Carnicero ✿ฺ |Colombia X Rusia| OV

3. Si, seducción.

Rusia: se que estás despierto.

Dejó salir su voz gruesa y áspera, parecía que le iba a reclamar. Quizás había algo que se le olvidó limpiar o algún objeto que puso en un mal lugar, esperaba que fuera eso y no algo más grave y que sea cual sea el castigo, esperaba salir vivo de allí.

Rusia esperó en silencio la respuesta de Colombia pero esa respuesta nunca llegó, el cafetero estaba tan aterrado que su voz no salía, era casi como si se hubiera quedado sin cuerda vocales de un momento a otro.

Rusia: Colombia.

Le llamó en un tono más amenazante y con un aura depredadora encendió la luz y se acercó a paso firme hacia la bolita de sábanas que había en la cama.

El castaño empezó a rezar todas las oraciones que se sabía, pidiéndole a todos los dioses habidos y por haber que lo salvaran de ese hombre.

Con brusquedad fue despojado de su escudo acolchado, sintiendo el frío golpear contra su piel inmediatamente. Ahora estaba expuesto ante el asesino y este se veía como si fuera a matarlo justo en ese momento.

Cuidadosamente el cafetero se levantó de la cama, temiendo dar cualquier paso en falso, creía que Rusia en cualquier momento se podía lanzar a acuchillarle.

Colombia: ¿Qué p-pasó?

Se levantó de la cama muy tenso viéndose acorralado como un ciervo en medio de una manada de leones.

Rusia: ¿Has entrado a mi habitación?

Preguntó directamente.

Colombia: no, me dijiste que no entrara y he acatado la orden al pie de la letra.

Se excusó.

Rusia: hay cosas que no están en el lugar en donde las dejé.

Se cruzó de brazos mirándolo amenazantemente.

Colombia: pues, hay ratas aquí, quizás ellas hayan movido algo.

El más alto ladeó la cabeza y entrecerró los ojos, ya se notaba que quería intimidarle a propósito.

Rusia: ¿Estás seguro?

Colombia: si, claro que si.

No sabía como carajos estaba hallando la valentía para contestar así de firme sin que la voz se le quebrara porque estaba tan tenso que hasta la garganta le dolía.

El más alto ante la respuesta del castaño relajó su expresión y volvió a tomar la perilla de la puerta por el lado de afuera dispuesto a salir.

Rusia: tienes razón, mañana me encargaré de eso cuando vuelva.

Sin decir nada más el euroasiático se dio la vuelta y salió de la habitación cerrando la puerta tras él.

Colombia quedó de piedra, de verdad pensó por un momento que Rusia lo iba a matar ¡¿Por qué mierda traía un cuchillo, quien anda con eso en su propia casa?!

Estaba tan pasmado que su cuerpo actuó en automático, dejando la vista tendida hacia adelante casi sin parpadear y se acostó en la cama como si fuera un robot con cada movimiento estático que hacía.

No había duda, la seducción era la salida más viable en esta situación. La amistad era para la razón, el sexo para los instintos de un Alfa así de temperamental.

Ya teniendo por hecho que tendría que coquetear con el rubio si quería vivir, Colombia cerró los ojos costándole bastante volver a dormir. En la mañana estaba seguro de que las cosas se volverían increíblemente incómodas y si quería empezar con el coqueteo no debía perder tiempo.