Capítulo 5

59 5 2
                                    

Temprano en la mañana.

  —¡Demonios! Voy a llegar tarde—dije corriendo hacia el control de pasaportes. Había muchísima gente allí, no me dejaban pasar. Y todo ¿Por qué? PORQUE NO DORMÍ ANOCHE, NADA DE NADA. Me choqué con una chica muy simpática, era pelinegra, tenía pecas y sus ojos eran color miel. Ambos terminamos en el suelo. Me miró con cara de asco. Yo me sonrojé. 

—Lo siento —dije, parandome —¿Te ayudo? 

Extendí una mano pero ella se levantó sola.

 —Disculpa aceptada, ahora quítate de mi camino, por favor. 

 Me di cuenta de que iba a una convención o algo así, porque llevaba un carné con su nombre, apellido y edad. 

 —¿Te pusieron eso para que no te pierdas? —señalé hacia su pecho donde se encontraba el carné, tenía que hacer algo por ser tan grosera conmigo.

 —¿Qué has dicho? —regresó hacia mi lugar, y se posó cerca de mi cara. Su expresión era de rabia y enojo. Creo que era mejor no decirle nada más. En su carnet se leía <<Nebulus Parker, 16 años, Liverpool>>. Saqué un papel y un esfero.

 —¿Qué estás haciendo?

Me limité a mirarla, acabé de escribir y le metí la tarjeta con mi nombre y número en el bolsillo de atrás del vaquero. Si tuviera novio creo que ya me hubiera pegado, o su novio me hubiera matado.

 —Hasta luego, Neb —le sonreí -cosa que ella no hizo, sólo me gritó idiota y se quedó dónde estaba- y seguí con mi camino, tenía que seguir corriendo. La hora de mi vuelo... Oh, diablos. Corre, corre lo más rápido que puedas Stephan, 1...2...3... 


 Corrí tanto como pude, y lo que me encantó fue que no llegué al vuelo, lo perdí. Tanto sudor, tantas fuerzas para que el maldito avión se vaya. Mierda, mis padres me matarán, es mi culpa, sí. Por distraerme con una chica. Qué bobo soy. Me acerqué donde la señorita que recogía los tickets, y me dio otro vuelo. Era dentro de 6 horas. ¿Qué carajos voy a hacer en un aeropuerto por 6 horas? Me senté, y esperé. Saqué un libro de mi maleta, y empecé a leerlo. Creo que me quedé dormido porque luego de un momento alguien se acercó y me dio un golpecito en el hombro. 

—Oye tú, ¿Stephan? —no reconocía su voz, no sé quién diablos era. Pero era una chica. Chica = Neb. ¿Qué?  Volteé inmediatamente y sí, era ella. Me sorprendí muchísimo, me paré. 

 —¿Sí, señorita histeria? 

—Cállate —frunció el ceño, se veía muy bonita. Era más bajita que yo, pero no por mucho. Mientras yo contemplaba su rostro y cuerpo, ella se sacaba algo del bolsillo —Se te cayó cuando saliste disparado, justo después de que me tocaste el trasero.
Era mi billetera, la tomé.  

 —Ay, y yo pensé que venías porque te toqué el trasero —se sonrojó y me miró —¿A dónde vas? 

 Se dio la vuelta y siguió caminando. Vaya que era rara, pero algo en ella me atraía, no era sólo su físico. La seguí. 

 —Dije, ¿A dónde vas? 

—No es de tu incumbencia. 

 —¿No? Bueno, entonces dime, ¿Por qué te estoy siguiendo?

 —Porque eres un necesitado, quieres a una chica para jugar con ella, y hacerla sufrir. Lo siento, bórrame de la lista. 

 Me reí, no quería eso. ¿Por qué todas piensan así? Ya sé que era un idiota antes, pero ya no. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 05, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El último cigarro...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora