Capítulo 1 (Seductoras Primeras Impresiones)

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El sol se alzaba sobre Seúl, tiñendo los rascacielos de dorado y prometiendo un nuevo comienzo

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El sol se alzaba sobre Seúl, tiñendo los rascacielos de dorado y prometiendo un nuevo comienzo. Allí estaba yo, Roxanne Martínez, con las manos ligeramente temblorosas mientras ajustaba mi blusa blanca y mi falda de tubo para que causara una buena impresión.

Mi primer día en "Lee & Associates" estaba a punto de comenzar, y aunque me sentía emocionada, no podía evitar una pizca de nervios. "Hoy es el primer día de una nueva etapa," me repetía en mi mente, como si esas palabras pudieran infundir algo de coraje en mi estómago en revuelta.

Con un último suspiro, me acerqué a las puertas de cristal del bufete, que se abrieron automáticamente con un suave zumbido. El vestíbulo me recibió con su elegancia discreta: muebles de cuero y una paleta de colores neutros que gritaban sofisticación. A lo lejos, la recepción era un faro de profesionalismo con una mujer de mediana edad detrás del mostrador, sonriendo de manera que me hizo sentir un poco menos como una novata aterrada.

—Buenos días. ¿En qué puedo ayudarte? —me preguntó la recepcionista con una voz tan suave y melodiosa que me hizo pensar que debía estar cantando en lugar de trabajando.

—Hola, soy Roxanne Martínez. Empiezo hoy como asistente legal —dije, tratando de sonar más confiada de lo que me sentía en realidad.

La recepcionista asintió con una sonrisa que parecía decir "No te preocupes, todos hemos pasado por esto".

—¡Bienvenida, Roxanne! Estoy segura de que te vas a sentir como en casa. El director de recursos humanos ya te está esperando. Puedes tomar el ascensor hasta el décimo piso, segunda oficina a la derecha.

Le agradecí y me dirigí al ascensor, tratando de no parecer un dibujo animado en una comedia de enredos mientras lo hacía. El elevador ascendía lentamente, y observé a los empleados moverse con una calma que me hizo sentir como si yo fuera el único patinador a punto de estrellarse en esta pista de patinaje profesional.

Finalmente, el ascensor se detuvo con un "ding" casi festivo, y las puertas se abrieron para revelarme un pasillo largo y pulcro, decorado con fotos en blanco y negro de antiguos casos del bufete. Sentí como si hubiera entrado en un elegante museo de la ley, "esto si es un poco intimidante". Me decía a cada paso que daba por ese pasillo.

Mi corazón latía desbocado mientras caminaba hacia la oficina de recursos humanos. La puerta estaba entreabierta, y al asomarme vi a un hombre de unos cuarenta años, con una mirada aguda que podría haber perforado una pared, revisando unos papeles en su escritorio.

Al escuchar mi ligero toque en la puerta, levantó la vista y esbozó una sonrisa que, por alguna razón, me tranquilizó instantáneamente.

—¡Ah, Roxanne! ¿Verdad? ,Justo a tiempo. Soy el señor Kim, el director de recursos humanos. Por favor, entra.

Entré, sintiendo como si estuviera pisando un escenario importante. El señor Kim me condujo a una silla frente a su escritorio y comenzó a explicarme los detalles del puesto.

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