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—Dos días más para conseguir la libertad.

—Qué pena que sólo dure tres semanas.

—Podría ser peor.

Asentí ante la acotación de Jungkook, sonriente. Aquella tarde, después de terminar los exámenes que me correspondían, acabé persiguiendo al chico hasta el estadio donde se realizaban las competiciones y entrenamientos de fútbol americano, aprovechando que Dylan tenía fiebre alta y no podría asistir. Me sentí mala persona por alegrarme de aquello; sin embargo, posiblemente sería la única oportunidad que tendría de visitar el campo sin su presencia. Tras practicar durante un largo rato en el que yo sólo observaba atentamente desde los asientos más altos, mi amigo avanzó escalones arriba con su casco cubriéndole la cabeza y la pelota entre las manos, sonriendo ampliamente. Las letras blancas destacaban en la tela azul de su camiseta, indicando las siglas del equipo universitario. Se sentó a mi lado y dejó su rostro al descubierto, apoyando el casco en las gradas junto a mí.

—¿Josephine ha vuelto a molestarte estos días? —su voz sonó con un deje preocupado, haciéndome negar.

No habíamos hablado del tema aún. De hecho, desde el inciso con el disfraz y la confesión de Dooly, Josephine actuó como si jamás hubiese hecho nada. No volvió a dirigirme la palabra y yo tampoco lo hice, aunque me moría de ganas por regalarle un golpe que le rompiera todos sus bonitos dientes. Como si necesitara entretenerse con alguien, esa misma mañana pillé a Agnes corriendo hacia su habitación entre lágrimas, con el cabello extrañamente deformado; la mitad de su melena estaba mal cortada a la altura de los hombros, mientras la otra parte seguía con su largo natural. No tuvo que confirmarlo para saber que aquello había sido obra de la bruja pelirroja. Me mantuve consolándola en su habitación durante largas horas, permitiendo que se lamentara por el nuevo corte indeseado y las cosas horribles que le había dicho Josephine. Según ella, Agnes intentaba seducir a Mihua y Jimin cuando en realidad, sólo hablaban sobre el próximo viaje a Jacksonville y las muchas cosas que tenían planeado hacer. El nivel de obsesión de mi enemiga aumentaba cuanto más ignorada se sentía por los trillizos, queriendo culpar a cualquier persona menos a sí misma.

Muy a mi pesar, terminé cortando el cabello de Agnes e igualando las dos partes, dejándolo lo más perfecto posible.

—No, pero a Agnes sí.

—¿A Agnes? —frunció el ceño. Me maldije a mí misma rápidamente, recordando que aquello también era un secreto de la castaña. Por alguna razón, no quería que nadie más que yo se enterara de lo sucedido—. ¿Por qué molestaría a Agnes?

—Es Josephine. Cualquier cosa que haga no tiene ninguna lógica.

Un suspiro abandonó los labios del chico y jugó con la pelota en sus manos, dibujando una pequeña mueca.

—No entiendo por qué sigue en el grupo. Creo que a nadie le cae bien, ¿por qué aceptamos que esté con nosotros?

—Jo sabe actuar. El otro día, Hoseok hablaba con ella como si le estuvieran contando el mejor chiste del mundo.

—Hoseok habla así con todo el mundo.

—Sea como sea, sólo a tí y a mí nos cae realmente mal. Bueno, y a Agnes.

"Y a Dooly" quise añadir, aunque me contuve. Tener que guardarme dentro las barbaridades que aquella chica le había hecho al trillizo se me hizo tremendamente difícil esa semana, pero más difícil fue contener las ganas de arrancarle los folículos pilosos uno a uno. Verle la cara era insoportable. Debía hacer el máximo esfuerzo por no borrarle la sonrisa cada vez que se acercaba a Dooly, intentando llevarme al límite y mirándome de reojo para observar mis reacciones. Más de una vez arrastré al chico lejos de ella en cuanto la veía caminar hacia él, atrayéndolo a mí como un niño que no quiere compartir su juguete favorito. Así debía verse desde fuera, porque las miradas aturdidas de mis amigos no pasaron desapercibidas. Más de una vez encontré a Jimin o Mihua analizándonos desde la lejanía con el ceño fruncido, examinando la manera en que entrelazaba mis dedos firmemente con los de su hermano o lo abrazaba con todas mis fuerzas. No solía gustarme repartir afecto en exceso.

Trillizos Park. - btsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora