Balas

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Draco, Neville y Harry miraban como el fuego cubría un área de 2 metros en línea recta, un soldado, completamente protegido, apuntaba hacia el diario de Tom Riddle con su lanza llamas a máxima potencia.

Fueron unos 15 minutos sumamente largos, detrás del vidrio protector mientras los jóvenes magos, junto a sus amigos muggles hacían porras.

- señor ya no tengo más gas

- bien, apaga el equipo y ve a refrescarte, hiciste un buen trabajo - dijo Steve a traves de la radio

El soldado apago el equipo y se retiro hacia las duchas, los adolescentes salieron a trote de la cabina de protección ni menos el mayor abrió la puerta y corrieron hacia el diario que estaba amarrado en una barra de metal.

- ven alguna diferencia? - cuestión Glen

- las puntas están algo quemadas - señaló Adam

- todo es gas y calor... solo para que se le quemen un poco las puntas? - protesto Glenda

- es un avance, usamos fuego mágico y no le hizo un rasguño - comento Severus acercándose- alguna otra idea destructiva mocosos?

- acido

- no nitrógeno líquido

- disparamosle con un tanque

- no podemos meterlo a un horno industrial?

-y si lo lanzamos a la turbina de un avión?

Los menores comenzaron a lanzar idea, tras idea mientras Steve los miraba sonriendo y Severus negaba con la cabeza.

- bueno, eso tendrá que esperar para despues del almuerzo, además la señora Sprout quería usar la ametralladora en el diario antes de que intentemos otra cosa - dijo el militar

- sigo sin creer que Pomona haya aprendido a usar armas muggles... Merlin se apiade de nosotros si esa mujer se enoja - dijo Severus

- yo quería ver a la tía P golpeando el alma de ese hombre - dijo Adam emocionado

Severus agarro el diario de la estaca de metal y la guardo en su tunica mientras caminaba detrás de los más pequeños.

Fueron en dirección al comedor, pasando por áreas enormes donde varios soldados entrenaban, deteniéndose brevemente en el campo de tiro, donde Pomona, Sirius y Remus estaban siendo instruidos por varios soldados.

- Steve, ven para acá, de donde sacaste a esta mujer tan adorable, me hace recuerdo a mi abuela - dijo un hombre, abrazado a Pomona por los hombros

La mujer gorrita se veía extraña vistiendo el uniforme militar.

- jajajaja con tus anécdotas de tu abuela recibiendote a plan de escopetasos, no dudo que te haga recuerdo - dijo Steve riendo

- tiene una magnífica puntería, no puedo decir lo mismo del señor Black, si no era por los lentes protectores, se volaba un ojo con la culata del arma

- si... Sirius es un poco em lento  - comento Steve masajeandose la nuca

Severus resoplo y llamó al par de hombres para ir a comer, Pomona también estaba invitada, pero los rechazo para comenzar a dispararle al diario.

La mujer se había tomado personal lo de Voldemort, así que ellos solo fueron a almorzar, planeando meter al diario en ácido después de medio día.

Tom estaba tranquilo dando vueltas en la imagen falsa de la cámara de los secretos que había creado en el diario.

La vida como un alma fragmentada, sin posibilidad de moverse a su antojo, a no ser que posea el cuerpo de alguien era muy aburrida.

En los últimos días había sentido como pasaba de una mano a otra de manera rapida, eso lo hizo sentir curioso, que estaban haciendo con su diario.

Después sintió el calor abrazador rodearlo, como si lo hubiesen metido a un horno, en su espacio ficticio, sintio como las esquinas de su horocrux sucumbian a la calor y se quemaban levemente, lo estaban quemando con algo que no era fuego mágico.

Por suerte la potencia de este era muy baja y al poco rato se detuvo, estaba por cuestionarse que pasaba cuando un golpe lo sacudio.

-pero que? - susurro

A ese golpe le vino otro  después otro, y otro a tal punto que uno logro atravesar su diario, dejandole un hueco en su incompleta alma.

-... ay no

- eso señora Sprot, ya logro traspasar el diario - festejo un soldado

Pomona sonrio de lado y enfoco la ametralladora en un ángulo que lograba impactar todas sus balas en el diario de Tom Riddle.

Poco a poco, bajo la lluvia de balas, el cuaderno se fue convirtiendo en un coladero, hasta que al final solo quedó papel picado, sobre un charco de tinta negra.

Un grito espeluznante resonó en la base, para después quedar en nada, el primer horocrux había sido destruido... a manos de una linda, pero peligrosa mamá tejon.

Ni leon, ni serpiente, TEJONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora