Eran como las 4 de la tarde cuando llegamos a la cascada, Atlas frenó la camioneta y bajamos todos del auto, me quité los tacones que tenía puestos y los chicos procedieron a quitarse los zapatos, entramos en el camino que conducía a la cascada.
Atlas se introdujo primero en el lago y me tomo de la cintura para ayudarme a bajar. Después Helios y Aetherios también se metieron, caminamos hasta donde el agua caía, posé mi mano sobre el agua irradiando luz, la cascada se volvió menos gruesa, la cruzamos mojándonos con el agua que al pasar se secó sola, invoqué mi cetro y con la punta toqué el portal de luz que se alzaba al frente, usándolo como una llave.
Atlas tomo mi mano, al momento en que solté mi cetro que desapareció cuando lo solté, un remolino se empezó a formar en nuestros pies
— Agarra mi mano y no la sueltes, Aetherios — le ofrecí mi mano a Aetherios, Atlas la suya a Helios y así todos estábamos entrelazados cuando la energía del portal comenzó a fluir por nuestros cuerpos, como reflejo agarre más fuerte las manos de Atlas y Aetherios, nos transportó a un lugar inmenso, no se le veía principio ni fin, llegamos a la entrada del reino de Kaos. vimos a un hombre mayor a lo lejos que era el guardián de la entrada y en un parpadeo estaba en el frente
— Princesa Hera — hizo una reverencia hacia mi — Alteza Atlas — lo reverencio — Alteza Helios — por último a Heli
— Bienvenidos sean ¿anuncio su llegada, su alteza? —
— Sí, por favor —
— Bienvenida — dijo haciendo una reverencia y desapareció, un remolino se volvió a crear, llevándonos a la entrada del palacio donde vivía Kaos.
— Ya podemos ponernos los zapatos, chicos — ya los podíamos usar porque este ya no era un terreno tan sagrado como el portal, aunque si lo era para deidades poderosas como nosotros era algo menor.
La puerta del palacio se abrió y sonreí emocionada, vi a Tártaro salir por la puerta y pararse tras dar unos pasos. Iba acompañado de otras deidades. Desde donde estaba me acomode para dar mis saludos formales
— Saludo a Tártaro , rey del Tártaro — dije viéndolo a los ojos, el inclino la cabeza
— Saludo a la princesa del cosmos y reina del Tártaro — tras decir eso abrió los brazos, yo sonreí y caminé hacia él, llegué a sus brazos y nos dimos un fuerte abrazo, no hace mucho nos habíamos visto, pero éramos muy unidos, amábamos pasar tiempo el uno con el otro, entonces unos cuantos días eran una eternidad.
— ¡Tártaro! No sabes cuando te he extrañado —
— No más que yo mi reina —
Atlas y Helios llegaron hasta donde estábamos e hicieron una reverencia.
— Tártaro — dijeron al unísono
— Atlas — inclino su cabeza en su dirección — Helios — lo mismo
— ¡Ay, ya eres un año más vieja! —
— ¡Oye!, tú eres más grande que yo así, que tú eres el anciano de nuestra relación — protesté, nos pusimos a reír hasta que su mirada se desvió hacia atrás, su mirada cambio, mira hacia donde miraba y vi a Aetherios
— ¿Quién es el nuevo, estrellita? —
— Él es Aetherios, me lo "regalo"... — hice comillas con mis dedos — mi mamá —
— ¿Te lo regalo? —
— Sí, está aquí porque es mi nuevo guardaespaldas —
— Me presento majestad, soy Aetherios, dios de las tormentas eléctricas,
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HERA: TITANOMAQUIA
AcakSoy una titánide... hija del tiempo. Sin límites y bendecida por todos. Pero ahora no sé qué se supone que sea. Extraño mi casa. Extraño a mi familia. Y, más que nada, extraño a mi padre. Siento que los abandone para sobrevivir. Para que estuviéram...