Gwen y Geoff

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—Tocar pasto—

Cuando a Geoff le exigieron ir a tocar pasto se lo tomó literal, pero él no quería ir solo a semejante hazaña.

DJ estaba ocupado ayudando a sus madres en su nuevo emprendimiento, Bridgette parecía alérgica al aire fresco y Harold a duras penas aceptaba su presencia, así que como siempre, su ángel de la guarda fue quien decidió brindarle la compañía, también conocida como Gwendolyn, o Gwen para ser breves.

Y la verdad, Geoff no podía estar más feliz.

—¿Qué tienes en mente? —La tranquila voz de la mujer captó su atención, ambos perdidos hasta ese momento en sus pensamientos, mientras yacían bajo la relajante sombra de un árbol.

—¿De qué hablas?

—No me mal entiendas, me gusta estar así, mucho... Pero llevamos media hora acá sentados, y quizá tenías algo en mente.

—Bueno, me dijeron tocar pasto, supongo que podemos decidir que hacer en el proceso. —Se encogió de hombros, preguntándose que se hacía exactamente al aire libre; honestamente había asumido que Gwendolyn traería su biblia y aprovecharían de leer juntos, pero parecía que ese día era una extraña excepción.— ¿Tienes hambre? Conseguí algo de dinero para invitarte algo, pero no sé que quieras.

—¿De dónde sacaste el dinero?

—Uh, comisiones. —A pesar de que le encantaría que fuera una realidad, no tardó en negar con su cabeza.— El vecino me pagó por lavar su auto... ¡Cómo sea, quería comprarte algo! —Admitió, dándose por más que pagado cuando la escuchó riéndose.

—Claro, aún tenemos todo el día de cualquier forma... —Tras ello, Gwen pensó unos momentos en apoyarse sobre su hombro, pero terminó por mantener la distancia.— ¿Has dibujado algo nuevo?— Cambió el tema al ver qué había traído con él su cuaderno y unos lápices, sonriendo cuando lo vió asentir con su cabeza, dejándole ver.

Gwen tenía en sus principios cada mandamiento de la biblia, incluyendo el no mentir; pero hay ocasiones donde las palabras salen más rápido de nuestra boca de lo que uno siquiera puede procesar, como era ese caso.

—¡Te quedó precioso, Geoff! —Exclamó al ver los dibujos, que si bien no eran tan malos como los primeros, seguían dejando mucho que desear.

¿Pero era mentira si a pesar de eso, le hacían sentir extrañamente conmovida?

—Son personajes para una historia, totalmente originales. —Intentó explicarse, apuntando a cada uno de ellos conjunto a su respectiva explicación.— El protagonista se llama Jeff, y va junto a su amigo CJ y Brianna su mascota mágica a través de un mundo de fantasia, entonces conocen a Hannah que es una chica demonio y...

—¿Y esa que tiene alas de ángel?

—Uh, esa es Gwanda, creo que es de mis personajes favoritos.

La inspiración en sus amigos era obvia, y aún así, Gwen decidió simplemente escucharlo, sin prestar atención a los detalles que normalmente la mortificafian, como los demonios y unas claras contradicciones con sus creencias.

Incluso el hecho de que la trama era el conjunto de clichés más genéricos no le importaba cuando lo decían de una forma tan felíz.

—Y entonces todos celebran bailando mientras el villano Hatchen't se quema y fin, ¿Qué opinas?

—Es tan... Bueno, es realmente... —Se quedó genuinamente dudando que responder, terminando por finalmente ceder a esa sonrisa emocionada y no mencionarle que la verdad, había detalles que apenas entendía.— ¡Es muy original, Geoff! Seguro será genial...

—¿¡En verdad lo crees!? ¡Entonces tengo que hacerlo! —La celebración de Geoff tenía una energía tan contagiosa como era habitual.

Realmente era un momento que apreciaba.

La conversación continuó con el mismo animo, pasando por temas triviales que se conectaban entre si, desde hablar de planes de la semana a alguna que otra experiencia interesante de sus conocidos en común; aún así, había un tema que volvía recurrentemente a la cabeza de Geoff por más que intentará ocultarlo.

—Oye Gwen. —Geoff se terminó por rendir finalmente a este pensamiento, sin estar seguro de como plantearlo sin quedar en ridículo.— No se que pienses de esto, digo, dudo que te interese, porque eres muy sofisticada y esto no, pero...

—¿Si?

—Bueno, tampoco quiero que te sientas obligada, pero si quisieras...

—Geoff, dime de qué hablas.

—¡Claro, claro! Solo que por favor, cuando te lo diga...

—¡Geoff, solo dime de una vez! —Elevó la voz, alterada ante la incertidumbre, cosa que sobresaltó al adverso, haciéndole pegar un saltito y finalmente expresar sus más profundos pensamientos.

—¡Es que realmente quiero que me acompañes a rodar por el césped! —Soltó con particular dramatismo, como si realmente fuera una propuesta importante.— Digo, los niños juegan a hacerlo, nunca lo hice porque no salía mucho, debe ser divertido...

Por tonto que fuera, el silencio de Gwen le hizo sentir extrañamente nervioso, esperando una risa en el mejor de los casos; aún no se acostumbraba del todo a no ser considerado el rarito del lugar.

Quizá por eso, su respuesta le descolocó tanto.

—Uh, bueno... Podría ser divertido. —Accedió, para sorpresa de incluso ella misma; normalmente pensaría en como eso mancharía su vestido, o que pasaría si la vieran haciendo algo así de infantil, pero ahora, sencillamente le parecía una experiencia particular al lado de, probablemente la persona que más apreciaba tener en su vida.

Era un juego tonto, al principio incluso con una inevitable sensación de vergüenza el uno con el otro al estar haciendo el ridículo, pero con el pasar de los minutos, parecían tan entretenidos que siquiera notaban cuando alguien les quedaba mirando extraño.

Simplemente corrían, saltaban, caían y volvían a levantarse como si de un par de niños tratase.

La situación resultó entretenida al punto de que el día les pasó por encima, con ambos acabando tan cansados que tuvieron que echarse sobre el césped, observando las nubes que pasaban por el anaranjado cielo del atardecer.

—Dios santo, me siento como una niña... ¿No es tonto? —Dejó escapar Gwen entre risas que poco a poco se calmaban, dirigiendo su mirada al contrario, que de igual manera luchaba por calmarse.

—Quizá lo sea... —Soltó en un final suspiro, correspondiendo su mirada.— Pero es lindo serlo contigo, Gwen.

—Si, realmente lo es.

Al final del día habían llegado a la misma conclusión; tocar pasto era de lo más divertido si tenías a tu lado a esa persona tan especial.

Migajas [Total drama clichés opuestos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora