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당신은 그것을 사랑이라고 부르고 싶어하지 않고, 당신은 내가 아기라고 부르는 그 사람이 되고 싶어합니다. ────⋆ ۪ᝰ ۪🦋 ˚⋆────
Se supone que el tiempo cura, pero la vergüenza es tenaz y pegajosa, como un chicle moldeado en la suela de un zapato.
Dos semanas después, Juyeon todavía recordaba con horror la velada en el sofá y los dedos de Younghoon en su cabello y en su cuello y el sonido que se le había escapado.
No es gran cosa, trató de razonar consigo mismo.
Younghoon no lo había ridiculizado y tampoco se lo había mencionado. Lo cual era de esperarse cuando Juyeon hizo todo lo posible por evitarlo. Si había algo en lo que prosperaba, eran las estrategias de evasión.
Sin embargo, lo que no pudo evitar fue pensar en Younghoon. En sus manos en su cabello y en su cuello en particular.
O alrededor de su pene cuando se masturbaba antes de quedarse dormido, imaginando que sus propios dedos eran los de aquel apuesto pelinegro mientras empujaba un dedo más allá de su borde, y luego otro, reprimiendo maullidos de vergüenza y saliva en su almohada, en el fondo de su mente confusa la horrible posibilidad de que él lo escuchara a través de la pared.
Por otra parte, que Younghoon lo sorprendiera masturbándose no significaba que supiera lo que Juyeon estaba pensando mientras lo hacía. Pero ahora que seguía imaginando a él tocándolo y follándolo, temía no poder mirarlo a los ojos sin que se pusiera duro.
Pero, en primer lugar y para su defensa, él es un pervertido en potencia y su compañero está demasiado bueno.
Aunque sea súper heterosexual.
En conclusión, necesitaba evitar a Younghoon por el resto de su vida, o al menos el tiempo suficiente para que su pene se calmara.
No lo había visto durante dos semanas enteras y su mente lentamente comenzó a desprenderse de la vergüenza cuando, una tarde tranquila, alguien llamó a su puerta.
Juyeon, que estaba a punto de ponerse los auriculares y empezar a jugar a Overwatch, se quedó paralizado.
Con su suerte, fue Younghoon quien, por fin, decidió acercarse a él para contarle lo que había sucedido en el sofá o, peor aún, se reveló como un lector de mentes que podía discernir sus fantasías sexuales a través de su muro compartido.
Pero fue solo Changmin quien le preguntó si quería ver una película mañana por la noche.
⸺¿Estás pensando en Doctor Strange o Ant-Man?
⸺Sí.⸺Juyeon se encogió de hombros.⸺Sí, claro.
Así fue como terminó en el sofá de la sala, solo, con una bolsa de galletas de fresas en su regazo, como un invitado a una fiesta que había leído mal la invitación.
