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"El sexo es algo que se vuelve adictivo, más si hay morbo, más si todo es oculto y en secreto."

Hace seis meses atrás, Hye Jin se mudó en Bangchon-dong, y comenzó a trabajar en un restaurante que le quedaba lejos de su apartamento, ella no contaba con carro o dinero disponible como para poder llegar temprano a su casa y poder descansar como era debido.

Así que lo más económico era agarrar un bus, pero tenía que levantarse muy temprano para estar a la hora que se le exigía en el restaurante, y cuando se hablaba de volver a casa, eso era un martirio, porque tardaba una larga hora llegar a su casa, viajaba desde Sinam-dong hasta Bangchon-dong todos los días que le tocaba trabajar.

Así que sumándole el bañarse al llegar, preparar algo para comer y dejar todo listo para el día siguiente, se resumían en; ella acostándose a las 11 de la noche para levantarse muy temprano y no poder dormir bien.

En resumen lo malo del trabajo de Hye Jin era que siempre terminaba en la noche, y el trayecto a su casa era de una hora y un poco más. Por lo demás todo estaba bien, la paga era bastante elevada y le gustaba trabajar en el ámbito gastronómico.

¿Y como no? Si es que era el restaurante de comida japonesa más famoso de Dong-Gu. Casi todos los vecinos asistían en algún horario del día y también uno que otro turista.

Pero digamos que en términos de levantarse temprano la chica era muy remolona y odiaba tener que dormir poco.

De vez en cuando, Yoon Gi iba a visitarla y a hacerle compañía mientras ella trabajaba como dependienta en el restaurante Dragon Sun.

Hye Jin no pudo regresarse a su casa en unos días porque terminaba demasiado tarde, así que no pudo negarse por esta vez a quedarse con el peli azabache en su casa.

Yoon Gi al vivir en una casa solo, tenía cuartos de extra y para no preocuparse mucho con el viaje de regreso de Hye Jin, le propuso dormir en su casa esos días que tenía que trabajar.

A ella le daba miedo la oscuridad, así que como había confianza, él también la dejó dormir a su lado cada noche, pero, una de esas noches todo cambió.

Ella no se resistió más y se dejó fluir.

¿Quien podría saber acerca de eso que pasaba en el cuarto? Si al final, nadie podría sospechar de aquello si no era difundido por ninguno de los dos.

Aquella otra chica no estaba en el país, y Ji Min ya no formaba parte de su vida en lo absoluto.

Además, a ninguno le convenía que se supiera aquello.

Los dos se encontraban tirados en la cama mirando videos en Instagram, solo para entretenimiento ya que aún era temprano y ninguno tenía sueño.

Hye Jin estaba recostada en el no muy marcado pecho del pálido.

— Aguanta el celular por favor. —pidió él.

Hye Jin acató la orden y se concentró el los videos, pero ahora ya no estaba sobre el pecho de aquel chico de piel pálida. Se encontraba solo boca arriba con el celular entre manos.

Yoon Gi se levantó de la cama para seguramente ir al baño a algo, o quizás a la cocina.

Ella no le presto atención y siguió en lo suyo hasta que su diminuta ropa interior fue rasgada y un lametazo a su clítoris la hizo retorcerse.

Ella se sentía fuera de lugar, como si todo fuera irreal.

Pero.. ¡Diablos! Que bien se sintió eso. Ella siguió con el celular frente a su cara pero ya ni aunque quisiera prestarle atención a los videos podía, él sabía lo que hacía y la estaba volviendo loca con la jodida lengua que entraba y salía de au coño.

Gimió, gimió si poder contenerse más y dejando el celular a un lado agarró los cabellos de Yoon Gi para empujar la cabeza más adentro entre sus piernas.

— Esto.. esto no está bien. —el chico respondió succionando su clítoris.

— Me da igual si esta bien o no. Olvidemos quienes somos solo por hoy.

— No.. —la calló de un beso. Sabía a ella y a deseo, lo hizo con ímpetu como todo un experto en el ámbito.

A Hye Jin le sorprendía lo mucho que había disfrutado de ese oral, nunca nadie lo había sabido hacer tan bien como el azabache, e incluso ni su antigua pareja la había echo sentir a punto de explotar con su lengua.

Y los pocos que pasaron por su vida después de ello o nunca lo hacían o ella los detenía porque no sabían como comerse un coño.

Pero este chico la había dejado con espasmos y lloriqueos por más, deseaba más de él, y ignorando las responsabilidades del mundo exterior, se concentró en lo que estaba pasando esa noche en ese cuarto.

— ¿Lo quieres completamente dentro de ti?

— Por favor.. —pidió en súplica Hye Jin mientras miraba por encima del hombro al chico de ojos gatunos.

— ¿De quien son esas preciosas nalgas? —El pelo negro gruñó mientras le pegaba una palmada en el culo. Ella estaba en cuatro, expuesta completamente hacia el con la cara pegada en las sábanas.

La morena sintió que estaba en el cielo y se quedó saboreando la sensación de electricidad placentera que le recorría la columna vertebral.

Electricidad que tarde o temprano llegaba al lugar exacto, justamente al pequeño botón que fue hecho y específicamente confeccionado para el placer absoluto de la mujer.

— Son mías. —contestó de abajo.

Yoon Gi volvió a gruñir; esta vez, después de hundirse con enojo en el interior de la chica le palmeó con intensidad y arrebato en las dos nalgas.

— Serán tuyas, pero por esta noche, mías.

Hye Jin gimoteó, le encantaba, le encantaba no tener que decirle a un hombre como quería que la follaran o tener que poner alguna excusa para montarse ella encima y así mismo darse placer.

A pesar de ser el primer encuentro con este hombre, le fascinó la forma en que esa noche se la folló, solo que, había un problema. Uno muy grande.

Nadie podía saber absolutamente nada de lo que en esa casa pasaba con ellos dos. Y este sexo se volvió muy adictivo.



:)
Empieza lo bueno.

©Adicction / Y.GDonde viven las historias. Descúbrelo ahora