YOKO

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"Para conocer los secretos de la vida, primero debemos darnos cuenta de su existencia.

-Albert Einstein"

Miro fijamente mi último texto y el espacio vacío debajo de el, porque nunca me devuelve el mensaje. En serio, soy malísima coqueteando.

Gruñendo, me levanto echando una mirada al monitor de la pared, Tyler camina delante de la cámara en bóxer sonriendo mientras manda un mensaje a alguien. Mi teléfono secundario suena en el momento justo, y miro hacia abajo y leo los mensajes que está enviando a una chica llamada Denise.

TYLER: ¿Qué llevas puesto? Estoy pensando en ti.

Pongo los ojos en blanco, esperando que Denise le diga que se joda. Pero no lo hace.

Es difícil verlos vivir sus vidas durante un mes, tengo que verlos amando la libertad que me robaron. La libertad que nos robaron.

Tyler es el primero que se casó y aparentemente tiene una aventura, lo he estado guardando para el final pero ahora mismo, no puedo permitirme ir a casa y correr entre tantos. Y la carrera es una descripción exacta de cómo será ese tiempo, considerando que será muy fácil que me atrapen si trato de espaciar como lo hago ahora.

Folk me aseguró que los federales están investigando nuestro pueblo natal, era sólo cuestión de tiempo antes que relacionaran los asesinatos e hicieran la conexión. Esperaba tener más tiempo antes que me siguieran la pista, de ahí la razón por la que empecé los asesinatos fuera del pueblo.

Por supuesto, no es que vayan a relacionar nada de esto conmigo. Yoko Myers no existe en ese pueblo. Nunca ha existido.

Apasra Lertprasert murió hace diez años, ya no me parezco en nada a ella. Se aseguraron de eso. Mis ojos se dirigen al pequeño espejo en la pared a mi lado. Sin ningún tipo de maquillaje, se pueden ver algunas cicatrices leves.

Gasté mucho dinero para asegurarme que hubiera el menor número posible de cicatrices. Apasra Lertprasert era una pobre chica de Delaney Grove pero Yoko era una heredera que murió en un accidente de coche la misma noche en que se firmó mi certificado de defunción, estaba tan destrozada e irreconocible que Folk no tuvo problemas para cambiar la información en los ordenadores.

Yoko pudo haber muerto esa noche, pero el extraño que nunca conocí me salvó la vida.

Entré como Apasra salí como Yoko, asumí su vida de rica huérfana y me cambié "legalmente" el nombre a Yoko Myers para evitar que alguien de su pasado me descubriera.

Fue la forma más fácil de crear un fondo para apoyarnos y cambiar mi identidad. Folk no se hizo experto en formas más ingeniosas de cambios de identidad hasta los últimos dos años.

Me llevó un tiempo ver mis cicatrices en la cara como marcas de supervivencia en lugar de recuerdos brutales de esa noche. Las cicatrices en otras partes de mi cuerpo no sanaron tan limpiamente pero las cicatrices de mi alma fueron las que más tiempo tardaron en cicatrizar.

Dicen que cada uno tiene su propio proceso de curación.

El primer año de mi vida lo pasé llorando por mi familia y sufriendo todo el trauma. Lloré hasta que no quedó nada más que arena que cayera de mis ojos, me acurruqué en una bola y me duché tres veces al día, sin sentirme nunca limpia.

El segundo año lo pasé enojada y buscando salidas. Primero me dediqué al kickboxing, en el tercer año me pasé a otras formas de artes marciales mixtas. Varios cinturones negros son míos ahora.

No quiero ser la víctima de nadie más.

El cuarto año lo pasé fortaleciéndome, lidiando con todos mis miedos y aprendiendo a valerme por mí misma sin necesidad de dormir.

El Riesgo FayeYokoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora