Cap. 2

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Las calles se encontraban desprovistas de vida, el sol aún no hacía aparición, sus pies avanzaban sin un rumbo fijo hasta que llegó a las orillas del río cerca de la Aldea Vimara donde por fin el alba lo alcanzó. Se detuvo en seco ya un poco cansado, tenía que calmarse y pensar cuales serían sus próximos movimientos, un tronco cercano le hizo de asiento provisorio, frotó sus manos contra sus brazos para apaciguar un poco el frío de la mañana, la verdad es que si tenía una solución rápida, pero ella le había prohibido anteriormente tomarla, pero por el momento no tenía otra salida y si la había, su mente en ese instante no la procesaba...

K: Crees que realmente soy bueno complaciendo a las personas?- Le pregunto a Mehrak, el cual solo hizo unos ruiditos mesiendose de un lado a otro, sin entender realmente a su compañero, soltó una risilla suave, no tenía nada de bueno y lo sabia, su familia se había desmoronado por su culpa, esa maldita deuda que lo acongojaba era su culpa, que Alhacén lo repudiara era su culpa, su maldita vida era su culpa, fue uno de los estudiantes más sobresalientes de su generación y aún así terminó en la calle... por segunda vez, Alhacén le había dicho que el palacio Alcazarzaray era algo muy codicioso, que podría perder más que ganar con el pero no le hizo caso y como siempre el escriba tuvo razón, perdió su hogar, todo su dinero y se endeudó más de lo que en su vida terrenal podría llegar a pagar, pero eso ya estaba en el pasado, se abrazó a si mismo mirando un punto fijo por unos minutos, si... el menor siempre tenían razón en todo, entonces creería en sus palabras, si el creía que era bueno complaciendo a la gente, lo haría... vendería su tiempo como le aconsejo, se levanto rápido empuñando sus manos decidido, era hora... desde hoy la luz de Kshahrewar extinguiría su brillo de una vez por todas.

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El bazar de Sumeru realmente era un lugar cálido y lleno de vida, aunque en esos instantes solo un par de almas se movían por el lugar colocando sus mercancías para la venta, camino rápido hasta llegar a una estrecha calle la cual iba en descenso, el camino era sombrío y silencioso, solo unas cuantas personas lo recorrían a diario.

La zona más baja de Sumeru era un lugar donde realmente no querías habitar, claro si no eras un consumista apostador. A pesar de la hora no le sorprendía que al llegar al fin del descenso todo el lugar vibrará en vida, borrachos, tipos consumiendo o vendiendo sustancias ilícitas, alfas, betas y omegas buscando venderse por unas cuantas moras. Por unos instantes miedo e incomodidad inundaron su cuerpo, su lado omega chillaba asustado pidiéndole que volviera, se fuera de ahí inmediatamente y se refugiara en su alfa, su mente le decía que eso no pasaría, que Alhacén no lo quería cerca y le reconforta diciéndole que pronto estarían seguros. Ignoro cada llamado lascivo que escuchaba acelerando sus pasos lo más que podía hasta que se encontró frente a las puertas de la casa Wang. Cruzo las puertas de madera robusta y una mujer de alrededor de unos 50 años le miro sonriendole en reconocimiento, se acercó hasta el abriendo sus brazos y estrechando con calidez.

K: Lady Sasy- Hablo suave devolviendo el abrazo -Se encuentra Má?

S: Claro cariño, esta en su despacho, puedes subir tranquilo... en unos minutos llevaré café para ustedes- Respondió con tranquilidad la mujer acariciandole la espalda -Ve mientras, voy enseguida y nos contarás todo, porque por lo que recuerdo solo tu iris es rojo solecito...

K: Esta bien, pero la historia no es muy linda...

S: Entiendo, no te preocupes, ya los alcanzo- Le hablo soltando al rubio y se encaminó entre los pasillos del lugar.

Con calma Kaveh se aproximó a las escaleras que se encontraban a un lateral y las subió hasta toparse con el cuarto piso y el último. Aquella planta seguía igual como la recordaba, era la más privada del lugar, el largo pasillo alfombrado amortiguaba el sonido de sus pasos, entregándole una paz momentánea, de arrimó a la puerta de abedul y soltó un suspiro pesado antes de tocarla escuchando inmediatamente un suave "Adelante" del otro lado.

La luz que casi perdí {Haikaveh}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora