.
-¡Sabes que estás muy sexicuando bebes? Me encanta cuandopones tus labios, en forma de u... tan salientes, tan apetecibles.- Dijo él acercándose y arrebatándole la jarra.
-Javi...- No pudo decir nada más, pues la callaron los labios del otro.
-Para, por favor. No estoy de humor para esto, ni tampoco quiero hacer nada ahora, además, estamos en la cocina. ¿si entra alguien qué?
-Solo fue un beso de nada, chica. Aparte, por los monitores ni te preocupes. Esto no es el CRE, la guarra de Adela no está aquí para prohibir nada, pero si no quieres, ahora... yo te respeto. Recuerda que yo solo quiero que tú estés bien y que nunca me liaría ni tendría sexo contigo si tú no quieres tenerlo o no te ves preparada. Yo te quiero, Ir.- Dijo pasándole un brazo por los hombros.
Hizo caso omiso a sus palabras. Abrió desesperada los armarios rebuscando en cada recoveco alguna bolsa de sangre que llevarse a la boca.
-Aquí no hay nada.
-¿qué propones?- Preguntó ella.
-Pues ir al bosque a buscar algo de comer.
-No nos dejan salir aún, Javi. No estamos listos.
-Yo sí.
-Supongo que tendré que acompañarte.
-Supones bien.
Ambos se tomaron de la mano y emprendieron camino hacia eloscuro paraje que se abría ante ellos.
-¿ves qué fácil? No hay ni guardias.- Dijo él.
-No se si esto va a ser buena idea.
-Deja de preocuparte.
-¿De dónde vamos a sacar la sangre, genio? ¡Si ni siquiera hemos aprendido a cazar!
-improvisamos. Mira, tengo el móvil aquí, voy a poner a Quebedo.
-¡Javi! ¡Apaga eso! ¡Qué puedes atraer algo!
-¡No pasa nada! Si atraemos algo somos capaces de cazarlo con nuestras propias manos – Irene se limitó a rodar los ojos ante la determinación de su novio, que seguía distraído con la música.
-¡Mierda! – Exclamó Irene al toparse con una valla de alambre que claramente Javi no tenía prevista – Dime, ¿Ahora qué hacemos?
-Pues muy fácil cariño, tenemos que saltar – Irene lo miró algo descolocada.
-¿Tu estas mal de la cabeza? Yo no puedo saltar eso – Le respondió ella con miedo en sus ojos
-¿Y por qué no puedes? ¿Acaso tienes miedo cariño?
-No es eso, ¿Te tengo que recordar mis problemas de motricidad?
-Pero cariño yo creo que eso es un mito, por que por lo que yo he comprobado, tus manos están totalmente perfectas – Dijo tomando las manos de su novia para besarlas causando que ella derramase un suspiro.
-Venga, quiero salir de aquí- Habló de nuevo Javi para saltar la valla quedando separada el para mirándolo.
-
-Pues tómate tu tiempo, yo me voy a adelantar que tengo más hambre que los perros de Manolo.
- Haz lo que quieras – Suspiró tras verlo irse. Ella se quedó parada tras la berja, hasta que un escalofrío recorrió su cuerpo al escuchar un aullido a lo lejos. Al verse  sola, comenzó a trepar la valla, se santiguó antes de cruzar al otro lado, y cayó sobre el suelo de piedra, quejándose por el tremendo golpe que se dio. Al levantarse espolsó ligeramente su camisón y empezó a caminar desorientada por el bosque.
Comenzó a subir por una colina, encontrándose a un joven apoyado en el tronco de un árbol bañado por la luz de la luna.
-¿Quién anda ahí? – Preguntó el al sentir los pasos de la chica, que se detuvieron a unos metros.
  -Déjame adivinar, eras tú el que estaba aullando hace un par de minutos.
-Si, por que
-Porque casi  me matas de un infarto- Aclaró Irene cruzándose de brazos, el solo se rio levemente.
-Perdóname, no era mi intención asustarte...¿Qué haces tan tarde por aquí?   - dijo levantándose para ir hacia la chica.
-No creo que sea asunto tuyo...
-¿Ah no? Lo digo porque tengo  el presentimiento de que ya nos hemos encontrado en otro momento
-Si, tal vez en algún encuentro de la ONCE o...-.
-Siento decirte que te equivocas... yo  no soy de la ONCE como todos vosotros, esa es una de las razones por las que me niego en rotundo a cumplir vuestras reglas de mierda
-Pero por lo que se, tú también eres parte del proyecto ¿Cómo es posible?
-Como tú misma has dicho, no creo que sea asunto tuyo...
-Joder, ahora tengo curiosidad – Se quejó Irene.
-Pues si tu cuentas yo cuento – propuso el, con una sonrisa en su rostro causando que a Irene se le contagiara.
-Bien, mi novio me propuso salir a buscar comida, la sangre que nos suministran es una puta mierda, y el caso es que me he perdido... - Dijo nerviosa ya que no sabía si él era de fiar, y tal vez podría haberl matado.
-Ah ¿O sea que te has parado frente a mi porque me ves como una  posible presa? Que feo esta eso, después de que tú y tus amigas nos liberaseis a todos – Dijo en un   tono dramático mientras puso cara de cachorro asustado.
-Espera ¿Como sabes que yo estuve allí?
-Para no recordarte, no es que seas muy sigilosa a la hora de rescatar a gente de forma ilegal, tu  torpeza es memorable- La chica solo se limitó a fruncir el ceño, ante la risa del joven.
-Otro... - Se quejó Irene, ya que era la segunda vez que la llamaban torpe aquella noche, y aunque estuvieran en lo correcto era un aspecto de su persona que no le gustaba demasiado.
-Tranquila, solo estoy bromeando, no te enfades por favor
-No, si en parte tienes razón – Se ríó ella ligeramente
-Deja que te diga que no  me puedo creer que tu novio te haya dejado sola sabiendo lo torpe que eres, ahora que hasta tu misma lo has admitido
-No si en verdad es buen chaval, aun que a veces es un poco...- Irene se detuvo por un momento manteniendo una sonrisa forzada, buscando las palabras exactas para describir al caos que tenía por novio.  De pronto, el silencio que se formó entre ellos se vio interrumpido por el sonido de las canciones de Qevedo que se escuchaba a lo lejos.
-Mierda...- Murmuró Irene para sí misma
-¿Qué pasa?
-Mi novio viene hacia aquí y a lo mejor se le va un poco la pinza cuando te vea, quiero decir, el pobre no ha comido desde ayer...
-Me encanta lo bien que hablas de el...- Dijo en tono sarcástico, mientras la chica lo tomó del brazo guiándolo hasta la parte trasera de un arbusto
-Haz el favor de esconderte...- Ella se quedó callada al no recordar el nombre del chico, al que estaba encubriendo ya por segunda vez.
-Ominis- Se presentó en un susurro, pero la chica no pronunció palabra  presa de los nervios ante aquella situación, ella se dio media vuelta fingiendo normalidad.
-¡Irene! ¿¡Donde te habías metido!? –Preguntó Javi dejando un beso en los labios de su novia, que lo recibió sorprendida.
-Te estaba buscando...
-Pensé que no habías logrado cruzar, que me estarías esperando en el otro lado, pero me alegra que lo  hayas hecho.- Tras decir esto  la besó de nuevo como ya era costumbre.
-¿y tú qué? ¿has conseguido cazar algo?
-Me había parecido escuchar un lobo cerca de aquí, pero el muy hijo de puta se me ha escapado
-¿No crees que deberíamos volver al hostal? Como nos pillen nos podemos meter en un lio.
-No nos van a pillar cariño, tal vez podríamos, pasar un rato juntos...-Propuso en tono pícaro  tomando a su novia por la cintura para acercarla a él.
-Javi ya te he dicho que no estoy de humor...- Dijo ella separándose de el para empezar a caminar, usando la linterna de su teléfono, que marcaba las 5 de la madrugada.
-Vale...- Bufó el tomando la mano de su novia para volver a saltar la valla de manera más silenciosa, aun que a Irene se le escapó un quejido cuando pisó el suelo nuevamente.  Él tomó su mano para acompañarla hasta la puerta de su cuarto y se tomó la libertad de acomodar a su novia contra la pared para robarle un último beso.
-Te veo en el desayuno- Logró decir ella tras haber estado sometida a los labios de su novio al cual alejó ligeramente con sus manos para poder ir a abrir la puerta de su cuarto intentando ser sigilosa ante la posibilidad de que los descubrieran.
-Que descanses Amor – Se despidió él en voz baja antes de que su novia cerrase la puerta de su cuarto dejando caer un suspiro. Al estar sola, se dejó caer sobre su ataúd, para intentar dormir, pero  le fue imposible ya que comenzó a escuchar sollozos en otra parte de la habitación.
-Lu ¿Te encuentras bien? – Preguntó en voz baja tras abrir la tapa  de el ataúd donde yacía acostada su amiga, intentando camuflar su llanto.
-Pues no... No paro de ver a Afri en sueños y es una mierda
-Tranquila Lu, sabes que me tienes a mí y a las chicas
-Es que yo no sé cómo lo hago que siempre se alejan de mí, todo es mi culpa siempre...
-Eso no es verdad, yo siempre estaré a tu lado ¿Vale?  - Le dijo abrazándola, mientras la otra lloraba en su hombro. Vencidas por el cansancio y el abatimiento, ambas se quedaron dormidas en ese pequeño espacio.
Eran las siete de la mañana cuando todos se despertaron a causa de los gritos de los monitores. "Esta no está". Pensó Irene. "Habrá ido ya a desayunar... Creo". se dijo al verse sola en el ataúd.
-¡Joder! no sabéis lo que jode haber dormido solo dos horas- Se quejó Irene tras exalar un bostezo, mientras se vestía y recogía su pelo en una larga cola de caballo.
-¿Qué? ¿Te has ido a darte el lote con el Javi y por eso estas que no te aguantas? – Preguntó Ana riendo.
¡-Cállate!
-¡Esta nerviosa! eso es que oculta algo! – Exclamó Lina
-¿La existencia de un polvo nocturno?  ¿Tal vez? – Terció Mariam causando que Irene se pusiera más nerviosa y le diera en la cara con el cojín que estaba enfundando en ese momento  al hacer su cama.
-Nop- Recalcó ella.
-¡Chicas! – Exclamó Luna desde la otra punta de la habitación captando la atención de todas y disuadiendo aquella conversación - ¡Edward esta a fuera! ¡Dice que nos demos prisa! –-¡Ir! – La llamó Javi para correr hacia ella acogiéndola en un fuerte abrazo – Buenos días- Murmuro con un tono de  voz cálido, depositando después un beso en los labios de la joven, que  aún   continuaba algo adormilada. "¡Puaj!". Pensó Ana para si, mas decidió no intervenir.
-Buenos días Cielo- Le respondió  la joven en cuanto pudo tomar algo de aire mientras  él la besaba apasionadamente. después de un par de segundos la pareja se separó, y Javi se agarró del brazo de su novia para seguir a esta y a su mejor amiga hasta el comedor.
Al llegar, Irene vislumbró a Lucía, la chica triste, sentada en una mesa, completamente sola.
-¿Todo bien Ir? – Preguntó Ana sacando a su amiga de sus propios pensamientos
-Me da pena Lucía...
-Ya, se nota a millas que no se encuentra bien
- Creo que voy a ir  con ella, no me gusta verla sola –Dijo Irene levantándose de su sitio, caminando hacia la mesa donde estaba su amiga, quien alzó la mirada al verla parada frente a la mesa.
-¿Qué pasa? – Preguntó Lucia en un tono neutro
-¿Me puedo sentar contigo? – Irene la miró sonriente mientras le habla, para tomar asiento cuando ella dijo que sí.
-¿Por qué no vas con las demás?
-Porque quiero asegurarme de que estas bien
-Oye ¿Interrumpo algo? – Dijo Sara sentándose al lado de Irene
-Si, interrumpes todo, lárgate –dijo Lucía en tono muy borde, lo que causó que Sara le tirase dientes de ajo de manera brusca.
-¿¡Pero a ti qué coño te pasa!? – Exclamó ella asqueada., mientras que Irene no daba crédito a lo que veía.
-¡Haced el favor de calmaos las dos! – Exclamó Irene mientras intentaba que Sara se volviera a sentar en su sitio.
-¡No me sale del coño! – Respondió sara de la forma más choni que podía existir, hasta que de repente Damon irrumpió en la habitación tomándola por los brazos para inmovilizarla.
-¡Joder! acabas de llegar y ya estás dando por culo–murmuró él para llevársela a otra mesa haciendo que las otras dos se mirasen incrédulas ante lo que acababan de presenciar
-Ah por cierto, se que ciertas personas habéis infringido una de las normas...- Dijo mientras pasaba lentamente por las mesas disfrutando del miedo en la cara de todos  - Sabéis que está totalmente prohibido salir al bosque por las noches ¿Verdad? – Tras decir aquello las puertas de la sala se abrieron causando que todos alzaran la mirada ya que Edward y Carlos llevaban a un chico cogido por los brazos, tan dañado que  era incapaz de mantenerse en pie.
- Dios... - murmuró Irene desde su mesa al reconocer a Ominis, causando que sus ojos se llenaran de lágrimas contenidas.
-El es la prueba de lo que os pasará si os atrevéis a desobedecernos ¿Esta claro?  - Preguntó Damon en un tono amenazante que causó que Irene se tuviera que levantar de la mesa al sentir un fuerte dolor en el estómago. Una sensación de repulsión y culpa se apoderó de ella cuando miró por segunda vez  las heridas del cuerpo de aquel individuo.  Abrumada, salió corriendo de la sala seguida por Lucía.
-Ir...Tranquila...- Dijo su amiga poniéndole una mano en el hombro.
-Lu...- No pudo continuar la frase. Se arrodilló frente a la taza del inodoro descargando una viscosa masa de bilis verde que apunto estuvo de arruinar las puntas de su cola de caballo. Lucía le sujetó el pelo mientras ella se deshacía de lo poco que había comido aquella mañana.
-Joder...- se quejó Irene sentándose en el suelo apoyando la espalda en la pared.
-Ir ¿Es...
Estás bien?  - Preguntó Lucía mientras la abrazaba.
-Es que no es justo...- dijo ella llorando.
De repente la puerta se abrió dejando ver a Claudia que se acercó adormilada ala pareja.
-Buenos días...- Habló la recién llegada.
- ¡Trae pa' acá!- Exclamó quitándole a Lucía su botella de sangre.
-¿qué rica! ¡Coño! Llevaba días sin probar bocado. África está desayunando aún. Eduar le da privilegios. Yo tendría la misma suerte si el hijo de la gran puta de damon no estuviera enfadado conmigo por haberle obligado a liberar a los lobos. ¿Y qué le pasa a esta? ¿Por qué está llorando otra vez? – Preguntó señalando a Irene.
  -Nada. Es solo que tiene un triángulo amoroso con Javi y el nuevo  lobo vidente al cual le han dado una paliza gitana por desobedecer las normas el primer día... Tendrías que haberlo visto y olido. Sangraba por todos lados.–
-¿¡Te quieres callar!? – Exclamó Irene dándole un codazo a su amiga, muy avergonzada ante aquella insinuación.
-¿Y Javi qué? -  Preguntó Claudia intrigada.
-¿Qué? ¡No! –Dijo Irene sonrojada - ¡Él no tiene por que enterarse!
-¿Enterarme de que? – La cabeza y la voz del joven pelinegro asomaron curiosas al interior del baño.
-¡Este es el baño de chicas! ¡Imbécil! – Le gritó Claudia tirándole la cantimplora  a la cabeza provocando que el chico la esquivara cerrando la puerta de golpe.
