— ¿Esta todo bien? Estabas agitada — Acarició tu pelo recostandote de nuevo en su regazo, al sentirlo suspiraste tranquila al saber que él estaba ahí, que solo era un sueño.
— Soñe algo desagradable, que nos separabamos. Muzan, no quiero alejarme de tí, deseo que me abraces y que nunca me sueltes — Volteo a verte ante tus anhelos — Estoy muy confundida, no entiendo que pasó. Recuerdo que estaba a punto de morir y cuando cerré los ojos no vi nada, ¡no podía ver tu hermoso rostro! Eso me atormenta, pero ahora te tengo aquí y me confunde aún más —
— ¿De qué hablas? Yo nunca me alejare de tí, ¿recuerdas la promesa? — Levantaste la cabeza viendolo, claro que lo recordabas, no iban a alejarse, estarían unidos incluso después de la muerte.
— Lo sé, lo recuerdo — Sonreíste aferrandote aún más a su cuerpo — Solo es que me dio miedo, prometeme que no habrá más conflictos, que nos alejaremos de los problemas, por favor... Mi amor — Volteaste a otra dirección cuando dijiste el apodo, estabas avergonzada y aún más cuando se acercó para besarte.
— 𝐿𝑜 𝑝𝑟𝑜𝑚𝑒𝑡𝑜 — Cerraste los ojos aún con ese rubor en tus mejillas — ¿Te gustaría hablarme de tus padres? — Noto tu mirada pensativa cuando abriste los párpados, iba a comprobar que de verdad no recordabas nada, ya que no fue él quien hizo que los perdíeras.
