Trent y Eva

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CW: Uso de sustancias sospechosas (Ya se la saben.)

—Vision a futuro—

Trent había estado en muchas situaciones cuestionables, pero el encontrarse en un departamento lleno de plantas, sentado frente a un montón de cartas y una llamativa bola de cristal sin duda era algo que hasta para él resultaba llamativo.

La situación desde que el programa acabó era complicada, incluso si sentía que iba por un mejor camino, las dudas e incertidumbre podían carcomer su mente en ocasiones, preguntándose que sería de él en un par de años más.

Para su suerte, Eva afirmaba poder darle esa respuesta.

—Y... ¿Desde cuándo estás leyendo el futuro y eso? —Inquirió el hombre, revisando la hora de su celular por novena vez desde que entró, como si eso calmara por segundos la incomodidad que sentía y las ganas de irse.

—Desde hace mucho, como, uh... Dos semanas. —Respondió con una sonrisa relajada, lejos de ser la respuesta que Trent hubiera interpretado como realmente mucho tiempo.

Aún así, cuando puso las cartas sobre la mesa, supuso que no tenía nada que hacer.

—¿Entonces puedo preguntar lo que sea o...? —Trent dudó unos segundos sobre como empezar sin exponerse demasiado.

—Claro, ¡Lo que sea!

—Entonces, ¿Cuando...? —Siquiera pudo terminar la pregunta sin ser interrumpido por la mujer.

—Uy, fechas no se sacar. —Soltó con una risa, perdiendo aún más la credibilidad para el hombre, que de todos modos decidió volver a intentar.

—Bueno, entonces quisiera saber quien...

—Ah, tampoco se hacer eso aún.

El silencio se tornó incómodo, al menos para Trent, pues Eva parecía concentrada en los divertidos dibujos del maso de cartas, siquiera disimulando una que otra ocasional risa.

Trent no sabía si siempre había sido así o si estaba bajo el efecto de alguna planta sospechosa.

—¿Puedes hacerme una lectura en general, entonces? —Se rindió suplicando a sus adentros que en caso de poderse, esto le ayudara a responder algunas de sus preguntas.— No me digas que tampoco...

—¡Puedo intentar!

—Ya que...

El hombre se mantuvo desanimado tras ello, suponiendo que había caído en una completa estafa, y por eso mismo, sin alarmarse demasiado cuando notó un par de cartas con imágenes de lo más perturbadoras en ellas.

—Mhh, ya veo... —Musitó la mujer, cruzándose de brazos mientras asentía con repentina seriedad.— ¿Qué signo eres, Trent?

—Uh, leo... ¿Por? —Su atención fue captada entonces, al notar que la sesión podía estar yendo ahora por un camino interesante, incluso sintiendo el nerviosismo agolparse en su estómago repentinamente.

—Dice que te vas a morir. —Soltó de forma tan repentina que Trent por poco y se cayó de la silla en la que se encontraba, frunciendo el entrecejo cuando la escuchó reír.— Es broma, o sea, todos pasaremos al otro lado eventualmente, pero no es el momento aún...

—No me parece divertido.

—A mi si. —Tras ello, se levantó repentinamente, corriendo hasta la cocina y trayendo al los segundos una taza de lo que parecía ser té, dándole un sorbo y afirmando que con eso podría concentrarse más.— ¿Creciste con padres divorciados, Trent? —Luego de tanto tiempo dando vueltas en tonterías, la pregunta tan específica descolocó al hombre, quien negó con su cabeza, pero terminó por poner más atención.— Entiendo, ¿Pero no sé querían? Es decir, veo que ese vínculo está bastante...

—Si, estaba jodido, mamá solía engañar a mi padre y... —Tras meditar unos segundos de que estaba dejando salir demasiado por una sola pregunta, negó con la cabeza.— ¿Qué dice?

—Supongo que te afectó mucho... ¿Crees que tu necesidad de posesión y control sobre la gente tuviera origen con ello? —Inquirió, notando el rostro descolocado de su cliente básicamente al instante, sonriendo victoriosa a pesar de no ser la ocasión idonea.— Lo suponía.

—Bueno, supongo que tendrá que ver y eso, pero es lo de menos... —Quiso cambiar de tema una vez le fue planteado, después de todo, era algo que Trent luchó por ignorar toda su vida.— ¿Dice algo más?

—Muestra lo atormentada que está tu mente últimamente, mira esta carta. —Tomó una de estas, sosteniendola frente a su cara.— Es un diez de espadas, tocaste fondo... Que bueno.

—¿Que bueno? —Elevó una ceja, algo frustrado de verla sonreír cuando daba todas esas malas noticias.

—Significa que solo queda subir ahora. —Aclaró, volviendo a lo suyo, soltando una que otra ocasional risa que no le dejaba tranquilo.— Acá dice que no hiciste tu cama, y aquí... Aww, tienes una sota de copas en tu mente, esa gente es adorable, ¿Sabes? —A ese punto la mujer se había distraído, siquiera explicando exactamente de que trataba cada carta.

Trent suspiró de forma pesada antes de ponerse de pie, suponiendo que había sido una completa perdida de tiempo.

—Ay, ¿A dónde vas, Trent? ¿No te gustó? —Eva a pesar de todo lucia sorprendida con aquella descicion, apresurandose en detenerlo.

—Es una perdida de tiempo, Eva, ya déjalo así.

—Ah, pero me sentiré mal si te vas así como así... —Se lamentó la mujer, apresurandose en intentar volver a sentarlo.— Déjame darte una taza de té al menos, así no siento que viniste por nada.

Trent le miró sin estar seguro de que sentido tenía eso, pero de todos modos se rindió, asintiendo.

—Como sea, solo que no tenga nada raro.

—Lo prometo.

Media hora después, Trent estaba en el suelo, mirando el techo y las extrañas formas que creía divisar en este mismo, mientras reflexionaba de su vida.

Desde los eventos más recientes hasta el conflicto más tonto de su niñez, de pronto Trent parecía conciente de todo y a la vez de nada, hablando sin parar mientras Eva solo escuchaba a un lado, preguntándose cuando se habían metido esos extraños bichos de colores a la casa, o si estaba alucinando.

Era obvia la respuesta.

—Y entonces siempre me dejaban hacer lo que quería para compensar que los escuchaba pelear toda la noche, ¡Pero luego no sabía que hacer! —Se quejó el hombre, parando cuando su propio grito hizo doler su cabeza.— Yo no quiero acabar como mis padreeees...

—¿Y que quieres? — Cuestionó Eva, alzando su mano al techo, sintiendo como si lo tocara.—Yo quiero un gato naranja...

—No se, una vida tranquila, alguien que no me deje, una familia... Un kilo de mandarinas. —Dudó unos momentos de sus propios pensamientos, cerrando sus ojos al marearse con los colores que azotaban su vista incluso con los lentes oscuros.— Me gustaría viajar a... Katmandú. —No tenía idea de dónde era ese lugar.

—¿Viajar como? ¿Volando?

—Yo no puedo volar, no tengo alaaas. —Se quejó, preguntándose por un momento como se sentiría.— Camille podría, una Camille gigante... —Tras ello empezó a sollozar repentinamente.— Ay, extraño a Camilleeee... ¿¡Por qué Camille se fue, Ava!? Yo la quiero muchooo.

—Me llamo Eva... ¿Me llamo Eva? —La mujer se sentó de golpe, mareandose en el proceso.— No, me llamo Eevee, que tonta. —Y procedió a echarse nuevamente, llevándose un golpe en el proceso.

Tras ello, un silencio invadió el lugar, principalmente porque ambos estaban demasiado mareados para hablar.

—Oye Tren.

—¿Qué pasó, Evangelion?

—Me caes bien.

—¿En verdad?

—Nah... Un poquito.

Tras ello, volvieron al silencio, con el resto de la tarde lleno de cambios de animos y repentinas caídas hasta que ambos despertaron del mal viaje, con un dolor de cabeza que les siguió por toda la noche.

Definitivamente Trent no recomendaría a Eva.

Migajas [Total drama clichés opuestos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora