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TaeHyung era un chico sin muchos recursos, sin mucho que dar más que afecto, según su familia.
Todos vivían en un pequeño apartamento en un edificio del cual se encargaba una empresa de caridad. Sí, todos ahí eran unos "limpios", ya que no tenían económicamente casi nada. Pero se tenían a ellos mismos, las personas que habitaban ahí solían ser serviciales y amables con la familia Park.
Flashback
— ¡Rápido, Hyuk! — Decía YeoJin, tomando la mano de su esposo, el cual estaba terminando de subir unas cajas al auto.
— Mami... — Llamó el niño de siete años que no comprendía aquella situación.
— TaeTae, debemos irnos de aquí, pero prometo explicarte luego — Agregó la pelinegra acariciando la mejilla de su hijo para depositar un beso en esta.
Fin del flashback
Ese "luego" duró años; años en los que TaeHyung aún se preguntaba por qué se fueron de manera tan repentina de su antiguo hogar. Cuando fue adolescente quizá pensó cosas que no debía... Pero su mente dejó de hacer teorías en el momento en el que decidió hablar con su madre sobre tan agobiante tema.
"Estábamos rentando, hijo, no nos dimos cuenta del trato que hicimos y al final tuvimos que desocuparlo lo antes posible"
Era curioso, porque él sabía que no podían sacar a una pareja de alguna residencia si estos tenían descendientes sin haber empezado la adultez; y TaeHyung en ese entonces era un niño de apenas siete años. Pero en fin, su madre le respondió —sí, TaeHyung era una bocina sin frenos cuando tenía dudas sobre algo o algún tema en específico—. "No era buena idea quedarnos", los habían amenazado con denunciarlos y ellos eran extranjeros, lo cual no era conveniente. Ninguna ley china protegía de algún modo a los extranjeros, al parecer era mejor que ellos se cuidaran a la buena de dios.
— Tae... — Habló su padre, Hyuk, en el marco de la puerta, viendo a su hijo con el traje que con tanto sacrificio pudo comprar. Sonrió lastimosamente ante eso.
— ¿Mmm? — Interrogó el nombrado.
— ¿Cómo te sientes? Sé que este es tu décimo mes en tu empleo, pero de verdad quiero asegurarme si alguien sabe de tu procedencia... Sé que no eres un niño, pero es algo difícil aguantar las malas miradas.
— Papá, no tiene nada malo. Somos "pobres", ¿y qué? Logré adaptarme a ese lugar; además, la paga es mejor de la que alguna vez lograron obtener, yo solo quiero ayudar. Pronto podremos salir de aquí, y tú y mamá tendrán lo que se merecen.
