HELLISH FEEL【 𝗛𝘂𝘀𝗸𝗲𝗿𝗥𝗮𝗱𝗶𝗼 】

O2┃Cinnamon Deer.

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Lo ocurrido ese día marcó un claro antes y un después en su no-vida.

El tiempo perdido dejó de importarle.

Las malas experiencias dejaron de importarle.

Lucifer dejó de importarle.

Han sido los mejores meses de su vida, y aunque a veces recae en la tristeza y los recuerdos vagos que los fragmentos de lo que creía era la verdadera manera de amar, no deja que eso le arruine el como vive ahora.

Fue difícil en un inicio, pese a aceptar que Husk lo ayudara a tener un mejor concepto del amor; ese amor que no duele ni lastima a nadie, sombras errantes de los años en ese matrimonio aún acechaban.
Pero con un beso cálido, una tierna caricia y una sonrisa sincera sus nervios disminuían.

Ahora todo era...mejor.

Podía mirarse frente a un espejo y no sentirse horrendo.
Podía andar con libertad, sin temor a cometer una equivocación y que esta lo condenara a recibir un trato frío por quien se supone lo ama tal y como es.
Podía dejar de sentir miedo y no cohibirse a sentirse vulnerable.

Porque sabía que esas lágrimas de pena y vergüenza serían secadas con la gentileza que ameritaba. Sus heridas emocionales serían curadas con la delicadeza que necesitaban y el tiempo necesario. Su corazón podría sentir tanto como pudiera sin sentirse culpable, débil o patético.

Y no podía estar más agradecido por eso.

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El hotel de la princesa ha tenido gran impacto estos últimos días, razón por la que muchos pecadores se han hospedado y hasta el momento siguen haciéndolo. Charlotte podría decirse que está mínimamente complacida con ello, así que decidió hacer una pequeña celebración tanto con el personal como con los –sorprendentemente muchos– huéspedes.

Razón por la que Alastor se encontraba siguiéndola –junto a Vagatha– de aquí para allá, puesto que la azabache estaba totalmente indecisa con la decoración.

—Oh, ese es muy llamativo —Vagatha pareció entusiasmada.

—No, es muy colorido —rechazó Charlotte.

Alastor chasqueó los dedos y la decoración volvió a cambiar.

—Ah mira, ahora es más formal —la de cabellos grises observó asombrada los detalles dorados en la decoración.

—No, es demasiado opaco. —otro chasquido. Otra vez la decoración cambió.

—Oww, que adorable —Vagatha se acercó a palpar las pomposas cortinas de tonos crema—. Quisiera unas así en mi habitación.

—Si gustas, querida, puedo-

—¡Con un carajo, Vagatha! Que gustos tan insípidos tienes —interrumpió la princesa, mordaz, antes de continuar con la inspección—. No, ¡Esto es muy simple!

Se quería arrancar los cabellos, ¡Nada la complacía! Y si nada la complacía, las cosas se tornaban violentas para más de uno.

—¿¡Qué acaso no puedes hacer nada bien!? —se giró hacia el ciervo, apuntándolo con su dedo mientras sus cuernos azulados salían a la luz—. ¡No eres más que un inútil bueno para nada! Con razón padre te abandonó.