Capitulo 3

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Un pequeño esguince.

Aleksandra.

Hace un frío de mil demonios en la ciudad, la gente caminaba abrigada por las calles y los estudiantes de la facultad de medicina se pasean con sus batas blancas de un lado a otro.

La nieve cae lentamente, ha empezado a nevar hace unos minutos. A pesar de que otoño está a la vuelta de la esquina, todavía no he visto la primera hoja seca caer al suelo.

Detesto las malditas clases matutinas, a esta hora todavía mi cerebro duerme, mi humor es de mierda y me pesa la vida más de lo normal.

Veo a Bri entrar al salón de clases, su cabello rubio y rizos luce igual de radiante que cada mañana. Sube y pasa por algunos asientos hasta sentarse al lado de mí. Trae un vaso a mitad de jugo verde en mano, sé que sabe asqueroso.

—Buenos días, Estrellita. —me saluda y su sonrisa casi me revienta un ojo de lo radiante que es.

—Días. —suspiro irritada al ver a la maestra justo entrar , no es que no me agrade, es que hoy es lunes y yo nunca tengo humor los lunes —. Si fueran buenos, ahora mismo yo estaría en Fiji. —resoplo hastiada.

—Acabamos de volver a la ciudad, Alek. —me recuerda como si las marcas en mi cuerpo no me lo recordaron está mañana.

—Y vendería un riñón por largarme de nuevo o volver a mí habitación a dormir. —abro mi libreta y empiezo a hacer anotaciones de la puta clase.

—¿Aún no bebes tu café de la mañana, verdad? —niego y la miro de reojo, a Bri se le escapa una sonrisa —. Puto carácter de anciana el tuyo. —se ríe por lo bajo y cuando lanzo una mirada asesina soy interrumpida.

—Señoritas. —la maestra llama la atención de ambas, la mujer de canas bastante notorias y tono espantoso nos mira fijo y con ella parte de la clase —. ¿Se puede saber por qué se ríen en mi clase? ¿Acaso llevo un sombrero de payaso? —su tono chillón me estresa, y trato con el alma que no se note el tic en mi ojo, esa mujer es irritante.

Nos mira por unos segundos que a mí parecer son bastantes eternos.

—Si les vuelvo a escuchar una vez más, tendrán ausencia en mi clase. —amenaza y se la la vuelta.

—Creo que a alguien no le dieron un buen mañanero hoy. —susurra Bri y casi me hace soltar una risa.

El resto de la hora de clase pasa de una manera torturosa, al acabarse todo mundo quiere largarse del salón. Bri me espera mientras recojo mis cosas y para mi suerte la próxima clase es dentro de 30 minutos. Veo a Bri terminar los que queda de su jugo verde mientras me acompaña a la cafetería de la universidad.

—Apostaría a qué solo bebes eso para parecer una chica fitness. —opino y ella entrelaza nuestro brazos.

—Eres adicta al café, no tienes derecho a cuestionar mis gustos. —se defiende.

Alcanzo a ver la puerta de cristal de la cafetería, por fin estaré del todo despierta.

—No te metas conmigo y el café, Perra. —ella ríe y justo atravesamos la puerta de entrada de la cafetería, el aroma a café y pan recién horneado me emboba.

From Ice To Love (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora