Capítulo (6)

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Jimin



El intenso dolor de cabeza ya no me permite seguir durmiendo, mis planes de estar dormido todo el día es arruinado por la jodida resaca, había superado totalmente mis límites, pero fue por la maldita culpa de mi jefe, cómo se le ocurrió arrastrar a mis amigos también en su mentira. A ese Alfa no le basta con hacer mi vida miserable todos los días en la oficina, ahora tengo que aguantarlo en mi vida personal.

El olor a Whisky cubre todo mi habitación, es fascinante y atrayente que me asfixio por las almohadas, dándome cuenta de que necesito urgentemente un baño debía quitarme el aroma a alcohol, cuando voy abriendo mis ojos observo toda la habitación totalmente oscuras y sombrío con cortinas negras y gris, sé que no estoy en mi habitación, me levanto rápidamente y muy asustado noto que solo tenía puesto una camisa blanca.

¡Oh, Dios mío!

¿Qué sucedió anoche?

Solo ruego que si me acosté con un alfa, mi jefe no se entere porque estaría enserió problemas.

¿Cómo es que mis amigos me dejaron ir con un extraño?

Tratando de recordar lo sucedido la noche anterior salgo de la habitación, necesitaba saber donde estoy y con quién, me encamino por un pasillo y al seguir avanzando encuentro mis ropas y zapatos lo cual me estaba asustando más, tomo mis zapatos como arma, talvez estoy secuestrado y necesite defenderme. La silueta de un alfa es lo primero que diviso, se encuentra hablando por el celular, mis ojos recorren su espalda, y vaya espalda, la piel sumamente blanca y el olor a Whisky me vuelve a golpear fuertemente, el aroma me envuelve tan adictivo, tan rico y refrescante, sentir el aroma y el sabor al whisky hacen que mi aroma se dispare sin control haciendo que el alfa sé dé la vuelta. Y mi jodida mierda no podía ser peor, delante de mí, estaba mi jefe.

Con lo asustado y nervioso que me encontraba le lanzó el zapato que llevaba en la mano, provocando que lo golpeé en la cabeza.

—¿Está loco?— grita sorprendido.

¡Trágame tierra!

—Señor Min— murmuro horrorizado.

¿Qué hago en su casa?

— ¿Qué demonios sucede con usted?— pregunta irritado.

—Señor Min, lo siento— expreso con una suave voz, avergonzado.

—¿Lo siente?— ríe falsamente.

— Lo siento— observo el piso.— No sabía dónde estaba, estoy asustado y esa fue mi reacción— termino alterado.

—No sabe dónde está, porque es un maldito inconsciente que no sabe beber— exclama cabreado.

Es por su jodida culpa que me estuve comportando como un alcohólico, pero está claro que no puedo decirle eso.

—¿Por qué estoy en su casa?— pregunto.

—Creí haber sido claro con usted, pero ya veo que no— sus ojos negros me observan con furia-Usted es mi omega y debe comportarse como tal— culmina.

Esto es suficiente la poca paciencia que tenía ha desaparecido totalmente de mi cuerpo.

— ¡Váyase a la mierda! — exploto dejando mi aroma de enojado disiparse por todo el departamento.

—Cuide su vocabulario Joven Park o…— este idiota no va a amenazarme.

—¿O qué? ¿Me va a despedir?— Contraataco— le recuerdo que es sábado Señor Min, no estamos en su empresa y no es nadie para mandarme— agrego desafiante.

—No me hagas enojar, Omega— lo escucho decir con advertencia.

Y aunque siento mi cuerpo tensarse por el llamado, no le voy a permitir que me amenace.

¡Acéptame! (Ym)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora