SOFT SPOT

THE BIRTH

EL NACIMIENTO DE LOS GEMELOS POTTER

"Ella es... diferente."

EL 31 DE JULIO DE 1980, LILY POTTER NEÉ EVANS, ESTABA DANDO A LUZ. James Potter, su esposo, estaba sosteniendo su mano, luciendo ansioso y emocionado.

—Un empujón más, señora Potter.— Dijo la enfermera, haciendo que Lily gimiera de dolor.

La pareja se miró al escuchar el llanto del bebé. La enfermera lo limpió y se lo entregó a la madre, deteniéndose y frunciendo el ceño cuando notó algo.

—¿Qué es?— Preguntó James, temeroso de lo que estaba pasando.

La enfermera sonrió, —Parece que hay otro bebé...—

—¿Mellizos?— Lily preguntó en estado de shock. —Nosotros no sabíamos..—

—Está bien, no es raro que ni lo supieran antes.— Dijo la enfermera.

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—¡¿Dos?!— preguntó Sirius en shock, quien acababa de entrar a la habitación del hospital junto a su esposo, Remus Black, señalando a los bebés en las manos de su mejor amigo y de la esposa de su mejor amigo.

James miró a la niña confundido, —Sí, Canuto. Pero.. esta bebé no se parece a... nosotros.—

—Seguramente debes estar equivocado.— Dijo Lily enojada mientras apartaba la mirada de su bebé. —¿Cómo puede no parecerse a nosotros?—

—Ella es... oh.— James murmuró, sus ojos se abrieron en shock cuando la chica en sus brazos abrió sus diminutos ojos.

Tenía ojos verde esmeralda con cabello castaño oscuro y labios carnosos. Su aura era lo que ponía ansiosa a la pareja Potter. Era oscura. Simplemente se sentía sombrío estar cerca de ella...

—Ella es... diferente.— Lily asintió de repente, haciendo que la pareja Black compartiera una mirada confusa. —Tal vez... deberíamos.— Dijo, compartiendo una mirada con su marido.

James asintió, —Estoy de acuerdo. Llevémosla a un orfanato.—

—¡¿Estás loco?!— Remus interrumpió a su mejor amigo, —No hay manera de que entregues a nuestra ahijada a un maldito orfanato. Más específicamente a uno muggle, cuando está claro que será una bruja poderosa.—

Lily tarareó, teniendo una idea para más tarde. —Estoy de acuerdo con Remus, James. Démosle un poco de tiempo.—

—¿Cuáles son sus nombres?— Preguntó Sirius, queriendo cambiar de tema.

James señaló con orgullo a su hijo. —Este pequeño es Harry James Potter.—

—¿Y ella?— Preguntó Sirius, ahora sosteniendo a la bebé recién nacida.

Lily frunció el ceño mientras pensaba, —Ava Lily Potter.—

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Ava Lily Potter fue rápidamente olvidada por sus padres, principalmente debido a la estúpida profecía que tenía que ver con Harry James Potter y Lord Voldemort.

Lily y James Potter adorarían a su hijo cada segundo de cada día, olvidándose de su hija hasta el punto de que los elfos domésticos la cuidaban y se preocupaban por ella.

Nadie en el mundo mágico sabía siquiera que había dos niños Potter.

Sirius y Remus Black se estaban volviendo cada vez más odiosos hacia las dos personas a quienes consideraban sus mejores amigos: Lily y James.

Y todo tuvo que ver con que se olvidaron de su otra hija.
Se creía que los niños en el mundo mágico eran regalos, pero a los Potter no les importaba... ni tampoco al lado luminoso.

El lado oscuro, sin embargo, todos lo sabían y era la razón por la que sus hijos eran tan mimados y realmente cuidados.

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—¿Dónde está Ava?— Preguntó Remus mientras él y su esposo entraban a la mención Potter después de aparecerse allí.

Lily parecía confundida, —¿Quién es Ava?—

—Ava, tu hija.— dijo Sirius, el enojo evidente en su tono voz.

—Oh, ella está en algún lugar de por ahí.— James lo rechazó, —De todos modos, es el cumpleaños de Harry.—

Peter Pettigrew entró en ese momento, —¡Estoy aquí! Lo siento, llego tarde.—

—James..— Dijo Remus, su voz peligrosamente tranquila. —También es el cumpleaños de tu hija.—

—¡Ava!— Un alegre Harry, el cual ahora tiene un año, exclamó emocionado. Él y Ava habían estado jugando juntos durante semanas, cuando sus padres estaban en las reuniones de la Orden, pero Lily y James no lo sabían.

—No, Harry.— Lily dijo, —Es tu cumpleaños.—

Remus y Sirius intercambiaron una mirada indignada, —La llevaremos si ambos son tan descuidados con ella.— Dijeron simultáneamente.

—¡Por supuesto que no!— Insistió James, —Ella estará bien, ahora celebremos.—