Phillip llegó al baile con el corazón y la mente cargados de incertidumbre. Las palabras que había leído en los panfletos de Whistledown seguían resonando en su cabeza: Eloise Bridgerton estaba feliz con sus pretendientes y, según el escrito, ya había recibido dos propuestas de matrimonio. Esa revelación lo dejó perplejo.
Al cruzar el salón, su primer impulso fue buscarla. No tardó en encontrarla, rodeada por Colin y Penelope, riendo con una despreocupación que lo descolocó aún más. Eloise parecía completamente ajena a la tensión que él sentía. ¿Podría ser verdad lo que decía Whistledown? Si lo era, ¿qué significaba entonces lo que había sucedido entre ellos? Ese beso que compartieron había removido algo profundo en su interior, pero ahora Phillip se preguntaba si solo él lo había tomado en serio.
La duda lo invadió. ¿Y si Eloise solo había actuado por obligación? Quizás se sintió forzada por las circunstancias. No podía soportar la idea de que lo hubiera besado por mera cortesía o, peor aún, por un sentido del deber impuesto por la sociedad. Con cada paso, la idea de acercarse a ella se desvanecía, y esa confusión lo detuvo en seco. ¿Debía enfrentarse a ella solo para descubrir que sus sentimientos no eran más que una ilusión?
En ese momento, Cressida Cooper, siempre astuta, apareció ante él con una sonrisa calculada. Lo invitó a bailar, y Phillip, perdido en sus pensamientos, aceptó sin pensarlo demasiado. No era que deseara la compañía de Cressida; de hecho, no tenía ningún interés en ella. Pero bailar con ella era una distracción, una forma de evitar el doloroso encuentro con Eloise mientras intentaba aclarar lo que realmente sentía.
Mientras giraba por el salón con Cressida, sus pensamientos seguían centrados en Eloise. ¿Qué significaba realmente ese beso? ¿Había sido un indicio de algo más o simplemente un momento impulsivo? Phillip necesitaba tiempo para ordenar sus emociones, pero temía que, mientras él buscaba respuestas, Eloise ya hubiera tomado una decisión. ¿Y si Whistledown tenía razón y ella estaba destinada a otro?Justo entonces, escuchó una voz que lo sacudió:
-¿Un viudo con hijos? Por favor, eso no es para mí.
La sangre se le congeló. No podía ser verdad. Las palabras de Eloise no encajaban con la imagen que tenía de ella. De pronto, todo lo que había ocurrido entre ellos parecía un error, un malentendido que lo había llevado a albergar falsas esperanzas. Ese beso... ese maldito beso.¿Había sido solo un momento impulsivo, algo que Eloise hacía porque creía que estaba obligada? Phillip comenzó a preguntarse si alguna vez había habido algo real entre ellos.
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La noche siguiente, después de llegar del almuerzo en casa Bridgerton, en su casa alquilada de Londres, Phillip reflexionaba sobre el baile y el confuso encuentro con Eloise cuando un golpe en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Colin entró furioso, con los ojos encendidos de ira.
-¡Tú! -gritó, señalándolo con el dedo-. Viniste a mi casa, comiste mi comida, ¡y no se te ocurrió pedir la mano de mi hermana menor?
Penelope apareció detrás de él, intentando calmar la situación.
-Colin, espera. Él no lo sabe -dijo suavemente.
-¿Cómo no va a saberlo, si fue él quien la besó? ¿Lo niega?
Phillip, atónito, no tuvo tiempo de responder antes de que Colin lo tomara por el cuello, amenazándolo con decidir entre irse de Londres o casarse con Eloise.
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La Ciencia del Amor
FanfictionCuando la señorita Bridgerton decidió publicar aquel Whistledown, creyó estar actuando conforme a sus convicciones. Sin embargo, no fue sino hasta que llegó a la casa de un viudo reciente, acompañado de dos traviesos niños, que realmente tuvo la opo...