•04•

65 8 0
                                    

El ruido de la cinta adhesiva pegándose en las cajas de cartón era lo único que podía escucharse en la sala de Noni y sus alrededores. Le dolía la espalda de estar encorvado gran parte del tiempo mientras acomodaba sus cosas dentro de cajas de cartón... Quien diría que su vida entera cabría perfectamente en simples cajas de cartón. Una vez termino de cerrar dicha caja que contenía ropa, la levanto y la puso en una esquina, junto con otras tres cajas. Cansado, se sentó (dejo caer) en el sillón de la sala, soltando un suspiro de cansancio, ahora solo tenía que esperar a que Tanizen llegara con su camioneta y le ayudara a subir todas sus cosas.

Aquella conversación seguía muy presente en la mente de Noni, quería una explicación del comportamiento de su jefe y mejor amigo, pero por más que le preguntará, el rubio evadía sus dudas con temas relacionados con la tienda y el trabajo, por lo tanto, decidió resignarse al tercer día desde que Tanizen llego a la tienda.

(Una semana atrás)

Noni ya se encontraba en la tienda ''Empéñame esta'', era raro para las personas verlo llegar tan temprano al trabajo, considerando que siempre había sido el último en llegar a todos lados, pero claro, nadie sabía las verdaderas razones que le obligaban a salir desde muy temprano de su casa, y eso estaba bien para él... Que nadie supiera nada... La puerta de la entrada se abrió y la alarma de llegada sonó, haciendo que Noni dejara de perderse en sus pensamientos y volteara al sonido.

-Bienvenido a Empalas... ¡¿Jefe?! -Gritó sorprendido la vaca al ver al mencionado entrar, su aspecto no era del todo bueno, tenía unas ojeras muy pronunciadas, su cabello no estaba peinado, y su ropa estaba arrugada, además no era el uniforme de la empresa, y el jefe jamás llegaba con otra ropa que no fuera la de su amada tienda. -¿Pero qué le paso?

Tanizen no contesto nada, pero lo miro fijamente, Noni podría decir que era cosa de las ojeras, pero sentía que aquella mirada del contrario quería penetrar su cabeza, y eso comenzó a incomodarlo. Quería acercarse para examinarlo, pero no podía hacerlo sin que su cuerpo comenzara a temblarle, así que solo pudo quedarse quieto, con la vista yendo a todos lados menos a la otra persona que tenía frente a él.

El rubio, al comprobar que efectivamente Noni no se le acercaría, decidió tomar la iniciativa y con paso lento se le fue acercando, teniendo un efecto en Noni, quien comenzó a retroceder con algo de miedo, hasta que se topó con pared. No podía ir a ningún lado, y su jefe se seguía acercando a él, y eso comenzó a asustarle... Su corazón palpitaba tan rápido que sentía que en cualquier momento se le saldría del pecho, sus manos empezaban a sudarle, su cuerpo a temblarle, comenzó a agitarse, mientras sentía que se asfixiaba, y lo único que pudo hacer en ese momento, fue cerrar los ojos con fuerza.

-Noni... -La voz ronca de Tanizen le hizo abrir los ojos. Su amigo se encontraba a unos cuantos centímetros de él, mirándolo fijamente con esos ojos violeta que mostraban cansancio y otra cosa indescifrable.

-¿Si...? -Fue lo único que salió de su garganta, la cual sentía oprimida.

-Vente a vivir conmigo, -soltó de pronto el rubio sin dar rodeos. La cara de Noni mostraba confusión absoluta, y al ver que la vaca pensaba decir algo, prosiguió, -empaca todas tus cosas y busca un lugar para tus animales, te daré una semana.

-¿Cómo? ¿Pero... Qué está diciendo jefe? -Eran las únicas preguntas que lograron salir en medio del shock. ¿Vivir con Tanizen? Si el rubio era una persona que le gustaba estar solo y mantener su vida en privado, ¿cómo es que ahora quería que viviera con él?

-Que quiero que vivas conmigo, y no está a discusión, ¿de acuerdo? -Dijo con autoridad mientras retrocedía unos cuantos pasos, la bomba ya había sido soltada.

Permiteme SanarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora