Mejorar el beso

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         Al ver que Mateo me invitó a comer pizzas convencí a mi mamá de quedarnos una hora y ella también podía comer un pedazo y hacer amigas de otras madres  de la escuela

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Al ver que Mateo me invitó a comer pizzas convencí a mi mamá de quedarnos una hora y ella también podía comer un pedazo y hacer amigas de otras madres  de la escuela.

       —Solo un pedazo.—Me susurro mamá en el oído y dejándome ir con la familia de Mateo.—La masa nos inflama y después hay que batallar con esconder el estómago en las fotos.

     De modo que salude de beso de mejilla a Mateo y conocí a la madre de Mateo una señora cristiana que siempre está con un velo negro en su cabeza y tiene un crucifijo en el pecho y el padre de Mateo era trigueño cabello rizado que deja un poco largo y ojos verdes a diferencia de Mateo que es piel clara y ojos azules como su madre. El cabello de Mateo como está peinado no sabía si era rizo como el de su padre o lacio como el de su madre pero tenía sentido que siempre esté arreglado y con cabello corto por su religión.

      Mateo emocionado me paso un pedazo de pizza y me enseño que es crujiente y la única pizza que querré comer solo por la salsa ¡Tenía razón! Al doblar la pizza la masa crujió y partió y la salsa era tan espesa que parecía tomate recién molido al momento.

     —¡Este pizzero realmente ama a sus clientes!—Exclame y me lamí los labios.

       Al morderla pude apreciar la calidad de la salsa y rastros de queso porque curiosamente era una pizza con el queso distribuido en círculos y la salsa tenía un toque picante que hacía la salsa tener el amargo más dulce en los nervios de mi lengua. Asentí ante el buen sabor de la pizza compensando que mi mamá parecía comerla con miedo por su trabajo y yo la golpeé en el hombro para que dejara de resistirse a su buen sabor y a agradecer porque sino su única vida social serían compañeros de trabajo.

      —¿Ustedes suelen ir a alguna iglesia?

Pregunto el padre de Mateo el cual su nombre es Gael y él si comía sin miedo cuatro pedazos de pizza.

     —Yo voy a catecismo los viernes.—Seguí comiendo mi pizza de manera natural casi acabándome la orilla.—Es que los fines de semana siempre me voy a quedar en casa de mis tíos.

    —¿Catecismo?—El padre de Mateo abrió un poco más los ojos que antes tenía una expresión relajada.—Son católicas...

     —Yo soy católica confirmada.—Sonrió la madre de Mateo quien tiene el rostro más simétrico y lindo que había visto sin quitarle mérito a la belleza de mi madre.—Nada más voy a la cristiana porque mi esposo es cristiano pero he sentido la necesidad de comulgar quizás puedas acompañarme el sábado.

     —Claro no hay problema.—Mi madre noto la incomodidad de Samuel pero siguió hablando como si no estuviera ahí.—Pero mi esposo siempre llega a mitad de misa espero que no te moleste.

     —¡Para nada!

     Se rio la madre de Mateo que se llamaba Teresa.

    —Yo voy también solo a mi escuela bíblica.—Mateo me ofreció otro pedazo de pizza y solo me quede mirando.—Es que no lo digo en voz alta pero en la misa la gente suele ponerse sentimental y a gritar aún no me identifico con eso...

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