Skaev y Raff, regresaron con los demás, cuando la noche ya se encontraba presente. Bald encendió una pequeña fogata para mantener el calor de Ady y Nil. El fuego Escarchado venia en manos de Skaev quien parecía aguantar mejor el frio que Raff.
— Bien, una tarea menos ¿Cuál es la otra tarea? — preguntó el lobo mientras se sentaba cerca del fuego y dejaba a un costado, resguardado, el cuenco que portaba el fuego escarchado.
Nil, metió la mano de nuevo al cuenco de perlas y extrajo esta, la miró unos segundos girándola entre sus delgados dedos.
— Necesitamos la piel de un linquen
— ¿No es liquen? — preguntó la joven pensando que quizá la ninfa tuvo un error de pronunciación.
— No, es linquen, son seres de dos patas nada más, no tienen forma. A mí me aterran
Confesó la ninfa dejando la perla caer a la poca agua que quedaba y abrazando sus piernas. Ady no recordaba jamás haber escuchado de una criatura así, ni siquiera en libros. Pero quien, si parecía saber, era Raff.
—Yo sé de quienes habla, pero ¿Acaso debemos buscar uno y matarlo?
—No, en realidad los linquen mudan de pelaje igual que arañas — murmuró Nil estremeciéndose con la sola idea — y dejan sus pieles tiradas.
— ¿Y cómo encontramos un linquen entonces, Nil?
Skaev tamborileaba con sus dedos sobre su enorme pierna, parecía impaciente en acabar todas las tareas. Si bien todos estaban nerviosos por el poco tiempo que parecían tener, el en especial parecía más afectado.
— Mientras te seguía me encontré con una manada, o como se diga de esas cosas.
Nil explico con detalle dónde las vio, y aunque era al menos una hora de camino, tenían una cuestión. Alguien debía resguardar el fuego escarchado ante posibles robos. Así que, poniendo toda su confianza en que no se perderían y saldrían librados de eso. Skaev dejo que Raff y Ady hicieran aquel viaje bajo las indicaciones de Nil.
Así, ambos chicos, emprendieron el camino, rehaciendo sus pasos antes dados, no llevaban nada que ilumine su camino para evitar la presencia de duendes, además que no lo necesitaban gracias a la parte lobuna que ambos tenían.
— Tu sabes de esas criaturas ¿Verdad? — preguntó luego de un rato Ady.
— Un poco, ¿Lo notaste?
— Si, sueles morder tus labios cuando piensas sobre algo que conoces
Raff no pudo evitar voltear ante las palabras de la joven, no detuvo su paso, pero le sorprendía que se haya fijado en algo tan sutil como ese gesto.
— Ah, no creí que me pusieras tanta atención — murmuró con algo de broma
— Que no se te suba a la cabeza — añadió encogiéndose de hombros — es algo que nunca vi hacer a alguien, es curioso. Cher...bueno ella muerde su pulgar al pensar y si es muy complejo el problema, muerde su cabello.
Aquel recuerdo le robo una sonrisa triste a la joven. En verdad que la extrañaba, temía por ella cada segundo que no sabía dónde y cómo estaba y sumando más dolor a su tristeza, la ausencia de su madre. Se preguntaba si esa era la angustia que Cher sintió aquella tarde cuando ella se interno en el bosque y no respondía el celular.
— Los vamos a rescatar — afirmó el chico quien parecía seguir los pensamientos de ella — aun no se como con exactitud, pero sé que lo haremos
Ady quería aferrarse a las palabras del chico como un salvavidas, pero era difícil, su vida ahora era una tormenta que ningún salvavidas podría mantener a flote. Aun así, agradeció las palabras de este.
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Hijos del caos - Gem Heart
FantasyHace mas de un siglo Etrabur cayó bajo el ataque de las poderosas tropas de Coresis, la reina en su desesperación envió su gema, la única que mantenía la armonía, al mundo humano. La gema, otorgada por los dioses, debía regresar a al reino, para ell...