C-10 Secuestro.

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El inicio de la casa abierta del colegio-escuela se llevó a acabo en el tiempo estimado, siendo los padres y personas interesadas, invitadas a ver las exposiciones de los niños de la escuela ya que los del colegio darían su presentación una semana después.

Thiago le había informado a su tío y madre para que asistieran a verles, algo ansioso quería acabar su trabajo para ir a ver a Maykel pero estaba encargado de entregar los recuerdos a aquellas personas que asistían al estand de su grupo.

Los recuerdos eran llaveros, imanes para el refrigerador, lápices u plumas* con el tema del estand y curso de los niños, algún caramelo o postre pequeño.

Mirando los frascos con recuerdos para entregar a los observadores, suspiro ya que estos estaban aún muy llenos.

— ¿Qué te pasa?

— Hay muchos recuerdos.

— ¿Eso no es bueno?

— . . .

Ya no respondiendo a Rubén, agachando la cabeza, Thiago empezó a jugar con unos cuantos caramelos escuchando a su amigo hablar sobre el inicio del uso de la cerámica, sintiendo la mirada de alguien, alzó ligeramente su mirada encontrándose con un señor no diferente a otros padres de familia que veían a su sus hijos exponer.

El hombre miraba a su amigo fijamente, aunque no hacía nada le generaba tención, algo en su interior le gritaba alejarse de ese hombre aunque su apariencia no era mala, por el contrario era bastante agraciado y amigable.

— Thiago, los recuerdos.

— Sí.

La voz de una compañera le hizo volver la vista a los padres que aplaudían, de un vistazo rápido mientras entregaba los caramelos se dio cuenta que ese hombre había desaparecido.

Frunciendo el ceño pensó en hablarle a su profesor sobre ese hombre extraño.

Explicando sobre la incubación de los huevos de las tortugas marinas, Maykel apretó el papel en donde tenía anotada la información, la profesora le había entregado un párrafo para exponer, sabiendo de su dificultad al habla le dio el tema más cort...

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Explicando sobre la incubación de los huevos de las tortugas marinas, Maykel apretó el papel en donde tenía anotada la información, la profesora le había entregado un párrafo para exponer, sabiendo de su dificultad al habla le dio el tema más corto y fácil de explicar.

A pesar de esto el pelinegro se mostró muy nervioso pero esto no desespero a sus compañeros ni padres de familia, quienes ya tenían conocimiento de las dificultades del hablaba del niño.

En cuanto acabo de hablar, los adultos aplaudieron y los compañeros de exposición les susurraron que lo hizo bien, sintiéndose alargado Maykel esperaba más las palabras de Thiago pero sabía que este estaba ocupado.

— Fue una buena exposición, Maykel.

Sorprendiéndose de quién le hablo, el oji-azul miro a la madre de Thiago quien, con una ropa elegante pero cómoda, se había presentado en su estand.

Devorando a mi amada Estrella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora