Capítulo 2

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Mi dia comenzo con una nueva sorpesa  fui removida a la oficina de mi  tentacion, compartire toodo el dia cada minuto y horas con él ¿que puede pasar?

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Mi dia comenzo con una nueva sorpesa  fui removida a la oficina de mi  tentacion, compartire toodo el dia cada minuto y horas con él ¿que puede pasar?.

El sonido del teléfono sobre la mesa de Yesung rompió el silencio en la oficina, resonando en el aire tenso que siempre lo rodea. Desde mi asiento, lo observé responder la llamada sin apartar la vista de los documentos frente a él. La luz dorada que entraba por las ventanas iluminaba su perfil, resaltando esa frialdad que lo hacía tan inalcanzable y, al mismo tiempo, tan intrigante.

"cielos este hombre no puede ser mas perfecto, y el de seguro sabe lo que causa".

Desde el primer momento en que lo vi, supe que había algo más detrás de esa fachada impenetrable. Tal vez eran esos destellos en sus ojos, esos pequeños gestos que se esforzaba por ocultar, pero que yo, con la suficiente atención, lograba captar. Había conocido a muchos hombres poderosos a lo largo de mi carrera, pero ninguno como Yesung. Había algo en él, una mezcla de misterio y control absoluto, que despertaba mi curiosidad de una manera casi obsesiva.

"se ve tan varonil y sexy y mas con esos anteojos sera que en la cama es igual aahh!!.. roxanne controlate"

El reloj en la pared marcaba el paso de los minutos, y mientras Yesung continuaba hablando por teléfono, yo aprovechaba para estudiar su comportamiento. Era meticuloso, cada movimiento cuidadosamente medido. Pero debajo de esa superficie controlada, podía sentir una corriente subterránea de emociones reprimidas, algo que, de alguna manera, me atraía hacia él como una polilla a la llama.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando Yesung colgó el teléfono y levantó la vista, encontrándose con mi mirada. No aparté la vista, permitiéndome sostener su mirada, incluso cuando sentí una chispa de electricidad recorrerme. Durante un breve instante, ninguno de los dos habló, como si estuviéramos midiendo al otro en un silencioso desafío.

—Tenemos una reunión en el piso superior en quince minutos —anunció finalmente, su tono tan frío como siempre.

Asentí, esbozando una sonrisa suave, una que pretendía ser amistosa pero que tenía un propósito más calculado. Sabía que tendría que avanzar con cuidado. Yesung era un hombre que no se dejaba llevar fácilmente por las emociones, y cualquier intento por acercarme tendría que ser sutil, casi imperceptible.

—Perfecto —respondí mientras me levantaba y recogía mis cosas—. Estoy lista cuando tú lo estés.

Mientras salíamos de la oficina y nos dirigíamos al ascensor, mi mente ya estaba trabajando en cómo utilizar esta pequeña oportunidad para avanzar un poco más en mi estrategia. El ascensor era un lugar estrecho, cerrado, donde el contacto sería inevitable. Podría parecer un detalle insignificante, pero cada pequeño paso contaba, y no perderia ninguna oportunidad.

Cuando entramos en el ascensor, sentí un leve nerviosismo. No porque me intimidara la situación, sino porque sabía que el momento era crucial. El espacio cerrado y la proximidad a Yesung hacían que mi corazón latiera más rápido de lo habitual, algo que intenté disimular lo mejor posible. La puerta se cerró con un suave susurro, y en ese instante, la atmósfera pareció cambiar.

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