3 de septiembre
—Firfir —escuchó un suave susurro en su oreja. Había estado disfrutando del mejor de los sueños, como siempre lo eran cuando aparecía en ellos un chico con ojos que brillaban como la luna, o incluso más. Unos besos comenzaron a hacerle cosquillas en la mejilla, trayéndolo al mundo de la conciencia por el dueño de su corazón. Intentó contener su sonrisa lo mejor que pudo, para seguir aparentando estar dormido.
—Sé que estás despierto —volvió a susurrar, esta vez soplando levemente sobre la piel de su cuello, sabiendo lo que eso le provocaría.
—Tuuung —dijo First en un pequeño quejido y sin abrir los ojos, cuando ya no pudo contener sus ganas de reír. Siempre era tan cosquilludo, y Khaotung se aprovechaba de eso. —Quiero seguir soñando.
—Ya es tarde, Fir, y tengo hambre —dijo Khaotung, continuando su tarea y sosteniéndolo de los brazos, evitando que se alejara por las cosquillas que eso le causaba. Lo mantenía inmóvil, sin escapatoria. ¿Desde cuándo era tan fuerte? —Es casi mediodía; el desayuno que te preparé está frío desde hace horas —concluyó, soplando sobre su oreja.
—¡Khaotung! —chilló First, intentando alejarse, retorciéndose de la risa y ya con lágrimas en los ojos.
—Arriba —sentenció su atacante—. Ve a darte un baño y saldremos a comer lo que se te antoje.
—¿Tú pagarás? —preguntó, abriendo los ojos con una sonrisa divertida en los labios y encontrando a Khaotung a solo unos centímetros de su rostro. No podía creerlo. Estaba tan acostumbrado a ser quien lo malcriaba que ahora, cuando le tocaba a él, estaba sorprendido y, por supuesto, ese detalle le hacía feliz.
—Por esta vez, pero no te acostumbres —dijo Khaotung, dejando un beso sobre su mejilla—. Te espero en la cocina.
Sin más, Khaotung se levantó de la cama y salió de la habitación, dejándolo con una sonrisa boba plasmada en el rostro.
Suspiró, pensando en que tendría a Khaotung todo el día para él. Desde hace unos días estaba preocupado por no pasar tanto tiempo juntos como solían hacerlo.
Había algo que lo tenía inquieto. Últimamente, Khaotung tenía un comportamiento extraño. No necesitaba ser un adivino para saber que se estaba carcomiendo la cabeza planeando algo e intentaba no levantar sospechas. Era obvio que ocultaba algo, porque cerraba su portátil o bloqueaba su celular cada vez que se acercaba a él, y sus mejillas sonrojadas lo delataban.
Lo conocía. Cuando una idea se le metía en la cabeza, no paraba hasta cumplirla. Y desde que comenzaron las grabaciones de su nueva serie, casi no pasaban tiempo juntos. Por eso había decidido hablar con él hoy, lo que estuviera sucediendo lo resolverían juntos, como siempre.
En un intento por dejar de sobrepensar, decidió levantarse y dirigirse al baño para darse una ducha. Una sonrisa apareció en su rostro cuando encontró la ropa que Khaotung le había elegido, que combinaba con lo que llevaba puesto, y que había dejado doblada delicadamente sobre una cómoda al lado del lavamanos.
En la cocina, Khaotung estaba completamente emocionado, de la cabeza a los pies. Caminaba de un lado a otro impaciente, a punto de hacer un agujero en el piso, y pasaba sus dedos nerviosos por su cabello mientras esperaba a First.
Un pastel de cumpleaños descansaba sobre la mesa del comedor, tenía una perfecta forma redonda, estaba cuidadosamente decorado con glaseado y pequeñas estrellitas comestibles, y en su interior estaba compuesto por diferentes capas de colores. Pero no era un simple pastel de cumpleaños, de esos que se compran en cualquier supermercado sin saber cuántos días lleva existiendo detrás de una vitrina. No. Este pastel lo había hecho Khaotung, con mucho amor, dedicación y un toque de magia.
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Rainbow Cake | First x Khaotung
Fiksi PenggemarEs el cumpleaños de First y Khaotung tiene un regalo muy especial para él. Esta historia incluye relaciones íntimas entre personas del mismo sexo. Si este tipo de contenido no es de tu agrado, te invito a optar por otra lectura. Gracias por tu compr...