-Chicas, ya fuera de bromas, no me gusta el nuevo ¿Vale?
-¡Claro!... Y por esa misma razón he tenido que espantar a tu novio tirándole una cantimplora de cristal a la cabeza – Se rio Claudia poniendo más nerviosa  a su amiga.
-Cállate...- Dijo Irene saliendo del baño.
-Aquí hay tema pero vamos...-murmuró  Claudia en tono burlón agarrándose del brazo de Lucía, quien se dispuso a seguir a Irene hasta el patio.
Al llegar, vieron con sorpresa que aquel nuevo lobo otra vez estaba en problemas:
-¡Vamos a hacer pruebas de resistencia! ¡A ver si eres tan rápido como cuando te escapaste....- Dijo Damon con saña.
Las sesiones eran rutinarias: Se pasaban las horas calentando para después dar un número incontable de vueltas al albergue. Irene se percató de las dificultades del nuevo durante los estiramientos, mas decidió ignorarlo. "No puedo preocuparme por cosas que ya están hechas". Se dijo.
-Te veo distraída cielo... Dijo su novio, interrumpiendo bruscamente sus pensamientos.
-No es nada, todo  lo que ha pasado esta mañana me supera...- Murmuró  ella tratando de sonar creíble.
-No te preocupes, Ir, mientras que nadie se entere estaremos a salvo, y podremos seguir saliendo las veces que nos dé la gana...- Trató de animarla él.
-¿¡Pero tú estás loco!? ¿No has visto como han dejado al nuevo? – Preguntó ella en un susurro.
-Ya, pero es que ese chaval es un pringao. A nosotros  no nos van a pillar...
-Que sí... Lo que tu digas – Farfulló la joven yendo junto a sus amigas dejando a su novio con cierto mal estar.
"Aquí pasa algo. Este se va a enterar. No le vendrá mal un poco más de caña"- Pensó Javi yendo hacia el nuevo.
-¡Mira por dónde vas pringao! – Exclamó  el joven vampiro con una sonrisa triunfal tras haberle puesto la zancadilla a Hominis, quien cayó de rodillas incapaz de levantarse. Su sonrisa resplandeció aún con más fuerza cuando escuchó las carcajadas de sus compañeros.
-Tía, tu novio es imbécil – Dijo Ana molesta ante el reciente comportamiento del muchacho.
-No, si yo a este paso me hago lesbiana – Murmuró Irene agotada provocando que su amiga le pegara un codazo.
-¡Irene, tía, si me permites un consejo...  cámbiate de novio ya! – Recomendó Claudia.
-Dejadlo. En el fondo Javi es buen chaval
-Bua... pues no lo demuestra – Concluyó Lina en tono burlón
Pasaron varias horas en las que no pararon de hacer ejercicio.  Cansadamente, cuando hubo concluido la sesión, Todos se fueron a las habitaciones en cuanto pudieron.
Justo cuando Irene se disponía   a entrar de nuevo al albergue, vio a Ominis  sentado en las gradas del patio  medio moribundo
-Ten, creo que la necesitas – Dijo ella ofreciéndole su botella de agua.
-Gracias, no tenías porque...- Dijo el mientras bebía.
-No te preocupes, es que no me parece justo lo que te han hecho...
-¡Joder! No sientas lástima por mi-
-No es lástima, es empatía...- respondió ella sentándose a su lado causando que sus manos se rozaran haciendo que él sonriera levemente, hasta que el silencio se vio perturbado por un silbido que venía de la planta superior.
Ambos alzaron la vista para ver a Lucía camuflarse tras una cortina.
-Mierda...- Maldijo Irene levantándose de golpe. Subió apresuradamente las escaleras, rezando para que solamente la hubiese visto su amiga.
"no. No me enamoraré de él. Quiero a Javi."- pensó mientras se acurrucaba contra la pared de su ataúd respirando profundamente.

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⏰ Última actualización: Oct 12, 2024 ⏰

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