Me levanté rápidamente al escuchar los ladridos de Sparkie -el perro de mis vecinos- y corrí por las escaleras. Aún no puedo creer que el perro ladre justo en estos momentos en la mañana, aunque ya puedo imaginarme la razón de sus ladridos.
No he terminado de bajar las escaleras cuando escucho el detector de humo sonar, con esto algunas maldiciones por parte de una voz masculina.
Al escuchar esto, bajo el ritmo de mi velocidad. De verdad le agradezco a Dios que mi padre tuvo la suerte de conseguir ese detector, cualquier otra persona hubiera corrido como loca al oír el sonido de la alarma pero, después de un tiempo te acostumbras. Ese sonido solo significa una cosa: Steven está en la cocina.
-Buenos días hermanito, ¿haciendo el desayuno?- Dije burlándome. Les explicaré la situación, Stev tenía una escoba con la cual trataba de apagar el detector mientras daba pequeños e innecesarios saltitos.- Dame eso, inútil.- Le arrebaté la escoba, busqué una silla y apagué el detector.
-Lo siento, Cate.- Agachó la cabeza avergonzado. -¡Es que no entiendo! ¡Tú cocinas y se ve fácil, pero yo lo intento y enciendo esa estúpida alarma!- Esto último lo dijo frustrado.
-Cocinar es fácil Stev, tu lo analizas demasiado, algo que nadie entiende pues no tienes cerebro y te distraes con facilidad. - Al oír esto hizo cara de ofendido y trató de replicar pero, lo interrumpí. - ¿Qué te parece si tu te preparas y yo hago el desayuno, ¿si?- El asintió y se dirigió a su habitación.
Suspiré y sonreí. Él es Steven y tiene 18 años, cabello castaño, ojos color miel, labios "tentadores", tez clara y buen abdomen. Típico chico popular, capitán del equipo de fútbol americano y sobretodo un mujeriego experimentado. Damas y cabellos, mi hermano.
Stev y yo vivimos con nuestros padres, que es como vivir solos. Nunca están en casa, cuando no están recorriendo el mundo probando distintos "sazones", están visitando a un amigo o en alguna junta fuera del país. Mi padre es dueño de Paradise, la cadena de restaurantes más famosa e importante del mundo y claro, una de las razones por la cual no tengo padres.
Cuando me detectaron cáncer mis padres se deprimieron, mucho más que yo que era la de la enfermedad. Llegó un punto en el cual no podían ni mirarme porque se ponían a llorar o sus ojos se cristalizaban -mi madre sobre todo- eso y las constantes peleas con la antes nombrada fueron lo que destruyeron a nuestra familia.
Los primeros meses culpé al cáncer por la huida de mis padres, pero después de un tiempo me di cuenta de que la enfermedad no tenía la culpa, pues es hereditaria. Mi abuelo la tenía y yo la heredé.
Mi madre sabía de esto por lo cual pensamos que ella estaría preparada o por lo menos no lo afrontaría de esa manera, pero cuando pasó no hacia más que llorar y deprimirse y esto no hacía más que desesperarme.
Ya lo sé, es madre y todas esas cosas y tal vez no sea lindo ver a tu hijo/a con cáncer o enfermo de alguna manera parecida a la mía, pero esta no es razón para volverse una llorona.
Terminé de hacer el desayuno y subí a mi habitación. Entré al baño y me observé en el espejo. Soy de piel clara, cabello corto por encima de las orejas, ojos marrones, baja estatura y cuerpo regular. Me cepillé, duche y vestí. Elegí unos pantalones negros ajustados, blusa negra con rayas manga larga y mis vans negras.
Bajé las escaleras y vi a mi hermano sentado en el comedor sonriendo como bobo mirando su celular. -Hey Steve, ¿hablando con... ¿Mónica?-
-Ni de cerca- Dijo divertido apartando la vista de su celular, bufé. Stev tiene una novia "secreta" la cual nadie conoce. Tienen 4 meses saliendo o al menos eso es lo que pudimos investigar, pero mi hermano no le quiere decir a nadie quien es, dice que no es el "momento".
Esto es frustrante. -Aveces creo que todo esto es una de tus estúpidas bromas para llamar la atención- Digo mientras salgo de la casa, subo al auto y me cruzo de brazos. Stev me sigue, cierra la puerta delantera y se sube en el lado del piloto.
-Cate, pequeña creo que ya es hora de que te explique el porque no te digo quien es mi novia- Suspiró. Tan difícil era decirme quien era la chica. - ¿Qué pasaría si mi novia y tú se vuelven mejores amigas? - Levanté una ceja. - O bueno, ¿amigas? - Negué con la cabeza. ¿Llevarme bien con alguna de las conquistas de Stev? Si, no lo creo.
- Puede pasar, en fin ese no es el punto, ¿Qué pasaría si ella y yo terminamos? Te encariñas muy fácil con las personas - Mi ceja volvió a subir. - Si, si lo sé, no te gusta tener ningún tipo de relación con alguna de las chicas que salen conmigo, pero ella es diferente, ¿si? Ella no es solo una conquista. Ustedes son muy importantes para mí y no quiero tener problemas, ¿está bien? - Asentí no muy convencida. Nunca lo había visto defender a una chica de esta manera.
- Lo dices como si ya fuéramos amigas... - Dije en un susurro.
- Si tan solo supieras - Respondió de la misma forma suspirando, tuve el leve presentimiento de que no debí de escuchar eso.
Hey!! Chicos/as ¿Cómo están? Espero bien! Aquí un nuevo capítulo! En realidad iba a subir mañana pero... Una de mis mejores amigas me molesto tanto que tuve que subirlo hoy... Tengo que darle 1,000 gracias a todas ustedes... 54 leídos!!! En 2 días! De verdad nunca me imagine que este libro llegaría a tanto! Les agradezco de corazón por los votos y comentarios! Y para los lectores fantasmas... Por favor! Voten y comenten me gusta ver lo que opinan eso me da motivación! Así que... Sin mas que decir! Chaooo! Y un millón de besos aplastantes 💋 (como diría Yuya!)
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Cate
Teen Fiction" - Nada es para siempre. - Lo sé. - Suspiró. - Si lo sabes, ¿Por qué insistes? - Se giró para verme. Su mirada mostraba tristeza y tal vez culpa, pero ya es hora de que hablemos de esto. No quiero que acepte algo de lo que luego se arrepentirá. N...