La joven frente a mí cerró su portátil y se recostó en su silla, cruzo sus piernas una encima de la otra. Su expresión con una mirada calculadora que me hizo sentir que cada movimiento que hacía era evaluado minuciosamente.
-Bien, Son Goku- comenzó con un tono firme y controlado.- Es obvio que ambos sabemos quiénes somos en realidad, dime, ¿Que hace un Son por el mundo humano?
-no es de tu incumbencia sona-respondí con mi habitual frialdad.
-¿Porque no?, tengo que asegurarme de que no estés aquí con intenciones maliciosas.
- Eso no es una razón, ¿acaso no conoces el pacto de paz de los clanes?-dije sabiendo que esa excusa no sería suficiente
El pacto de paz entre clanesconsiste en que ningun miembro o guerrero de un clan puede atacar el territorio de otro sin ningún motivo, si esto sucede automáticamente ese clan entraría en guerra con los demás, y sabiendo que este territorio es del clan sitri y del clan gremory, no es que me convenga mucho.
-haa... Está bien, tu ganas- se recostó un poco sobre su escritorio para acortar la distancia entre nosotros -sigues siendo igual de listo que cuando heramos niños.
-No me subestimes, Sona-le respondí, fijando mis ojos en los suyos. Había pasado mucho tiempo desde nuestra última reunión, pero no era momento de divagar en nostalgias.
-No lo hago-replicó, entrecerrando los ojos y mostrando una leve sonrisa-. Pero sabes bien que no puedo simplemente dejarte hacer lo que quieras en mi territorio sin supervisión.
-No estoy aquí para causar problemas-dije con franqueza, aunque en el fondo sabía que no sería tan fácil convencerla. Sona Sitri, la presidenta del consejo estudiantil, no era alguien que se dejara manipular por palabras vacías.
-Eso lo veremos-murmuró, apoyando sus codos sobre el escritorio y entrelazando las manos frente a su rostro-. Quiero creer en tu palabra, Son Gokú, pero en mi posición, no puedo permitirme errores. Si algo sucede, seré yo quien deba asumir la responsabilidad ante el consejo.
Suspiré. Sabía que Sona era estricta y meticulosa, una verdadera estratega, pero no podía pasar más tiempo enredado en su juego.
-No tienes que preocuparte, presidenta-recalqué, haciendo énfasis en el título que tanto apreciaba-. No vine aquí para interrumpir la paz de tu territorio.
Sona me observó en silencio, evaluando cada una de mis palabras como si quisiera encontrar una falla. Después de unos segundos, soltó un suspiro casi imperceptible.
-Espero que estés diciendo la verdad. De todos modos, te estaré vigilando-respondió con un tono más suave, pero no menos firme.
Me levanté de la silla y asentí. No había nada más que discutir por el momento.
-Nos veremos luego, senpai-agregué antes de girarme hacia la puerta.
Apenas había dado un paso fuera del despacho cuando escuché la voz de Sona detrás de mí.
-Ten cuidado, Gokú. Esta vez, no será como cuando éramos niños.
No respondí. La advertencia quedó flotando en el aire mientras me alejaba.
Mientras seguíamos caminando por los pasillos, un joven alto y de cabello oscuro se acercó. Su apariencia despreocupada contrastaba con la formalidad del uniforme que llevaba puesto.
-Hey, ¿eres el nuevo? -preguntó con una sonrisa amistosa-. Me llamo Daichi Nakamura, supongo que te vendría bien un poco de orientación.
-Puede ser -respondí, observándolo. Parecía que sabía moverse bien por la academia.