Innovaciones vampíricas

Capítulo 3: Quizá sí, quizá no.

Mi teléfono se encendió de pronto anunciándome la hora que era.

-3-27.- Anunció el lector de pantalla.

Me desperecé, haciendo que mis pies tocaran la parte final del ataúd, lo que me recordó dónde estaba durmiendo y que este sería mi hogar por el resto de mis días. Suspiré y me dispuse a toquitear mi teléfono para ver quién me había escrito. Desplacé mi dedo por la pantalla táctil del aparato hasta que di con un mensaje privado de África.

"voy a ir al cuarto del eduar. ¿quieres venir conmigo?"

Sin pensármelo dos veces, moví rápidamente los dedos por los distintos caracteres del teclado y contesté con un :"sí" y un emoticono de una cara sonriente.

Levanté la tapa del ataúd y salí de él lo más sigilosa y silenciosamente que pude.

-¿África?- Susurré.

-Ven, estoy aquí.- Dijo.

Caminé lentamente hacia su voz, nos agarramos del brazo y nos dirigimos hacia la salida del dormitorio comunal.

-¿sabes dónde duermen estos dos?- Pregunté.

-no, solo dónde duerme el Eduar. Damon me da igual.- Dijo ella.

-Imagino que Damon dormirá en la habitación de al lado.

-Creo que le gusto al eduar.

-¿Crees? ¡eres tontísima, tía! ¡Claro que le gustas! ¿o es que no te parece raro que te haya dicho dónde está su habitación?

-También tienes razón. Bueno, yo ya llegué a mi destino. Ahora te toca a ti buscar el cuarto de Damon.- Dijo ella soltándome el brazo y entrando en el cuarto.

Me encogí de hombros y giré sobre mi misma pensando en volver al ataúd y olvidarme del tema, pero de pronto, las ganas de intentar pasar una noche con damon volvieron a mi cuando al tocar la pared para rehacer el camino andado, encontré una puerta idéntica a la que Afri había atravesado antes para reunirse conuno de nuestros monitores.

Nuestras puertas, las de los dormitorios comunales masculino  y femenino, tenían rugosas las puertas de entrada y una manivela alargada sobre la que había que aplicar una pequeña presión para que estas se abrieran. En cambio, las de los monitores tenían una superficie lisa y suave y a diferencia de las otras, se abrían mediante un pomo giratorio esférico.

Busqué a tientas el pomo y lo examiné. "¡Vamos! ¡Es redondo! ¡eureka!" pensé.

Giré lentamente el picaporte y llena de nervios y curiosidad, abrí tímidamente la puerta de aquella habitación misteriosa.a.

Al entrar en la estancia, fui saludada por una bocanada fría de aire acondicionado que me hizo exalar un suspiro de alibio.

"Otra vez a salvo de este horrible calor" Pensé.

Recorrí aquella sala en silencio hasta dar con un ataúd que se encontraba pegado a la pared del fondo. Su tapadera estaba decorada con la cabeza de un cuervo "Seguro que es el ataúd de Damon" dije en voz baja a la nada.

Me agaché junto al ataúd y lo abrí.

-¡Sabía que vendrías!- Dijo Damon tomándome por la muñeca sobresaltándome y haciéndome caer quedando sentada en el suelo.

-¡me asustaste!- Dije enfadada.

-pobrecita. ¿quieres leche y galletas para reponerte?

-Estoy bien.- Dije aún molesta.

-¿qué quieres?- Preguntó.

-bueno, yo... yo solo...- Tragué saliva  ymedité mi respuesta.

-Venía a hablar contigo.- Balbuceé al fin.