smoke [re-versión] © namjin

Capítulo 03.

Capítulo 03:
"Amantes sin prisa."

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Círculos de humo, vibraciones en su cuerpo y un suave olor a fragancias combinadas en medio del gentío en el que Jimin lo arrastraba, intentando cruzar entre cuerpos amontonados que bailaban o conversaban.

El sabor a cereza no se iba de sus labios, desde que el rubio le tintó los esponjosos belfos con su producto del sabor, por el accidente de haber pasado su lengua levemente por ellos.

La noche era cálida, y en el lugar, la gran casa de Jimin, el calor se sentía más sofocante por el amontonamiento.

—¿Has visto a Jungkook? Diablos... siempre se pierde y luego se queja de que lo dejé abandonado.

Seokjin no habló ante la queja en voz alta de Park sobre su novio, y sólo negó porque no lo había visto. En realidad, su mente estaba algo ocupada en pensar en Namjoon, a quién había visto fuera de la tienda cuando fue hace poco. Ignoró por completo su grupo porque moriría víctima de su propia vergüenza si se hubiera acercado a ellos.

Se preguntaba si irían a esa fiesta, y el pensamiento de ver a Namjoon allí lo ponía nervioso.

Se giró para preguntarle a Jimin sobre la banda, pero su expresión cambió a una algo asqueada cuando sólo se lo encontró comiendo los labios de Jungkook con prisa, como si no lo hicieran cada día. Parecía que ya lo había encontrado. Desvió sus ojos enseguida hacia otro lado, y cayeron en la entrada de la casa, donde en ese instante, pudo ver entrar al grupo. Parecían resplandecer a pesar de sus chaquetas negras en conjunto. Jin había notado que era su sello distintivo aquella serpiente en la espalda de esa prenda, que todos los integrantes tenían.

—Ji-Jin... nosotros iremos a bailar, ¿vendrás?– la voz ebria de Jimin rompió su burbuja y se giró a mirarlo con una sonrisa pequeña.

—Um, no... pero vayan ustedes.– su sonrisa persistió, y Park se encogió de hombros, arrastrando a su chico con él, quién terminaba de beber un trago de la barra del pequeño bar de la casa.

Encontró a Taehyung hace unas horas, quién básicamente también lo obligó a ir. Ese tipo de espacios no eran lo suyo, pero podía oír a su madre diciendo "debes divertirte, no serás joven por siempre", así que, eso y sumado a la manipulación de su amigo que ofreció también un chocolate a cambio de que vaya, no tuvo más alternativa que arreglarse y hacer una aparición allí.

Al parecer, su amigo había conocido a un chico demasiado entretenido como para dejarlo con aquella pareja melosa en el bar.

Sirvió un trago de la botella que estaba en la barra, en su pequeño vaso, y dió un trago, pensando en si realmente debería quedarse allí toda la noche. La pista no parecía tan aburrida ni osada, pero si parecía un espacio apretado.

La idea de sumarse no pareció muy gloriosa, pero se repitió los consejos de su madre mentalmente, y decidió que no estaría mal intentar soltarse allí. Si no le gustaba, siempre podía volver a sentarse e ignorar cómo era el único solitario. Así, dándose una cachetada mental de aliento, suspiró y se paró para acercarse, pensando en que nada malo podría pasar por bailar un poco, aún que lo haga solo.
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—¿No vas a invitarlo? Anda hombre, pegatele, el bulto en tus pantalones me pone incómodo hasta a mí.