parte cinco: la nostalgia

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Martin se queda en silencio. Las palabras de Juanjo resuenan en el pequeño espacio de la habitación cerrada.

"Damiano está muerto".

Aquello lo cambia todo. El guardaespaldas mira de nuevo la foto, enfocando su atención en el chico que abraza a un joven y feliz Juanjo. El mismo collar, la misma nota musical... pero si Damiano está muerto, ¿qué significa todo esto?

— ¿Qué le pasó? — pregunta Martin, su voz baja, casi un susurro, intentando no alterar más a Juanjo, pero sabiendo que necesita respuestas.

Juanjo toma un profundo respiro, luchando contra las emociones que empiezan a surgir. Su mente se llena de los recuerdos que con tanto esfuerzo había logrado esconder en el fondo de su memoria.

— Murió hace tres años, en un accidente. — explica Juanjo, sin mirar a Martin, sus ojos fijos en la foto que sostiene entre sus manos. — Íbamos juntos en el coche, de camino a un recital de piano. — continúa, su voz quebrándose por un momento mientras la memoria lo arrastra de vuelta a ese día. — Era un día especial para mí, me habían dado un solo y estaba tan emocionado... — su tono se suaviza, teñido de una mezcla de nostalgia y amargura. — Pero nunca llegamos al teatro. — Juanjo respira hondo, tratando de contener las lágrimas que amenazan con brotar. — Un coche vino de frente, se salió de su carril y nos arrolló fuera de la carretera. Todo ocurrió muy rápido... No recuerdo casi nada del momento antes del golpe. Solo que íbamos los dos juntos, felices. Luego nada. Oscuridad. Y entonces, dolor, miedo, voces irreconocibles... — su voz se apaga, ahogada por el peso del recuerdo. La imagen del accidente sigue fresca en su mente, los sonidos, los olores, la desesperación. — Cuando desperté en el hospital, Damiano ya no estaba.

Martin siente el peso de las palabras de Juanjo como un golpe sordo en el estómago, observa cómo Juanjo, que había intentado mantenerse firme, ahora está al borde de las lágrimas, atrapado en un remolino de recuerdos que lo consumen.

— Juanjo, — Martin murmura con suavidad, colocando una mano firme pero reconfortante en su hombro.— yo... lo siento mucho, no me imagino lo duro que debió ser para ti.

Juanjo cierra los ojos, sintiendo la calidez de la mano de Martin, dejándose llevar por el tacto amable de sus dedos. Intenta relajarse, pero las imágenes del accidente siguen acechando detrás de sus párpados cerrados.

— Han pasado años... Yo... He intentado dejarlo atrás con todas mis fuerzas. — murmura. — No sé, no entiendo porqué ahora, el collar y, todo esto... No entiendo nada, Martin. — balbucea, entrecortado.

— Ven, salgamos de esta habitación un momento.

Martin guía a Juanjo fuera del cuarto polvoriento, llevándole al salón del ático. Las luces de la ciudad se reflejan a través de las ventanas, creando un resplandor tenue en la sala. Se asegura de que Juanjo se sienta cómodo en el sofá, mientras él mismo se sienta a su lado, intentando transmitirle serenidad y apoyo.

— Juanjo, — empieza Martin con voz baja y calmada. — sé que esto es difícil para ti pero necesito que me cuentes todo lo que sucedió con Damiano. Cualquier cosa, por insignificante que parezca, puede ser clave para la investigación, ¿entiendes? Esta situación con el collar, el acosador... parece que todo está conectado. O la persona que te acosa está relacionada con Damiano o conoce lo que pasó y está jugando contigo.

Juanjo respira hondo, intentando mantener la compostura. La mano de Martin viaja hasta su muslo, dónde deja pequeñas caricias reconfortantes.

— Está bien, — dice Juanjo finalmente, su voz suena temblorosa. — Lo intentaré.

— Tómate tu tiempo. — le tranquiliza — Estoy aquí, contigo.

El mayor asiente lentamente, reuniendo las fuerzas para volver a revivir esa noche que cambió su vida para siempre.

Bajo Protección || majos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora