Kade es un integrante importante en la familia Richmann, pues sería quien tomaría el cargo como jefe de la empresa familiar. Después de todo, era el hijo mayor de William Richmann, dueño de una enorme empresa de exportación e importación de producto...
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─¿Qué fue exactamente lo que pasó entre ustedes dos?
Aquella pregunta tomó muy desprevenido a Kade. ¿Cómo se suponía que respondería a eso? Le generaba una enorme incomodidad hablar sobre el tema, más porque no era algo fácil de afrontar para él.
¿Por qué le tenía rencor a su padre si este mostraba ser una buena persona? Y no es que no lo fuera, simplemente habían pasado demasiadas cosas a lo largo de su vida, y los temas familiares eran un problema que Kade estaba acostumbrado a evadir.
Por otra parte, se sentía mal al no querer hablar del tema, puesto que Tamara le había contado sin problemas cómo se sentía respecto a la muerte de su padre, lo que era un tema muy delicado para ella, por lo visto.
En cambio, Kade estaba acostumbrado a no confiar en nadie y guardarse sus problemas.
Era algo que aprendió desde pequeño. Vivir y crecer en un entorno familiar destructivo lo había vuelto una persona que siempre estaba desconfiando de otros, más a la hora de hablar de algo tan íntimo.
Tamara notó el semblante serio en el rostro de Kade; parecía estar teniendo un debate consigo mismo, así que la chica volvió a hablar para romper el tenso silencio que había entre ambos.
─Señor... No debe contarme nada si no quiere. Esto es una cena tranquila, no pienso juzgarlo si no quiere decirme nada; seguro que es un tema delicado para usted. ─murmuró, mientras apoyaba los codos en la mesa y dejaba reposar su mentón sobre sus manos.
Kade intentó reprimir los sentimientos de culpa y vergüenza que se acumulaban en él. Después de todo, la joven frente a él le había confiado parte de su dura vida, y él, por otro lado...
─Gracias. ─respondió en seco, confundiendo a la pelirroja, quien se incorporó en su asiento con el ceño fruncido. ─Lo digo por entender, de verdad, gracias.
Una sonrisa se ensanchó en los labios de Tamara, quien estaba por contestar nuevamente. Sin embargo, escucharon el ruido escandaloso de una discusión y los murmullos de la gente en el restaurante.
Fue como una clase de show; no tenían idea de qué pasaba, pero al parecer dos meseros estaban discutiendo. Una era una joven de cabellos cortos y rubios, el otro, un chico de cabello azabache y rizado.
Ambos parecían demasiado alterados, y lo peor es que nadie hacía nada por detener sus gritos.
Esto claramente no iba a terminar bien, pensó Tamara, viendo la situación con preocupación y curiosidad, mientras que Kade solo le restaba importancia y dejaba escapar un suspiro.
