El último latido (Draco Malfoy y tu)

Capítulo 6: Primera cita

Hay personas que adoran ese sentimiento de incertidumbre, las famosas mariposas en el estómago, pero yo no. Lo odio. No hay cosa que odie más que no saber lo que va a pasar.

Estaba dando vueltas por mi habitación mientras enloquecía, intentando elegir que ponerme para esta noche. Adrian me había invitado a lo que sería nuestra primera cita oficial como novios luego de estar saliendo por un par de semanas, pero sin avisarme de lo que haríamos o a donde iríamos. Me comentó que sería una sorpresa y que nos íbamos a divertir. Pero ¿Debería vestirme más casual o formal? ¿Serán apropiados unos jeans, o la ocasión ameritaba un vestido?

Como odio las putas sorpresas.

Finalmente, me decidí por unos pantalones negros ajustados y una blusa escotada del mismo color. De calzado me puse unos tacones para enaltecer mi figura y además me coloqué unos pendientes plateados que caían hasta casi tocar mi cuello. Alrededor de las 20 hs escuché un golpe en mi puerta. Al otro lado de la misma se encontraba Adrian con una camisa celeste y unos pantalones blancos, abrochados por un cinturón marrón y unos zapatos del mismo color. Su cabello estaba peinado hacia atrás y se sostenía mediante gel. Apenas abrí la puerta, su perfume invadió el ambiente.

"Buenas noches" dijo en un tono seductor, mientras se apoyaba en el marco de la puerta.

"Buenas noches" respondí mientras me acercaba para darle un corto beso en sus labios. Su mano abrazó mi cintura, acercándome hacia él.

"¿Estás lista para la mejor noche de tu vida?", preguntó triunfante mientras apretaba mi cintura.

"Veremos que tienes preparado mi amor" respondí en un tono provocador. Su mano bajó poco a poco hasta llegar a mi trasero.

"Seguro que te sorprendo" replicó en mi mismo tono para luego nalguearme sorpresivamente y separase de mí.

El camino fue corto. Durante todo el trayecto no pude ver ni oír nada. Al recobrar mis sentidos reconocí donde estábamos, su habitación.

"Sorpresa" susurró el chico en mi oído. La cama estaba decorada con pétalos de rosa, encima de ella yacía una botella de champán con una etiqueta dorada. Sobre la mesa había una bandeja de fresas cubiertas con chocolate y una pequeña tabla con quesos y otras delicias. Su habitación olía diferente, más dulce y menos a madera, como si la hubiera perfumado para la ocasión.

"Wow" dije perpleja ante la situación.

"Lo sé, tengo dotes naturales para esto de enamorar mujeres" replicó altanero.

"Sí lo sabía, es lo que dice todo Hogwarts" respondí sarcástica a lo que él respondió tomándome por la espalda firmemente para luego besarme con intensidad.

Luego de apreciar los dotes de Adrian, es decir, verlo alardear de como sabe abrir una botella de champán con los dientes y lo bueno que es diferenciando vinos, según él, pudiendo dedicar su vida a ello. Nos acostamos en la cama mientras me acariciaba el pelo y me ofrecía fresas en la boca.

"Sabes..." comenzó en un tono seductor "Podríamos aprovechar, ya que estamos lo dos solos... y que preparé todo esto....para llevar nuestra relación al siguiente nivel" propuso mientras hacia círculos en mi brazo.

"¿A que te refieres?", pregunté confundida.

"Ya sabes... ahora que somos una pareja oficial habría que pasar al siguiente nivel.... al nivel más íntimo" enunció, recalcando la última para en un tono más grave.

"A pues yo-.. nunca.... nada..no sabría que-" replique nerviosa luego de haber entendido a que se refería. "Nunca he estado con nadie" enuncié apenada. Me tomo por la barbilla y me forzó a mirarlo a los ojos.

"No te preocupes, yo te esperaré el tiempo que sea necesario" dudó un momento para luego hablar "Te amo". El silencio invadió a la habitación hasta que decidí responder.

"Yo también te amo Adrian" dije en un tono suave, para luego robarle un beso.

"Te quería preguntar otra cosa" enunció dulcemente, yo lo escuchaba atenta "Quiero que seas mi cita para el after party del partido de Quiddich, es en dos semanas, todavía tienes tiempo para pensarlo-"

"No tengo nada que pensar, acepto" interrumpí entusiasmada a lo que él sonrió.

La noche concluyó conmigo durmiendo en su pecho mientras él me acariciaba la espalda.