Noche de amigas

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     Al llegar a casa tuve noche de películas con Natalia para ver encantada una princesa que sale de su cuento y termina en una ciudad desencantada y egoísta como New York

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     Al llegar a casa tuve noche de películas con Natalia para ver encantada una princesa que sale de su cuento y termina en una ciudad desencantada y egoísta como New York. Aunque la película era alegre en su mayoría y tuvo un final en donde todos fueron felices yo sentí un poco de tensión. Para empezar Giselle siente emociones que no ha sentido antes como furia y yo sentí enamoramiento y Giselle no termino con su primer amor sino con el ultimo yo lo escribí en mi diario digital en los celulares que compramos al mismo tiempo con nuestros padres mi papá y el suyo porque Natalia estaba maravillada con la película y yo no la quería amargar y mi hermana pequeña jugaba con mi Nancy y su pony azul en su catre del suelo.

    Escuché que algo se cayó en el pasillo así que le pedí a Natalia que continuara la película en lo que yo revisaba y me encontré a mi mamá recogiendo un jarrón al parecer se tropezó. En cuanto fui a preguntarle si estaba bien comenzó a gritar en dirección a la sala. De nuevo discute con mi padrastro por cosas robadas y al parecer ahora hay un nuevo problema del cual nunca creímos que pasaría a pesar de tener algunos seis años de paz por así decirlo.

      —¡Vi a tu hermana la que recién se mudó con su bebé con un vestido que yo tendí y desapareció hace tres semanas!

         Le reclamaba mi mamá mientras limpiaba el area del televisión a estas horas de la noche. Siempre que está alterada caminaba de lado a lado o se pone a limpiar muebles que ya están limpios.

      —No vas a venir con la tontería de que mi hermana te envidia otra vez.

      Para mi padrastro era difícil estar en contra de su familia y solo solía rascar su cabeza y ladear su cuello.

     —¡Me roba la ropa! —Mi mamá sacudió la toalla fuerte contra el piso simulando quitarle polvo.—Cuando sigo con el problema de que tu madre agarra mis vasos todo porque accediste a que tuviera una llave de la casa.

    —Yo no accedí.—Le explica mi padrastro mientras se sienta en el sillón mientras mi mamá lo evade.—Es su casa. Solo tenemos la casa compartida y sin pagar renta.

   —Si para ella es un favor que le debemos entonces quiero mudarme.—Impuso mi mamá parándose delante de él.—Somos adultos como para tener a uno de nuestros padres creyéndose dueños de nosotros. Basta ya quiero tener mi propia casa.

     —No lo veas así.—Mi padrastro le hizo lugar para que se sentara al lado de ella mientras yo escuchaba a escondidas.—Es mi madre. No tengo corazón para negarle la entrada a esta casa y además es suya o negarle algo cuando me lo pide.

      —¡Sus derechos terminan donde empiezan los míos!—Remarco mi madre tirando esta vez la toalla al piso.—Si no haces algo me voy sola con mis hijas de nuevo a San Lorenzo que por cierto mi hija extraña vivir ahí.

    Ay no. Ay no. Natalia me alcanzó h me abrazo. Ahora no quiero volver a San Lorenzo no cuando estoy a punto de ganar una beca así mismo se lo dije al oído a Natalia. Estoy en el momento más feliz de todo el año.

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