O1┃Cherry.

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ೋღ 🥀 ღೋ

Sabía que sería difícil.

Desde un inicio, claro que lo supo. Después de todo, Lucifer no era alguien fácil de complacer ni menos tener su confianza. Lo supo desde el primer momento en el que cruzaron palabras en la visita que hizo al hotel de su engendro –es decir, Charlotte–. Sin embargo, su lado masoquista se sintió inmediatamente enganchado con la actitud fría y sádica del rey –por no decir que sintió sus piernas temblar con solo estar cerca suyo–.

Pero ahora, solo podía temblar de la desdicha. La impura desdicha que asediaba su pobre alma deprimida tras su más reciente descubrimiento.

Lucifer le había estado siendo infiel.

Un momento, pero ¿Cómo? Ellos dos no habían formalizado algo... ¿O si?

Para desgracia de Alastor, su insistencia dió frutos y, de alguna u otra manera su patética e insignificante existencia le pareció lo suficientemente interesante a Lucifer como para que de alguna manera ambos terminaran juntos y, eventualmente, contrayendo nupcias.

Pero era más que claro que Lucifer no lo amaba.

Solo era un juguete, un tonto y obediente cervatillo sediento de afecto que rogaba por su atención.

Y eso no podía parecerle más repugnante.

Lo odiaba.

Odiaba verlo llorar cuando no le daba el trato dulce que esperaba, odiaba verlo contener los hipidos o ver sus orejitas agacharse de la tristeza, odiaba tenerlo cerca y, por sobretodo; odiaba ser su esposo.

Ni siquiera entendía por qué seguían casados. O tal vez si. Sabía que si se divorciaba de ese estúpido ciervo, este terminaría inundando el palacio con sus lágrimas de cocodrilo.

Era demasiado débil.

Demasiado patético.

Por ello, desde hacía algún tiempo había empezado a verse con varias súcubos a escondidas del demonio azulado. En un principio trataba de ser discreto, pero ya para este punto poco le importaba y ya ni se molestaba en ocultar las marcas en el cuello o el rastro de labial en su piel.

Alastor no lo había notado, o tal vez si, solo que estaba encerrado en su propia fantasía en la que tenía un matrimonio soñado con el esposo perfecto y una hijastra cariñosa –cosas que, evidentemente, no tenía–.

Pero este día, justo este día, ambos habían tenido una discusión muy fuerte en el hotel de la princesa.

Todo empezó por las dichosas marcas en el cuello y que, tras ignorar a Alastor y que este nuevamente tratará de aparentar normalidad aunque de sus ojos se escurrieran varias lágrimas. Cansado de su actitud tan dócil y este matrimonio, le exigió el divorcio y, efectivamente, le echó en cara todas las veces en las que le fue infiel. Todo por querer ver una reacción digna de un demonio tan poderoso como él, pero solo recibió más lágrimas y que, cuando trató de irse, este se pusiera de rodillas y le rogara que no lo hiciera.

Pero ya era muy tarde. Lucifer estaba harto de él y, sin medir palabra alguna, se fue del hotel.

Abandonándolo.

HELLISH FEEL【 𝗛𝘂𝘀𝗸𝗲𝗿𝗥𝗮𝗱𝗶𝗼 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora