capitulo 2:La fiesta

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El zumbido de la cortadora de césped aún resonaba en la mente de Sofía mientras se duchaba, tratando de eliminar no solo el sudor y la tierra, sino también la imagen de Daniel Morales. No era solo su presencia física lo que la irritaba, sino la forma en que siempre lograba meterse en su cabeza. "Empate," pensó con desdén, recordando la sonrisa arrogante con la que lo había dicho. No había tal cosa como un empate entre ellos. Si no ganaba, ganaba él, y viceversa. No había lugar para medias tintas.

Mientras se secaba el cabello, su teléfono vibró sobre el lavabo. Era un mensaje de Valeria, su mejor amiga.

Valeria: ¿Lista para la fiesta esta noche? ¡Dime que no lo has olvidado!

Sofía se golpeó la frente con la mano. Con todo lo de la competencia del césped, se había olvidado completamente de la fiesta del vecindario. Cada año, las familias de la cuadra organizaban una reunión en el parque local, con comida, juegos y música. Lo último que quería en ese momento era socializar, y menos si eso implicaba ver a Daniel otra vez, pero no podía faltar.

Sofía: No lo olvidé… solo se me pasó por alto. ¿A qué hora nos vemos?

Valeria: A las 8. Ponte algo bonito. Hay rumores de que habrán sorpresas este año ;)

Sofía rodó los ojos ante el emoji. Sabía lo que significaba "sorpresas" para Valeria: intentos sutiles de que hablara con algún chico o, peor aún, que tratara de emparejarla con alguien. Como si estar soltera fuera algún tipo de delito. Pero no tenía energías para discutirlo.

A las 7:45, después de mucho debate con ella misma, decidió usar un vestido sencillo de color azul claro, algo lo suficientemente cómodo como para sobrevivir a la noche, pero no tan informal como para que Valeria le reclamara. Se miró en el espejo una última vez, suspirando al darse cuenta de que, a pesar de todo, estaba nerviosa. Aunque no lo admitiera abiertamente, las fiestas del vecindario siempre le ponían los pelos de punta, sobre todo porque sabía que Daniel estaría allí, rodeado de su grupo de amigos, con su típica sonrisa de "mírame, soy el mejor en todo".

Cuando llegó al parque, las luces colgantes ya iluminaban las mesas repletas de comida y las risas de los vecinos llenaban el ambiente. Sofía saludó a algunos conocidos y pronto encontró a Valeria, quien la esperaba cerca de la mesa de bebidas.

—¡Por fin llegas! —dijo Valeria, dándole un abrazo efusivo—. Pensé que te escaparías de esta.

—No te daría ese gusto —respondió Sofía con una sonrisa irónica—. Además, sé que si no venía, me perseguirías hasta mi casa.

—Sabes que sí —respondió Valeria con una risa, pasándole un vaso de limonada—. ¿Has visto a Daniel?

El nombre hizo que Sofía se detuviera un segundo antes de llevarse el vaso a los labios.

—¿Por qué lo mencionas? —respondió, tratando de sonar despreocupada.

—Solo curiosidad. Me lo crucé hace un rato y… se veía bien, ¿no crees? —dijo Valeria con una sonrisa traviesa.

Sofía negó con la cabeza.

—No me interesa cómo se vea —mintió, pero su mente, traicionera, le recordó la imagen de Daniel lavando el auto bajo el sol—. Además, siempre parece tener un club de fans detrás. No necesito sumarme a la lista.

Valeria se encogió de hombros.

—No lo sé, Sofi, siempre he pensado que detrás de todo ese orgullo y esa competencia hay algo más… Ustedes dos tienen demasiada química como para ser solo enemigos.

Sofía puso los ojos en blanco.

—Por favor, no empieces con tus teorías raras. Lo único que tengo con Daniel es una rivalidad de años. No hay nada más, nunca lo ha habido y nunca lo habrá.

Pero justo en ese momento, como si el universo la quisiera desafiar, vio a Daniel cruzando el parque, rodeado de amigos, con esa típica actitud relajada que siempre la sacaba de quicio. Llevaba una camiseta blanca y jeans oscuros, y parecía perfectamente cómodo en su piel, como siempre. Lo que más le molestaba no era su apariencia ni su sonrisa, sino la forma en que su mera presencia afectaba a todo su entorno. Siempre parecía dominar cualquier espacio al que entrara, y esta noche no era diferente.

Valeria la observó en silencio, notando el ligero cambio en su expresión cuando Daniel se acercó más al grupo.

—Ah, claro —dijo Valeria, sonriendo—. Nada más. Absolutamente nada.

—Cállate —murmuró Sofía, mirando hacia otro lado.

—¡Sofía, Morales! —gritó una voz masculina antes de que pudiera escapar—. ¡¿Qué tal, chicos?!

Sofía se volvió y vio a Marcos, uno de los amigos de Daniel, acercándose a ellos con una sonrisa amplia y una bebida en la mano. Justo detrás de él, por supuesto, estaba Daniel.

—No me lo puedo creer —dijo Marcos, riendo—. ¿Ustedes dos juntos en la misma mesa y no están discutiendo? ¿Será un récord?

Sofía rodó los ojos, pero Daniel intervino antes de que pudiera responder.

—Todavía queda mucho de la noche —dijo, su tono ligero, pero con una chispa en los ojos que Sofía reconocía demasiado bien.

—No estoy aquí para competir, Morales —dijo Sofía, tomando un sorbo de su limonada.

—¿No? Eso sería un cambio interesante —respondió Daniel, inclinándose ligeramente hacia ella—. Pero siempre pensé que te gustaba ganar.

Sofía lo miró, tratando de mantener la calma, aunque algo en su interior ya había empezado a agitarse.

—Solo cuando tiene sentido. Hoy no lo tiene.

Daniel sonrió, pero esta vez fue diferente. Había algo en su mirada que la hizo sentir incómoda, como si estuviera midiendo cada palabra que decía, cada gesto que hacía. Por un momento, la competencia habitual entre ellos pareció desvanecerse, reemplazada por algo más que no podía identificar del todo.

Antes de que pudiera procesarlo, la música comenzó a sonar más fuerte y Valeria, con una mirada cómplice, la arrastró hacia la pista de baile.

—Vamos, deja de pensar tanto en Daniel y diviértete —susurró Valeria al oído—. Aunque claro, si me pides mi opinión, no estaría mal que pensaras un poco más en él.

Sofía rió entre dientes, tratando de ignorar el nudo en su estómago. Mientras se dejaba llevar por la música y las risas de la fiesta, una parte de ella no pudo evitar buscar a Daniel entre la multitud, preguntándose por qué, después de tantos años, la simple idea de perder una batalla contra él seguía importándole tanto.










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⏰ Última actualización: Sep 07 ⏰

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