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¿Había escuchado bien? Quería creer que no, pero el ver la cara de asombro de Zorman y el completo nerviosismo de Noni le confirmaban que efectivamente había escuchado bien y era verdad. Sus ojos violetas lo miraron de forma intensa, como si quisiera penetrar su cerebro y extraer todo lo que había dentro. Quería hacerle miles de preguntas en ese momento, pero ninguna palabra podía salir de su boca de la impresión, más sin embargo reacciono cuando el científico, que hace unos momentos estaba envuelto en sus brazos, salió disparado para tomar el cuello de la playera de su empleado y comenzar a zarandearlo en busca de respuestas. La desesperación de Zorman podía escucharse entre los gritos, y claro que Tanizen podía comprenderlo, pero... Ver la cara de miedo de su empleado vacuno al ser sujetado de tal forma logro hacer que este reaccionara e interviniera en la forma en que estaban tratando a su amigo. 

-Zorman, suéltalo ya -exigió Tanizen agarrando las manos del mencionado con brusquedad para que este soltara la playera. 

-Tanizen, ¿Qué no lo entiendes? Él estuvo anoche con Drako, ¡Mi pareja! Necesito saber por qué mierda estaban juntos y dónde, ¿Es mucho pedir? -Grito exasperado Zorman mientras nuevas lágrimas comenzaban a amenazar con salir, pronto su voz se quebraría. 

  - ¡Basta! -Gritó el rubio, logrando que el exasperado científico soltara por fin a su empleado, quien tiritaba del miedo, ¿al ser tocado o al ser zarandeado? No lo sabía con exactitud, pero después lo averiguaría.  -Zorman, entiendo tu desesperación, y entiendo que quieras respuestas de inmediato, yo igual, pero esa no es justificación para tratar así a Noni. 

-Pero... -Quiso replicar, pero vio como la vaca, su amigo, temblaba de miedo, manteniendo la mirada en el suelo mientras apretaba con fuerza sus dedos. Solo al verlo, supo que su reacción no había sido la correcta, y más sabiendo que el comportamiento de Noni había cambiado tan drásticamente y se mostraba más temeroso, así que tomo aire e intento retenerlo por un tiempo antes de exhalarlo exageradamente, logrando calmarse. -Tienes razón, perdóname Noni por tratarte de esa manera. 

Más, sin embargo, no obtuvo ninguna respuesta verbal. Tenía que contenerse y tranquilizarse un poco, debía darle tiempo para que se calmara y comenzara a soltar toda la información, así que no le quedo de otra más que dejarle todo el trabajo al rubio, quien al ver la mirada de súplica de Zorman, comprendió todo y le toco el hombro en respuesta, como si esta pequeña acción le dijera al científico: ''Déjamelo a mí.''

-Noni... -Quiso acercarse al mencionado, pero al ver como este se estremecía ante la cercanía, decidió guardar la distancia para no abrumar más al chico - ¿Cómo que Drako estaba contigo anoche? ¿Dónde estaban? 

-Yo... -La voz de Noni temblaba, y se notaba, y odiaba eso, los nervios podían jugarle en contra en esos momentos donde necesitaba que su mente trabajara rápido para dar alguna excusa o una buena explicación que disfrazará la verdad. -Ayer... Me lo encontré por casualidad... 

- ¿Casualidad? -La impresión era notoria en la voz de Zorman, olvidando que debía mantenerse callado, obteniendo una mirada de advertencia del rubio

-Noni, ¿Puedes explicarnos exactamente qué sucedió ayer? -Pregunto de la forma más suave posible Tanizen para hacer que su amigo se calmara. Lo conocía mejor que nadie (o eso creía él), y sabía que alterarlo solo provocaría que tartamudeara y no pudiera explicarse bien. 

-Yo... Saliendo de aquí decidí ir de aventura, y... Me encontré a Drako cerca de los portales, dijo que quería conseguir materiales para algo que quería hacer en su casa, así que yo... Yo lo invite... De haber sabido que ocurriría esto... Yo... -La voz de Noni se apagó al mismo tiempo que las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas, sorprendiendo a ambos chicos. 

-No, Noni, no es tu culpa... -Dijo Zorman desesperado, pues su intención nunca había sido hacer llorar a la vaca. -Es solo que Drako... 

-Zorman... -Interrumpió Noni con una voz ronca y seria, y por primera vez en mucho tiempo, miro fijamente al científico a los ojos. 

Tanizen estaba más que sorprendido, estaba de alguna forma asustado. Claro que había visto a Noni en ocasiones molesto, lanzando maldiciones a lo loco e incluso peleando con varios chicos del Pueblo Naranja, pero... Esto era diferente, y lo sabía. La mirada de Noni, sin una chispa de brillo ni emoción, mostraba un enfurecimiento atroz, un odio inexplicable hacía Zorman, una mirada tan penetrante que logro estremecer a ambos chicos, y una voz tan ronca que les puso los pelos de punta. Y el ver así a su amigo, un pensamiento surgió de la nada y se instaló en la mente de Tanizen, un pensamiento que podría hacerlo llorar en la oscuridad... ''Ese no era su Noni''. 

- ¿Sabes que es lo que odio de la gente como tú, Zorman? -Pregunto Noni acercándose, para sorpresa de ambos, mostrando una cara de aberración total. - Que asumen que estamos haciendo algo malo, cuando nosotros somos las victimas... ¿Por qué culpas a Drako cuando tu fuiste quien lo provoco? 

- ¡Noni! -Le regaño Tanizen, pero el mencionado simplemente lo ignoro. 

- ¡Tu tuviste la culpa! ¡Bien merecido te tienes ese golpe! -Grito a mas no poder Noni, temblando de ¿miedo?

La habitación quedo en un silencio abismal, y fue ahí cuando Noni reacciono. Nunca había gritado de ese modo, nunca había mirado tan mal a otra persona, nunca se había expresado así... Y se odio otra vez. Ver la cara de tristeza de Zorman y la de enojo de su mejor amigo Tanizen le partió el corazón. Ellos no tenían la culpa de sus desgracias, pero... se desquito con ellos... Y ya no podía retractarse de sus palabras. 

-Yo... Lo lamento... -Su voz le temblaba al hablar, quería llorar, no se atrevía a mirarlos a los ojos, no quería mostrarse más débil y patético de lo que ya era. 

Pero no obtuvo respuesta por ninguno de los dos... Solo el llanto silencioso de Zorman y el consuelo del rubio. Era claro que estaban molestos con él, y lo merecía... Merecía el odio de todo el mundo. Las palabras de Drako regresaron a él como un golpe que no te esperabas, palabras de la conversación que habían tenido la noche anterior, cuando el terror momentáneo se había terminado y su orgullo hubiera sido nuevamente pisoteado.

 ''Creo que vivir se volvió mi castigo''

Y tenía toda la razón... El simplemente respirar le causaba dolor, pero no uno físico, sino uno interno, de esos que quemaban y te hacían retorcer del dolor, donde querías gritar, pero simplemente no podías pedir ayuda... Ese era su castigo, y lo odiaba. 

Aquella misma noche, encerrado en la habitación que Tanizen le había prestado (no sentía que fuera suya, se sentía como un intruso en la casa), se debatió internamente si lo que estaba haciendo era lo correcto o estaba bien... Pero... Los recuerdos eran tan dolorosos como aquellos días oscuros, y no tenía salvación, sabía que viviría con ellos el resto de su miserable vida... Y la navaja nuevamente le confirmo que podía aliviarle un poco de su dolor interno por uno físico, y nuevamente se cortó. 



Permiteme SanarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora