Setenta euros. Toda mi fortuna. Un billete azul y uno naranja. El azul que llevaba encima cuando me detuvieron. El naranja que me había prestado Laura. «Si necesitas más, llámame», me dijo. Asentí, aunque en realidad no pensaba hacerlo. No quería pedirle dinero a Laura ni a nadie. Quería ganarlo yo, demostrar que era capaz de hacerlo. Ser capaz de vivir mi propia vida.
Cambié los veinte euros azules para comprar un billete de metro. El hombre con camisa blanca que me lo vendió me aconsejó que me llevara mejor una tarjeta de diez viajes.
—Sale mucho más a cuenta —dijo.
Una tarjeta de diez viajes valía casi diez euros.
—Prefiero un billete sencillo —contesté.
Se encogió de hombros y me lo entregó. Necesitaba también comprar una tarjeta para el teléfono. Y tenía que comer algo. No quería pedirle dinero prestado a nadie. Si Ben estuviera aquí, todo sería distinto. A Ben podía pedirle dinero y no pasaba nada. Ni siquiera me lo prestaba. Me lo daba y ya está, como si fuera su hermano pequeño.
Mi teléfono, por ejemplo, siempre lo pagó Ben. Igual que mi comida y mi ropa y el gimnasio (cuando le dio por que tenía que hacer taekwondo con su amigo Marcelo, que también es algo así como mi primo, pero sin serlo). Ben era muy desprendido con el dinero. A veces, demasiado. En las timbas de póquer era capaz de perder cantidades impresionantes. Y también de ganarlas, si estaba en racha.
A veces Ben decía que éramos hermanos. A mí me gustaba mucho. En realidad, no éramos ni primos, aunque todo el mundo lo pensaba. Es un asunto complicado de explicar, como todos los rollos de familia.
Más o menos sería así. El tío Anselmo es el hermano mayor de mi padre. La primera mujer de mi tío Anselmo se llamaba María y tenía un hijo, Ben. Mi tío Anselmo le dio sus apellidos y le crio como a un hijo propio. Del padre verdadero nunca se supo nada. Luego María murió y mi tío Anselmo se casó con mi tía Carmen, que tenía tres hijos (dos chicas y Marcelo). A las chicas nunca llegué a conocerlas. A Marcelo sí, porque era el mejor amigo de Ben y mi profesor de taekwondo. Nada de eso tiene que ver con la familia, ya lo sé. Ben solía decir que si para llevarte bien con alguien necesitas pensar que es de tu familia, en realidad no te llevas bien con él.
Ben era un tío listo.
Y yo llegaba tarde a mi cita con Alberto.
![](https://img.wattpad.com/cover/330332175-288-k608075.jpg)
ESTÁS LEYENDO
𝐕𝐄𝐑𝐃𝐀𝐃 [Fᴇᴅʀɪ]
FanfictionContinuación de Mentira Absuelto del cargo de asesinato, del que fue injustamente acusado a los 14 años de edad, y una vez probada su inocencia, el ahora joven Pedri sale del Correccional de Menores tras cuatro años de internamiento. Sin embargo, l...