Capítulo 4

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Todos volteamos a ver a la estantería y adivinen quién estaba. . . Síp, el idiota de Kendall. La chica y él estaban tan pegados que parecían mellizos.
—Pero, ¿Por qué esto es tan díficil? —dijo Alberto —¿No podemos ser normales y terminar esto de una vez por todas?
—No —dijimos todos al unísono y negamos con nuestras cabezas.
—Será mejor que terminemos con la escena porno que está sucediendo —dije viendo a todos y me dirigí hacia el mostrador. Caminé despacio y cautelosamente hasta llegar allá.
Ay, Kendall, Kendall. Ya sé por qué te decían Ken en la escuela.
Puse mi mano en el pequeño timbre que yacía en ese mostrador. Y de repente vino Andrew se puso sus  lentes y se paró en frente de mí.
—Señor, la sección erótica se encuentra por allá —dijo señalando a la bibliotecaria y a Kendall.
De repente, vi a Emily que se posaba en frente de ellos y hacía cómo que si los estuviera dibujando. Reí. —¡VAYAN AL MOTEEEEEL! —gritó Charlie desde lo alto de una silla.
—¡Eso se hace en la casa! —lo acompañó Alberto.
Melannie, tomó su pañuelo y se les acercó.
—Oh, querido. Qué desdicha, qué desgracia. . .¿Por qué me haces esto? ¿¡Por qué?! —decía mientras simulaba desmayo y soplaba el pañuelo.
Qué amigos me he conseguido, por Dios.
Era mi turno.
Me acerqué y lo tomé por el hombro.
—Ya, hombre. No te la comas entera, no tiene la culpa
—volteó, se limpió la boca, se acomodó la chaqueta de nuevo, me miró y sonrió.
—Ya está, me iba a arrepentir de no ser cómo soy —me dio unas palmaditas en la espalda y se acercó a los demás y así lo hice yo también, sin antes regresar a ver a la bibliotecaria. Estaba totalmente sonrojada y tenía una sonrisa enorme en el rostro.

Típico de las chicas plásticas, ven un tipo buenorro y le coquetean hasta obtener lo que quieren. Já, estúpidas, eso no funcionará conmigo.

Nos sentamos todos de nuevo en la mesa y Emily sacó una lista enorme. No sé de qué era y es que poco me interesaba. De repente Andrew, se paró frente de la mesa, extendió sus brazos como si fuera un sacerdote y empezó.
—Queridos hermanos, nos hemos reunido aquí para unir estas almas en matrimonio... —alcanzó a decir antes de que Alberto le lanzara un libro —Ya, ya me siento. Pero no me agredan.
Se sentó y Emily también habló. Dijo todo lo que necesitabámos pero yo, ya lo tenía planeado. Era todo muy sencillo. Miré el reloj, las 2:20 pm. Salimos todos a almorzar y volvimos.

—A ver, entonces, queda así: Kendall, el Dj. Esperemos que lo haga bien —dijo Emily con una sonrisa malosa en la cara.
—¡Oye, siempre lo hago bien! —le reclamó entre dientes mientras leía una revista juvenil. Raro en él, demasiado raro.
...Andrew será el organizador de todo, como siempre, Melannie hará las invitaciones y se encargará de la publicidad de el baile, Alberto será el fotográfo, Gis se encargará de la decoración, Charlie se encargará de la iluminación y el lugar, Yo, de los fondos para todo esto. Y tú... —me señaló con el dedo. Lo peor para mí, sí... —Serás el presentador y el animador. Darás la bienvenida y la despedida. Todo eso.
Le saqué la lengua, realmente no quería hacerlo. Me fastidiaba hablar frente a mucha gente, en realidad, me fastidiaba hablar con la gente que no conocía. Bueh, ya no falta mucho. Acéptalo Stephan, será fácil.

¿Y con los de primero, qué? ¿No tenemos que hacerles lo mismo qué a nosotros? —preguntó Melannie bajándose la mini falda y viéndose las uñas.
—No, ¿Quieres quejas de padres de familia por lanzarlos al lago, lanzarles bombas de lodo, causarles un susto tremendo dejándolos solos en el instituto? —le reclamó Charlie.
—Pero...no sería solos, ¿No? Y además les advirtiríamos porque se supone que son nuestros ahijados —soltó Kendall —vamos, será divertido. Y hablando de divertido se me està haciendo tarde para ir con Marco.
—Ouuuh, Kendall tiene novio, Kendall tiene novio —dije sonriéndole —Ya era hora.
—Cállate, que no soy su novio.
—Todavía —dijo Alberto riendo.
Kendall se sonrojó y todos soltamos una risita. No podía imaginarme a él de pareja con un chico, se me hacía súper raro. Cada quién con sus gustos. Agarró sus cosas, el casco de la moto y las llaves y se paró.
—Como ya hemos arreglado todo, me voy, chicos —le dio un beso en la mejilla a Emily y a Melannie, y a nosotros nos dio un abrazo y un golpecito en la espalda —este idiota se despide, si me necesitan no me llamen, por favor, es decir, no me necesiten —sonrió —hablamos luego. Se alejó y vi cómo la bibliotecaria sonreía mientras él se acercaba, cómo le daba una servilleta con su número y cómo Kendall sonreía con su sonrisa de propaganda y salía.
—Yo también me voy —dijo una voz agudita —tengo una fiesta con mis chicas —era la "Woooh" —así que bebés, nos vemos en la escuela, los amo —nos dio besos a todos y un abrazo muy fuerte a Alberto, olía rico. Ñam, ñam. Mucho perfume pero me gusta. Por decirlo así todos en ese grupo se gustaban, qué jodido todo.
Sólo nos quedamos Emily, yo, Charlie y Andrew. Yo miré el reloj, no tenía nada qué hacer ni a dónde ir, así que di por buena idea quedarme aquí, a no seeeeeer....
—¿No quieren ir a ver qué hace Kendall con Marco? —sugirió Andrew, el idiota —No sé, podríamos ser cómo un espía en Misión Imposible.
—Pero, ¿No está mal, eso? —dijo Emily —No lo sé, pero si todos aceptan yo estoy de acuerdo.
De Charlie se escuchó un ronquido. Eso es un sí, para mí. Yo, sólo asentí. Andrew y Emily hicieron lo mismo. Recogimos todo de la mesa y de las sillas y salimos.
—¿Taxi o Autobus? —dije.
—Taxi —dijieron todos al unísono —Bueno, no es mi culpa si nos cobran de más.
Alcé mi brazo y llamé un taxi. En seguida paró y todos nos subimos. Le dimos una dirección y empezamos a conversar. Se hicieron 30 minutos y nos cobraron 10 dólares. Por Dios, malditos taxistas. Nos bajamos y en seguida vimos a Kendall y a Marco. Estaban tranquilos, normales, sentados en una mesa, compartiendo un milkshake, tomados de la mano...Sí, esto no es normal, pero no me sorprende.
—Wow, la cosa va en serio —dijo Charlie —aunque no me sorprende en lo más mínimo.
—Pues, ni a mí, pero sólo quería ver lo que hacían —dijo Andrew mírandoles fijo —¿Les parece si nos sentamos y tomamos algo?
Todos fuimos a una mesa no tan alejada de Kendall para poder ver lo que hacían. La camarera se acercó y todos pedimos un MilkShake de Oreo. En toda la tarde Kendall y Marco, no hicieron más que verse la cara, conversar y tomarse de las manos. Nada interesante. Por nuestra parte, yo, regué el MilkShake por toda la mesa y me ensucié la camisa que llevaba puesto. Para mi mala suerte es blanca, parece vómito. Reímos y conversamos toda la tarde, Andrew bromeó con la estúpidez que hice y todo el mundo se reía. Ya se hicieron las 9 pm y ya se habían ido Kendall y Marco, sólo nos hallabámos nosotros en ese bar y claro, con más gente que a nadie le importa.
—¿Ustedes se quedan o se van? —me levanté —porque yo, ya. Nos van a pedir credenciales de mayores de edad y no la tengo aquí.
Andrew y Emily se miraron.
—Eh..., yo y ella, nos quedamos —le sonrió.
—Entonces, les dejo solos, no quiero estar aquí y escuchar sus cursilerías. Stephan, vamos —se levantó y se puso junto a mí.
—Bueno, pues...eh.., ¿Qué le digo a Sara? —miré a Andrew y vi que se puso nervioso.
—Este..., que más tarde voy, que no se preocupe y que le quiero —ese quiero le salió muy forzado.
Asentí.
—Vamos, Charl, dejemos a estos dos solos.

Llegué a mi casa y ahí estaba Sara, pero no sabía por qué si es mi casa.
—¿Dónde está Andrew? Lo he llamado toda la tarde y no me contesta.
No le iba a decir dónde estaba.
—No lo sé, no quiso venir conmigo, pero no sé dónde está y vamos, sal, que no es tú casa y Andrew no te ha invitado a quedarte —dije frío y sin darle mucha importancia. Sara me hizo caso y salió.
—Le dices que me llame, si es que quiere continuar con esto.
Asentí y escuché el portazo. En realidad, no le iba a decir nada, yo quería que se quede con Emily. Así que era mejor dejarlo así. No dormí durante toda la noche, no podía, no sabía por qué. Y escuché cuando llegó Andrew, él se durmió. Yo, creo que dormí dos horas. Desde las 5 hasta las siete, no entendía cómo me iba a despertar para ir a la casa de mi abuela. Diablos.


El último cigarro...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora