Capítulo 4

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Siempre se arrumado todos los asesinatos que están enlazados a la familia Gilmore, simplemente que  ellos son dueños de este pueblo desde sus antepasados. Tristemente solo quedan tres Gilmore, Damon, su abuela y su hermana menor. La muerte de sus padres hasta ahora es un misterio, otros dicen que William Gilmore tiró por las escaleras a su esposa y luego se colgó, otros dicen que su propio hijo tiró a su propia madre Elizabeth. no se sabe qué ocurrió en realidad, incluso ni mi hermana lo sabe. Pero si se sabe con certeza lo desquiciado que estaba William, aunque aparentaba ser un hombre de moral alta ante el pueblo a diferencia de Damon, Damon solo aparenta una sola cosa, el mismo diablo, él no necesita vestirse de gala para que Los Ángeles se confundan. Damon es el tipo de tentación en que nosotros las personas no se puede resistir, pero a todo costo  tú cerebro te dice y sabe que debes evitar, por que su belleza es su arma.

Me envuelvo en mis brazos mientras veo a Damon cavar una tumba, no se ve exhausto, tiene una mirada relaja y Cristo se ve de igual forma sexy cavando una tumba. El aire me muerde con una intensidad helada. Me fijo en las demás tumbas con lápidas desgastadas por el paso del tiempo.

—Porqué me trajiste aquí contigo.—la pregunta en si me la estaba haciendo hacia mí misma, pero lo dije en voz alta. Él deja de cavar y tira la pala hacia un lado.

—No tengo una respuesta a eso Elena. De toda formas no le tengas pena, era una mierda de persona.— se posiciona delante de mi. El calor se extiende a través de mi. Damon es hermoso, con sus ojos fríos y ojos penetrantes, su rostro parece una escultura de hielo afilado, se siente como si solo con tocarlo te cortaría y te haría sangrar la mano.

—¿Y tú si lo eres?.—Una sonrisa traviesa tira de sus labios y se acerca más hacia a mi, pero puedo ver la maldad en sus ojos, luego se inclina tan serca de mi que puedo sentir su pecho duro, su rostro se hunde en un lado de mi cara y me habla al oído, puedo sentir su respiración tan cerca, aprieto mis piernas.

—Sabes que no soy una persona moral pequeña, eso es demasiado aburrido, yo prefiero el caos, eso se ve más seductor.— sus ojos recorren cada parte de mi rostro, como si me estuviera viendo por primera vez.

—¿Quién era él?.—mi voz sale temblorosa.

—Su nombre era Wilbert Márquez.— mi corazón da un vuelco.

—¿Tenía familia?.— una tristeza abrumadora adorna mi pecho.

—Si y no la merecía, abusaba de su hija y esposa.

—Oh. Entonces supongo que en tú percepción de ver las cosas y el mundo el si se lo merecía.

Suelta una pequeña risa que hace eco en el cementerio y en mi cuello. Levanta una de sus manos y la pasa suavemente por mi cabello con sus dedos, luego por mi mandíbula hasta agarrarme por la mandíbula y llevar mis ojos a los suyos. Luce tan hermoso y peligroso.

—No Elena, no se trata de lo que justo, si no lo efectivo que es.

—Entonces ¿qué ganas, porqué no denunciarlo?  ¿Crees qué así salvarías al mundo?.— Suelto una risa absurda tratando de entenderlo.

—Claro está que no. No trates de entenderme, porque jamás lo harías, nadie lo haría. Simplemente soy un jodido asesino, pero no asesino a gente inocente, al menos mis víctimas no lo son.— me quedo absorbiendo sus palabras.

***

—¿vamos al cine esta noche?.—Daniele me saca de mis pensamientos sobre anoche. Mis ojos encuentran sus ojos café, Daniele es un chico lindo.

Seducida por la oscuridad +18 |libro +1| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora