Habían pasado ya seis largos años desde que Aegon y sus hermanos habían quedado al cuidado se su hermana Rhaenyra, donde habían tenido una de las mejores educaciones, algo que sorprendía demasiado al propio Aegon era lo poco que había consumido vino en esa vida, de hecho solo tomaba cuando eran ocasiones especiales o cuando estaba bajo mucho estrés, todo eso fue gracias a sus hermanos y a su pequeño sobrino, Jace, ahora era casi todo un hombre, y decía casi porque aún le faltaba tomarlo como omega, solo esperaba aquel momento con ansias.
En esta vida se aseguraría de que Jacaerys estuviera a su lado, fuese como fuese, el único obstáculo era su madre; esa señora histérica y mal humorada, a pesar de ser su propia madre, no dejaría que interviniera en su vida, lo había manipulado antes y había puesto al reino sobre su propia felicidad, termino muriendo solo y asesinado por sus propios aliados, la mayoría de la culpa había sido de su madre.
— ¿Es necesario que Aegon vaya, madre? — La voz de Jacaerys de escucho en la sala interrumpiendo sus pensamientos. — Sabiendo como es la put-...— Pauso sus palabras, recapacitando sobre lo que estaba apunto de decir. — La segunda consorte.
— Si, Jacaerys, el rey Viserys programo las visitas de Aegon y ya es momento de que vaya, nosotros iremos en una o dos semanas más, estoy segura de que nada ocurrirá con Aegon.
La sala se quedó en silencio por un momento, mientras los más jóvenes se dirigían miradas entre si, una forma de comunicarse, algo que habían creado con el paso del tiempo, gracias a la confianza y a la gran relación que habían creado con su convivencia.
— Hermana yo creo que, uno de nosotros debería de ir con él, por cualquier cosa que surja.
Todos sabían perfectamente a qué se referían con las palabras de Aemond, y es que siempre que las visitas de alguno llegaban, algo siempre salía mal, todos habían pasado por fracturas, golpes, un casi-envenamiento, malestares entre muchos otras cosas más, todas por culpa de Otto y Alicent, para está visita todos en la mesa tenían un mal presentimiento.
— Mira Rhae, es como una visita doble, dos niños en un viaje.
El suspiro que abandono los labios de Rhaenyra fue suficiente para saber que no cedería y su joven hermano mayor terminaría yendo solo, nada bueno terminaría de eso.
— No chicos, solo irá Aegon, es mi última palabra.
— Nyra tiene razón, no pasará nada, calmense todos, regresaré sano y salvo.
Aunque la voz de Aegon sonaba bastante confiada, sentía un pequeño nudo en la garganta, y al igual que sus hermanos tenía un mal presentimiento pero intentaba ignorarlo por el bien de su salud mental y también porque no notarán su olor ligeramente amargo por la preocupación de su omega, solo esperaba que el viaje fuera tranquilo y nada mala ocurriera durante o en su estadia en la Fortaleza Roja, era lo único que pedía a los dioses aunque aveces ellos eran crueles.
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Segunda oportunidad..
FanfictionAegon muere al ser envenenado por sus enemigos, pero inesperadamente, despierta en otro mundo; los dioses han perdonado su vida. ¿Por qué?