4.ΝΑΟΣ | TEMPLO

4 1 0
                                    

Ese día Tártaro pidió a papá que me dejara ir a verlo para que aprendiera a manejar mis poderes, ya que si no los manejaba bien podía causar un desastre y quien mejor que la personificación del Tártaro para que me enseñara a controlar mis poderes sobre ahí. Papá estaba reacio a la idea de que me separara de él, desde que nací y el crecimiento avanzado empezó era muy unida a él, pero papá terminó aceptando y a veces iba conmigo.

Pasábamos tiempo y aprendíamos con los seres primordiales a controlar todos nuestros poderes que nos habían sido otorgados.

Cuatro meses después al palacio de los emperadores, al de los astros y al del inframundo llegaron unos pergaminos de las Moiras, fueron leídos y nos los mostraron, sus contenidos decían a lujo de detalle cuáles eran mis dominios, los de Atlas y los de Helios, con cada responsabilidad que se debía cumplir.

Mis dominios eran: la vida, la familia, el hogar, el matrimonio, la maternidad, el embarazo, el Tártaro, protectora de los reinos e imperios y sus riquezas.

Los de Atlas eran: la fuerza y los hombres.

Los de Helios eran: el sol, la luz solar y el día.

Cada uno con un dominio, pero ni eso nos separaba.

Sonreí al recordar esos tiempos.

— ¿Por qué sonríes? — me preguntó Atlas viéndome

— Recordé cuando conocimos a Kaos y a Tártaro — respondí con una sonrisa en mi rostro

— Un magnífico recuerdo — dijo Helios volteando su rostro para verme

— ¿Tú conoces a los seres primordiales Aetherios? — mi curiosidad me hizo preguntar

— No alteza, no he tenido el placer de conocerlos ya que soy un dios menor — me respondió Aetherios

— No te preocupes ya los vas a conocer — lo mire con una sonrisa mientras tomaba su mano — son seres muy amables e increíbles, yo llevo mucha parte de mi vida conociéndolos — hizo una o con su boca — Tártaro es mi favorito, muchos creen que es malvado, pero no es así, al menos no conmigo — le di confianza —

— A ti te adora Hera, te quiere como si fueras su hija — Atlas se rio un poco — pero aun así debe de ser algo malvado, después de todo es el Tártaro —

— Tal vez si sea malo, pero ha de serlo con las personas que se lo merecen — Helios le dijo encogiendo los hombros

— Sí, solo es con quien lo merece — dije sobre Tártaro — ¿Cuál es tu dominio Aetherios? —

— Soy un dios menor de las tormentas eléctricas, alteza — dijo mirándome

 — ¡Oh! Un buen cargo–sonreí para él, Atlas se rio en voz baja recibiendo una mirada amenazante de mi parte y vi como la sonrisa de Aetherios se apagaba un poco — no le hagas caso — dije en su oigo percibiendo como su sonrisa volvía — no me digas ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— ¡Oh! Un buen cargo–sonreí para él, Atlas se rio en voz baja recibiendo una mirada amenazante de mi parte y vi como la sonrisa de Aetherios se apagaba un poco — no le hagas caso — dije en su oigo percibiendo como su sonrisa volvía — no me digas "alteza" solo dime Hera —

HERA: TITANOMAQUIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora